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Historias mínimas de la segunda semana del US Open

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Conexión Bryan
Bob y Mike Bryan volvieron a hacer historia en el circuito: título N°100 como dupla y nada menos que en el US Open. Un hito que los hizo viajar por 30 años de experiencias en cancha: "Recuerdo nuestro primer torneo a los seis años -evocó Bob-. Jugamos la final en singles y salimos campeones en dobles. Luego en Juniors, cuando ganamos en Kalamazoo estábamos tan excitados como ahora. Lo mismo en la Universidad... la noche del título dormí con el trofeo al lado".

¿La fórmula para mantener en el tiempo semejante éxito conjunto? Profesionalismo, pasión por el juego. Talento, claro. Y una particular conexión, que excede los límites de la cancha: "Estamos todo el tiempo en contacto. Si no estamos juntos, nos llamamos y contamos cosas o simplemente decimos: '¿Viste el salto que hizo LeBron?'. O 'mira esta foto'. Es que compartimos el gusto por muchas cosas y tenemos el mismo humor raro que tal vez con él me hace reír y no necesariamente con mi esposa o con otra persona", siguió Bob.

En charla con ESPN, extendieron la idea: "Solemos tener esas historias raras entre gemelos: terminamos las oraciones del otro y cosas así". "Aunque eso sí fue realmente insólito, algo que no se ve todos los días", agregó Mike. ¿De qué hablaba? De una escena de 2011, con los hermanos a cuatro mil kilómetros de distancia y, sin saberlo, en el mismo lugar: Bob en Los Angeles, Mike en Miami, pero ambos en un local de la misma cadena de artículos para el hogar. Y una charla telefónica que fue más o menos así:

-Acabo de comprar un sillón
-¿En serio?, yo aquí acabo de comprar uno también...
-¿Cuál te llevaste?
-El modular marrón
-¡No puede ser! ¡Me compré exactamente el mismo!

La charla siguió hasta consultarse mutuamente cuánto habían pagado. El importe era idéntico. "Fue algo digno de La Dimensión Desconocida", bromeaba Mike. Tres años después, el vínculo permanece y los gemelos navegan en una dimensión bien conocida: la del éxito profesional. "Es un orgullo increíble, estamos en éxtasis -ilustró Bob-. Veníamos buscando llegar a este número y sabíamos que tarde o temprano se iba a dar, pero que pase todo junto en el [US] Open, con nuestro primer Slam del año... no hay palabras".

Espíritu de lucha
La escena conmovía: Shuai Peng se retorcía de los calambres, pero así y todo seguía en cancha. El consejo médico en vestuarios había sido que desistiera. Ella decidió volver y aguantó hasta donde su cuerpo se lo permitió. Sus ganas de seguir, pese a todo, le valieron un reconocimiento que sobrepasó cualquier rendimiento en cancha. Los aplausos de gratitud acompañaron su dramática salida y los mensajes de apoyo se sucedieron en el submundo de las redes sociales chinas.

Pero a Peng no le es ajena la adversidad. Los calambres del viernes lejos están de ser el primer problema de su carrera. No son, incluso, el de más importancia. 16 años atrás, ya moldeaba su espíritu combativo: "A los 12 me tuvieron que operar de un problema congénito en el corazón. En su momento era una operación muy delicada. Los médicos me decían que quizás tendría que dejar de jugar. Que si seguía haciéndolo me podía traer consecuencias. Pero por suerte después de la cirugía estuvo todo bien y luego de la recuperación pude volver a competir".

Vuelta la página a nuestros días, Peng ya busca revancha: "Esta experiencia me deja muchas enseñanzas. De lo que pude lograr y de lo que todavía me falta mejorar. Hay que seguir adelante...".

¿Mejor que en las viejas épocas?
Pasar las 50 victorias en el año, regresar al Top 3 y conseguir una serie de sólidas victorias en Nueva York decantaron en una pregunta en la sala de prensa. ¿Qué Roger Federer es mejor? ¿El actual o el que supo consagrarse en cinco ocasiones seguidas en el US Open, del 2004 al 2008? La respuesta parece obvia, sin embargo el suizo fue a más y decidió prenderse en el juego. "Espero ser un mejor jugador ahora", lanzó, como quién busca complicidad.

Miradas y ni una mueca. Se esperaba una continuidad en sus palabras. Puntos suspensivos, un segundo que pareció eterno, y nuevamente la voz del ganador de 17 Grand Slam se hizo dueña del micrófono, mezclando sus deseos y sus convicciones. "Ha pasado tanto tiempo... He practicado muy duro durante tantos años que siento más energía en mi servicio. Supongo que también voleo mejor", remarcó.

Dejando de lado cuestiones técnicas y ya yendo a los resultados, Federer también trazó un paralelo con esas épocas doradas. "En aquel entonces era increíblemente seguro. Tenía una mentalidad ganadora asombrosa. Por momentos sentía que no podía perder ante Top 10 ni finales", señaló el suizo, y enseguida jugó una contrapierna, evitando cualquier contraataque (o repregunta): "No es que no tenga esa mentalidad hoy, pero no he ganado tanto como lo hice en ese momento. Creo que eso podría ser la diferencia", apostilló. Y, para que no queden dudas, cerró: "De todas maneras, estoy muy contento por cómo van las cosas este año".

Pennetta: la voz de la experiencia
La juventud viene ganando terreno en el circuito femenino, con buenas bases desde los torneos para menores de 18 años. Un claro ejemplo es Eugenie Bouchard, quien pasó en cuestión de meses de su título en Wimbledon Jr. a ser Top 10 y estar en tres semifinales de Grand Slam. Y el US Open no fue la excepción a la regla: Catherine Bellis, N°1 en Juniors, sorprendió con sus 15 años al vencer a Dominika Cibulkova en el debut, a pesar de luego caer en 2da y también tener un rápido adiós en el certamen para jóvenes en Flushing Meadows. También brilló Belinda Bencic, de 17 años, que alcanzó cuartos de final de Major por primera vez. Pese a los claros resultados, Flavia Pennetta es algo escéptica. "Le damos demasiada importancia a las Juniors", lanzó la italiana, quien, a los 32 años, jugó cuartos de final en Nueva York por quinta vez en seis años.

"Para mí, junior no cuenta. La verdad, no sé si ayuda o no jugar. Pero para mí, le damos demasiada importancia. Quiero decir: juniors son juniors. Son demasiado jóvenes. Son bebés. Ellas todavía tienen que disfrutar. Es completamente diferente el mundo de los Juniors al de los profesionales", marcó Pennetta. "Cuando eres un poco viejo, ves las cosas de diferente manera. El tenis es importante, pero la vida lo es más. La familia es significativa. Ahí consigues un buen equilibrio, para todo. ¿Si yo soy un poco vieja? Sí, lo soy", soltó, entre risas, la N°16 del mundo, quien fundamenta sus palabras con su carrera: en su etapa junior jugó poco y no le fue muy bien; y menos de tres años después, con 21 años recién cumplidos, supo jugar tres cuartos de final y una semi para llegar al Top 100 en el primer semestre de la temporada.

La italiana, de todas maneras, no niega condiciones ni tiene vendas en los ojos. Sabe del buen nivel de las nuevas camadas, pero pide mesura. En el US Open compartió tiempo y cancha -fue su pareja de dobles- con Martina Hingis, quien se mantiene bastante cerca de Bencic. Justamente la joven suiza es marcada como la próxima adolescente a subir a la primera escena. "Conozco su juego, incluso ya la enfrenté en Roma. Ella es realmente buena, pero muy joven. Así que es mejor no hablar demasiado para no darle tanta presión. Es demasiado chica, pero está jugando increíble", analizó Pennetta.

Cambio de timonel
En pleno US Open, la Organización de Tenis de los Estados Unidos (USTA) dio a conocer un volantazo en su gestión: tras seis años y medio en funciones, Patrick McEnroe deja su cargo como Director General de Desarrollo Profesional. La resolución se explicó a partir de un plan de reconcentración de tareas en la sede de Orlando y la negativa del propio McEnroe a moverse de Nueva York. Pero al margen del argumento central, emergen otros obstáculos en la última etapa de trabajo.

Al prolongado momento de incertidumbre en el tenis masculino, que el año pasado dejó al país sin un Top 20 por primera vez en la historia, se suman cruces puntuales con jugadores de la Unión: una disputa pública con Donald Young en 2011, por las invitaciones para Roland Garros, y una polémica de alcance global, previo al US Open 2012, con la por entonces N°1 junior, Taylor Townsend, a quien se le negó participar del cuadro de mayores por su forma física.

McEnroe quedó siempre apuntado por el caso Townsend, donde una y otra vez se aferró a la versión "protectora" de la USTA, que argumentaba preocupación por la salud de la jugadora. Poco después, Taylor abandonó el ala de la Unión y empezó a trabajar con entrenadores ajenos. "Creo que ya era un ciclo cumplido -reaccionó Sheila Townsend, la madre de Taylor, al conocer la noticia-. No guardo ningún rencor personal contra él, pero creo que si se tratara de una compañía con fines de lucro, con un CEO que no produce resultados en cierto tiempo, lo habrían dejado ir mucho antes que esto".

"Una ve lo que él cobraba [más de un millón de dólares al año] y no entiende cómo, con tantos recursos, no fueron capaces de obtener mejores resultados", completó Townsend. Otra que se quejó de la financiación durante el proceso McEnroe fue Gayal Black, madre de Tornado, hoy N°3 del mundo entre las Sub 18: "Cuando mi hija mayor estaba en Juniors [10 años atrás], nos daban plata, traslado a los torneos... hoy eso ya no existe. Por eso me pone contenta que haya un cambio. Necesitamos arrancar de cero: nuevos coaches, nuevo todo".

Un ball boy muy especial
Todd Reed, expolicía y veterano del ejército, no fue un recogepelotas más en el Abierto de Estados Unidos. Es que él fue el más veterano en esa función, con 53 años y una historia de vida digna de ser conocida. Con tres nietos, por los que siente un cariño especial, se desempeñó como especialista en narcóticos. El mismo al que le amputaron parte de la pierna derecha después de haber sufrido a pocos metros la explosión de una mina en Irak, durante la Tormenta del Desierto.

Este hombre usa una prótesis roja, blanca y azul, por los colores de la bandera de su país. Por eso, no se trató de un caso de un trabajador más de los tantos que se desempeñaron en el cuarto Grand Slam de 2014. Cada uno de los 275 ball boys del US Open, que cobró ocho dólares por hora, admiró a este compañero único, fanático de los deportes y que fue impulsado a esta tarea por Renee, su esposa. "Me gusta mucho la función que cumplo, es entretenido y a la vez me encanta el clima que se vive en este torneo", le contó Todd a la prensa local.

Aquella dramática situación que le tocó vivir en la guerra lo llevó a estar internado varios meses en Washington, hasta que volvió a su casa y continuó con la recuperación. "Si alguien me decía en aquel momento que hoy iba a ser recogepelotas aquí, le hubiese asegurado: 'Sigue soñando'", explicó. "Acá pude conocer a muchos grandes del tenis y eso es fantástico, una experiencia muy buena para mí. Dios me ayudó aquella vez y me hizo ver la vida de otra forma, a disfrutar hoy cada cosa mucho más", agregó en Nueva York, donde no fue uno más.

El chico detrás de la estrella
La sensación del tenis asiático, Kei Nishikori, es un adicto a los videojuegos. El joven de 24 años que sorprendió a todos al ganarle a Novak Djokovic en semifinales y se volvió a meter en el Top 10 de la ATP se entretuvo durante el US Open, ya sea en el hotel como en el complejo de Flushing Meadows, con su play station. Así, el japonés pasó sus horas entre partido y partido y escuchó música de su país con el iPad que le proveyó uno de sus sponsors. Hijo de una maestra de piano, él viajó también al ritmo de sus canciones favoritas en el transporte oficial diario durante estas dos semanas.

Además, a Nishikori le encanta ver programas de TV de Japón, cuyas series las sigue por Internet. En este torneo, como lo hace habitualmente, le gusta estar solo en su habitación y luego se reúne con su coach, el argentino Dante Bottini, y, cuando viaja, el estadounidense Michael Chang, como pasó en Nueva York, para las distintas comidas en el hotel y para conversar y armar las estrategias para cada encuentro. Otro tema de charla entre ellos es el fútbol y un modo de no estar hablando tanto de tenis es pasarse algunas horas jugando al blackjack con sus entrenadores.

Entrenado en la Academia IMG de Nick Bollettieri, en Florida, al japonés le gusta descansar. Y vaya si debió hacerlo para recuperarse de sus maratónicas batallas contra Milos Raonic y Stan Wawrinka. "Lo que más admiro y destaco de Kei es su fortaleza mental, es muy constante en sus decisiones y una gran persona", le dijo Bottini, extenista profesional, a ESPNtenis.com en Nueva York. Así, tranquilo y paciente, la rutina de videojuegos, música y blackjack le dio grandes resultados al ídolo nipón.

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