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La Champions es mejor que el Mundial

Según la Real Academia Española, un lugar común es una expresión trivial
o ya muy empleada. En la web, se lo define como palabra, frase o
idea considerada como un vicio del lenguaje por ser demasiado sabido,
o por su uso excesivo o gastado.

Y todos los encargados de publicitar la UEFA Champions League, por más originales
y creativos que sean, en algún momento de la previa a la competencia son
atrapados por la tentación de hablar del "mejor fútbol del planeta".

Salir de ese lugar común resulta de misión imposible. A diferencia de otras épocas
históricas, que no son lejanas en el calendario, pero que la dinámica comercial,
tecnológica y deportiva ha convertido en prehistóricas, ni la Copa del Mundo
merece semejante promoción.

Dicho de una manera más directa, enfocando solo el aspecto futbolístico, y sin la intervención
de sentimientos patrióticos: la Champions es mejor que el Mundial. Claro
que por la duración del evento y por involucrar un objetivo nacional, en este lado del
universo, a nivel masivo, no hay torneo más atractivo que el desarrollado en Brasil.

La mayor calidad de la UCL casi que no admite discusión:
1) Similares protagonistas y los mejores de ellos mezclados entre sí. En el Mundial
estuvieron 206 jugadores (se pueden armar 18 conjuntos) que integraron planteles
de la Copa de Europa. Irán fue el único que no contó con representantes, mientras
Estados Unidos y Corea del Sur solo uno. Julian Green jugó para Bayern Munich
contra CSKA y Son Heung-Min tuvo actividad frecuente con el Bayer Leverkusen.
Si reducimos la búsqueda a los ocho finalistas de la Champions, encontramos que
colocaron 89 players en Brasil. Bayern Munich (14), Manchester United (14), Barcelona
(13), Real Madrid (12) y Chelsea (12) entregaron más de un equipo entero.

2) Entrenadores de igual o más prestigio que disponen de mayor tiempo de trabajo
y consiguen, en consecuencia, elevar la coordinación colectiva. Además, disfrutan
de estrellas que alcanzan su pico de rendimiento físico y no llegan a la competencia
luego de 50 o 60 desgastantes partidos.

Si bien nunca podrá concretarse en la realidad, podemos agregar el siguiente juego
periodístico para reafirmar nuestra postura. En Sudáfrica 2010, España obtuvo el título
a partir de un estilo muy claro. De los 14 hombres que empleó en el encuentro cumbre
con Holanda, ocho eran del Barça. No sería nada aventurado opinar que el club blaugrana
de aquella época –con Messi, Dani Alves y Abidal– derrotaría al seleccionado de
Vicente del Bosque. Así como el Bayern Munich de Pep Guardiola 13/14 seguramente
vencería al de Joachim Löw consagrado recientemente. A los siete del Bayern Munich
presentes en el Maracaná habría que sumarles el manejo de Alaba por el improvisado
lateral Höwedes, al desequilibrante Robben por Özil y a Mandžukić por el veterano
Klose. En la comparación, solo Hummels saldría airoso frente a los zagueros bávaros.

Y, por cómo se mueve la economía global y se
posicionan los poderosos en el mercado de pases,
apostando a evolucionar permanentemente,
tampoco sería demasiado arriesgado asegurar
que en el imaginario cotejo que se juegue
en 2018, el campeón de la Champions League
le gane al que levante la copa en Rusia.

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