<
>

Brilla con luz propia

Monfils busca su segunda semifinal de Grand Slam Getty Images

NUEVA YORK (Enviado especial) -- Divertido, extrovertido, con ese carisma que se ve muy poco en un circuito superprofesional lleno de presiones constantes. Es de esos jugadores que el tenis necesita, sin dudas. Gael Monfils, conocido como "Lamonf", cumplió este lunes 28 años, ya fue Top 10 y ahora, siendo 24° en el ranking, es otra vez noticia. Por segunda ocasión llegó a cuartos de final en el US Open y lo motiva especialmente tener que enfrentar a Roger Federer. Es que, además, es el primer año en el que se metió en la ronda de los ocho mejores en dos Grand Slam, tras haberlo hecho en Roland Garros.

El francés afronta su sexto compromiso de cuartos de final en los Majors -ya lo hizo en Nueva York en 2010- y sólo ganó uno de esos, cuando fue semifinalista en París en 2008. Y sabe que es un desafío especial. "Roger necesita ganar, pero yo también tengo mis chances. Aquí jugué una vez con Rafa (Nadal) y fue bastante igualado, así que ¿por qué no?", dijo el galo en conferencia de prensa, tras eliminar al búlgaro Grigor Dimitrov y sorprender a más de uno. Es que Monfils tiene potencial de sobra y, se sabe, si está bien físicamente, es un rival de mucho cuidado.

Claro que eso lo sabe perfectamente el suizo, que le ganó siete de los nueve duelos personales al nacido en París. Justo en su ciudad, en Roland Garros, se dieron los tres encuentros entre ambos en Grand Slam, siempre con victoria de Federer. "Él tiene potencial de top-ten. Creo que puedo hablar esto en nombre de tantos jugadores. Nos encanta verlo jugar", dijo el suizo. Y agregó: "Nuestros juegos coinciden muy bien el uno contra el otro. Esperemos que sea memorable para todos los involucrados".

Un rato antes, Monfils fue muy claro ante la prensa. "Cuando tenga hijos les podré contar que jugué contra Roger", lanzó quien apenas obtuvo cinco títulos ATP aun cuando fue 7° del mundo y acumula 24 triunfos frente a rivales entre los 10 mejores. Descontracturado, suelto, "La pantera" es de esos que se sacan el "cassette" ante los medios. "Le agradezco a Gael por lo que dijo. Lo respeto mucho y espero que no gane", admitió sonriente el hombre récord de la historia de este deporte, que busca en Nueva York poder obtener su 18° título de Grand Slam.

"Me encanta jugar aquí. Tengo una buena sensación en este torneo. Me siento bien. Estoy feliz, así que espero entregar más partidos buenos", contó el francés. Dueño de una derecha potente, su déficit pasa por el rubro mental, por sus intermitencias. Y reconoció que, por su forma de ser, sabe que el día que no quiera jugar más, se retira y listo. "El tenis para mí es un deporte, no es un trabajo. Eso lo tengo claro", remarcó el mismo que se mueve con alegría por el complejo de Flushing Meadows y no tiene inconvenientes en responder ante cada pedido de los fans por sacarse una foto o firmar autógrafos.

Así es Monfils, diferente a la media. De hecho, sorprendió a todos cuando, en un cambio de lado, además de agua mineral, se puso a tomar Coca-Cola en un partido del Abierto de Australia de 2013. "Ya saben, me gusta esa bebida", admitió entre risas en este US Open 2014. El mismo galo que mueve sus piernas, al caminar, de forma displicente, como sin importarle. Y muestra una clara imagen distinta a la de sus colegas. El mismo que baila en cada festejo, que ama la música y la lleva consigo permanentemente en su iPhone. "Ahora que me preguntan, estaba con Beyonce, muchas veces escucho Dancehall. Me gusta el blues, un poco de todo", contó.

A 10 años de convertirse en el mejor junior del mundo y de insertarse en el circuito profesional, Monfils aseguró que, de no haber sido tenista, se hubiera dedicado a jugar al básquetbol y que es fanático de los Detroit Pistons en la NBA. Así es "Lamonf", el que se ilusiona y también contagia a muchos compatriotas. Sabe que está viviendo otra vez días felices y este gran admirador de Arthur Ashe no quiere quedarse con el hecho de estar en cuartos de final. El desafío es mayúsculo y él, con su forma particular de tomarse las cosas, no quiere recargarse de tensiones. No se sale del libreto, de su libreto. Así es y no va a cambiar. Al menos eso parece.