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Luis Enrique no se arruga ante cracks

BARCELONA -- Xavi no abandona el banquillo de suplentes, en lo que comienza a ser una constante tan incómoda como habitual, pero este sábado tuvo a su lado a dos compañeros de excepción, llamados al 11 inicial atendiendo a todos los pronósticos y que quedando apartados del plano fueron noticia en el Camp Nou. Neymar fue desplazado por Pedro y Munir en ataque, y Mascherano sentó contra toda lógica a Piqué. La revolución de Luis Enrique no conoce límites.

De señalado a bigoleador, Neymar enterró en un suspiro las sospechas, pero su tránsito en el banquillo, y más aún el de Piqué, enseñan las cartas con que juega el técnico asturiano.

"Habrá que ver cómo han vuelto todos de las selecciones", advirtió en la víspera el entrenador, dando una pista que podría argumentar tanto la no convocatoria de Rafinha como, aunque más difícil, la suplencia de Neymar. Pero lo que provocó una sorpresa mayúscula fue ver a Gerard Piqué en el banquillo, después de haber entrenado toda la semana sin problemas y ser considerado uno de los fijos en el 11 de este sábado.

Quien quisiera ver señalado a Piqué por su mal desempeño de la pasada temporada obtuvo la respuesta de Luis Enrique en el momento más inesperado. Todavía lesionado Vermaelen, apartado del plano Bartra y apenas recuperado del tobillo Mathieu, la titularidad del central catalán se daba por hecha. Y sin embargo, fue desplazado del equipo inicial por un Mascherano que ya lleva dos jornadas jugando de titular en el puesto.

El argentino, que estuvo a un paso de abandonar el club y cuya permanencia en el Barça se entendió en una posición más adelantada, ha acabado por ser para Luis Enrique el mismo remiendo de Guardiola, de Tito y de Martino. El central de emergencia convertido en central de referencia, intocable y firme. Al lado de un Mathieu cada día más asentado en el puesto, la titularidad de Mascherano señaló de forma inequívoca a Piqué, a quien Luis Enrique, por palabra y obra, ya ha dejado claro que el puesto se gana tanto en el campo como de lunes a domingo en los entrenamientos.

NEYMAR, A MIL

Al Jefecito, sin embargo, le persigue un mal fario. Si en la primera jornada fue expulsado, esta vez recibió un puntapié en la cara que le dejó en los vestuarios tras el descanso, para que su puesto lo ocupase Piqué.

Menos minutos pero más trascendencia tuvo Neymar. El brasileño obtendría la excusa de sus dos partidos con la selección y el viaje transoceánico para explicar su suplencia, pero en los 25 minutos de que dispuso, demostró, de entrada, haber comprendido hasta qué punto han cambiado las cosas en el Camp Nou.

Munir le volvió a ganar la titularidad y si él fue a fin de cuentas quien salvó el liderato con sus goles, también debe apuntarse que el canterano se estrelló ante la fatalidad y el arbitraje durante los 63 minutos que estuvo en el campo, en que hasta se le anuló un gol.

Pero Neymar salió al campo como alma que lleva el diablo, revolucionado como no se le recordaba y con la disposición clara de enseñar los dientes. Rompió por la banda, lo hizo por dentro, combinó, asistió... Y acabó marcando. Por partida doble y en sendas asistencias de Messi.

Cerró el debate, se supone, con fútbol y demostró haber entendido el mensaje de Luis Enrique. Como Piqué, firme en defensa, calmado y tranquilo, recuperador y atento al cruce. Ambos estarían llamados a ser titulares pero, de momento, tanto uno como el otro tienen, más que ganarse la confianza del entrenador, recuperar la confianza del barcelonismo.

Caso aparte es el de Xavi. Embarullado el equipo, el técnico miró antes al joven Sandro para romper la defensa del Athletic que al veterano capitán, que ya suma tres suplencias en otras tantas jornadas y que se ha quedado a cero en los dos partidos disputados en el Camp Nou. Empieza a ser algo más que una sospecha que Xavi es más pasado que presente en este Barça.