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Es hora de recambio rumbo a la Euro

BUENOS AIRES -- El camino hacia una nueva Eurocopa comenzó en estos días y con él se renuevan las ilusiones de las selecciones del Viejo Continente, que ya tienen un objetivo claro en mente: viajar a Francia 2016.

En esta ocasión habrá más lugares: por primera vez, la fase final la disputarán 24 equipos en vez de 16. Pero tal como ha sucedido con el Mundial, todo indica que sumar cantidad no necesariamente redundará en calidad.

Las potencias siguen siendo las mismas, las selecciones débiles también. Más allá de alguna sorpresa ocasional, el escenario no cambia: hay algunos partidos interesantes y otros que ni ganas dan de verlos.

En todo caso, el gran punto de interés de los próximos meses será ver la transición que realizan los equipos que están en medio de un proceso de cambio. Entre los grandes de Europa, algunos han cambiado técnico, mientras que en otros se está produciendo un lógico recambio de jugadores. Por lo tanto, durante estos dos años, además del objetivo de largo plazo común que es clasificar a la Euro, en muchos equipos iremos viendo cómo se integran los nuevos jugadores a planteles preexistentes y también de qué manera los entrenadores consiguen imponer su idea de juego sobre todos sus futbolistas, veteranos y novatos.

No es casual que el único que no esté afrontando un proceso de renovación extensivo sea el actual campeón del mundo, Alemania. En Lahm y Klose perderá a dos grandes jugadores, su capitán y su goleador histórico, pero la realidad es que sus figuras tienen años de sobra por delante: Neuer, Reus, Ozil, Schurrle, Müller, Götze...

Hay que sacarse el sombrero por el trabajo que hizo la federación de ese país. No solamente en la formación de talento, sino también por haber apostado por dos entrenadores que no tenían una gran trayectoria por detrás. Porque ni Klinsmann ni Löw eran experimentados cuando asumieron, y sin embargo, tuvieron tiempo para trabajar sin que los presionaran por los resultados. Un gran ejemplo de una transición bien realizada.

Tampoco es casualidad que la selección alemana refleje, de alguna manera, la identidad del fútbol del país. En una Bundesliga en la que abundan los extranjeros, sus equipos siguen practicando un fútbol con historia y reconocible apenas se lo ve. En todo caso, los extranjeros ayudaron a mejorar a ese fútbol, que a la velocidad y a la potencia física ahora le agregó ductilidad en el manejo del balón.

El ejemplo opuesto es el de Inglaterra, que tiene probablemente el mejor campeonato de Europa en la Premier League, con cuatro o cinco equipos peleando por el título, pero a la hora de armar una selección competitiva no termina de encontrarle la vuelta. Y, de hecho, la identidad histórica del fútbol inglés hoy hay que buscarla en Escocia, Gales o Irlanda del Norte, ya que en Inglaterra propiamente dicha la afluencia masiva de extranjeros ha cambiado la manera en la que se juega.

Algo deberá hacer Inglaterra para conseguir que el talento local fluya. Siempre le costó: por algo solamente ganó un Mundial y hace tiempo que no llega a instancias decisivas de grandes torneos.

En este momento, la partida de referentes históricos como Terry, Lampard o Gerrard dejó a Rooney como líder y nexo con una nueva generación. Lo que se vio por ahora de Inglaterra, con una propuesta ofensiva alineando tres puntas, y algunos jóvenes como Sterling, Wilshere, Welbeck o Sturridge ayuda a ilusionarse.

Otro que anduvo mal en el Mundial (y ya van dos seguidos) es Italia, que por lo que se vio bajo el mando de Conte, seguirá apostando por un estilo ofensivo, quizás incluso con toda la agresividad bien entendida que caracterizó al ahora técnico cuando era jugador.

Parado con tres atrás, que terminan siendo cinco a la hora de defender, Italia practicó un fútbol directo y venció a dos rivales complicados: primero en amistoso a Holanda y luego por los puntos a Noruega, que suele complicar en base a lo físico. Fue un buen arranque para un ciclo que tendrá mucha presión para conseguir resultados.

Holanda, en cambio, hiló dos derrotas, ya que también cayó ante República Checa. Con Hiddink en vez de Van Gaal, afrontará un proceso de transición en el que sus tres grandes figuras, Robben, Van Persie y Sneijder, probablemente no lleguen a Rusia 2018. Sí podrán guiar, hasta la Euro 2016, una transición que asoma difícil, ya que no se avizoran reemplazantes de su calidad para funciones clave como la generación de juego y la concreción.

España seguramente atraviese un proceso similar. El arranque con derrota ante Francia y goleada sobre Macedonia es poca cosa como para hacer un análisis, pero está claro que Del Bosque tendrá una tarea enorme reemplazando a los que ya se fueron, como Xavi Hernández y Xabi Alonso, y los que probablemente vayan pasando el testimonio en los próximos años. La pregunta del millón es la misma que para Holanda: si los nuevos tienen la misma capacidad que los que se van.

No será sencillo tampoco para Portugal, que sin Cristiano Ronaldo perdió como local ante la modesta Albania. El astro del Real Madrid es hoy por hoy su única gran figura y da la sensación de que el recambio que produjo en los últimos años no le deja mucho margen a la ilusión.

Por último, Francia, quien será anfitrión de la próxima Euro y buscará emular lo que hizo las últimas dos veces en las que alojó una gran competición (fue campeón de la Euro 1984 y del Mundial 1998). Su fútbol tiene todo para volver a los primeros planos: no solamente exporta grandes jugadores, sino que el torneo local es exigente, con mucho ritmo.

Su técnico Didier Deschamps dio en la tecla cuando dijo que su equipo tendrá que jugar "como si fuera por los puntos". Ese será el gran desafío de un equipo joven y muy prometedor: sostener, durante los próximos dos años, un ritmo de competencia similar al de quienes se juegan la clasificación.

Felicidades.