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El Espanyol se prueba en Mestalla

BARCELONA -- Un empate en el tiempo añadido y una derrota sin argumentos. Esa es la carta de presentación del Espanyol de Sergio González en sus dos primeros partidos de Liga. Derribado por el Sevilla en Cornellà tras igualar en el último suspiro en Almería, Mestalla alumbra como un examen en toda regla apenas habiendo comenzado la temporada.

"No hay que perder la paciencia" es una frase que se repite en el club. Pero la hinchada, consciente de la realidad, cruza los dedos temiendo caer en la depresión. No se quiso, o no se pudo, apostar por Jhon Córdoba, y su heredero, Felipe Caicedo, aún no ha dado señales de vida. Se marchó Dávid López al Nápoles y la zona media se adivina desguarnecida. No alumbran buenas sensaciones.

Valencia suele ser una plaza en la que el Espanyol se hace valer. La pasada temporada arrancó un meritorio empate en un partido sensacional y las anteriores cinco visitas las perdió siempre por la mínima, dando la cara hasta el final y alguna que otra vez perjudicado por decisiones arbitrales poco entendibles.

El presente, de todas maneras, se dibuja desde la duda. Sergio González, el nuevo entrenador, apostó de entrada por un sistema diferente al de Javier Aguirre. Más posesión, más protagonismo en el juego, mayor capacidad ofensiva y juego de combinación era, es, el abecedario del técnico. Pero la práctica no acompaña a la teórica y el equipo se pierde en el terreno de juego.

"Nadie ha perdido la confianza" se apunta desde el vestuario y la plantilla se mantiene firme en el acompañamiento a su técnico. El Valencia, que ha comenzado una nueva etapa con Nuno en el banquillo, Peter Lim en la propiedad y la ambición en la mirada, se presenta como el peor rival para comenzar a dar la medida que se espera de este equipo, pero, a la vez, se contempla como la mejor plaza para dar que hablar.

Incómodo en la cola de la clasificación, el Espanyol atiende a la necesidad como medicina para salir adelante. No existe, se afirma, urgencia. Pero eso puede cambiar en un instante. Málaga, Getafe y Córdoba esperan en este mes de septiembre que se intuía positivo en el comienzo de temporada.

Y sin embargo, esos partidos que alumbran a la vuelta de la esquina pueden convertirse en un escenario donde la urgencia se haya ya instalado en un equipo que todavía busca su personalidad desde que el Vasco Aguirre entendió que se había acabado un ciclo.