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Mayhem: revancha para olvidar

Floyd Mayweather alegó que Marcos Maidana lo mordió en el octavo asalto. AP Photo/John Locher

Floyd Mayweather cumplió con todos los pronósticos y venció ampliamente a Marcos Maidana. Ese fue el line-story de un guion aburridamente predecible de una batalla que terminó bajo un concierto de silbidos. De peleas de este tipo, se pueden describir previamente varios escenarios. Podremos variar nuestra perspectiva buscando sacarle jugo a las piedras, pero siempre, inevitablemente, siempre cuenta la primera presunción: "más de lo mismo". Aunque esta vez ni siquiera fue eso.

Sin embargo, es bueno aclarar que el combate comenzó entretenido. Maidana más liviano y con algunos cambios en la estrategia trató de sorprender con golpes largos, ganchos abiertos a la cintura y ritmo cambiante, es decir, intentó no atacar de manera continua.

La idea no era inapropiada, sin embargo, una cosa es cambiar la estrategia y otra diferente es conseguir llevar a la práctica ese cambio. El argentino se mostró confundido. Primero se confundió con su propio plan y luego con la postura de Floyd, muy diferente a la pelea anterior.

En los primeros asaltos, Mayweather no se recostó en las cuerdas, trabajó mucho con el jab en el centro del ring y hasta fue el que puso los mejores impactos, llegándole al argentino por arriba y por abajo con golpes largos. La promesa, luego de tres asaltos, era de una imprevista y emotiva batalla, sin embargo en el último suspiro de ese tercer episodio Floyd se descuidó y Maidana le acertó con un golpe por arriba que lo conmovió y se le vio ir a la esquina tambaleante.

El cuarto asalto fue el mejor del argentino que regresó a su estilo habitual y presionó a Floyd que solo atinaba a amarrar y quitarse golpes. Como si aún estuviera sentido del golpe en el round anterior. A partir del quinto, el combate se volvió entreverado, tedioso por momentos y frustrante por otros.

Floyd lanzaba golpes que llegaban a destino y esquivaba, esquivaba, corría por laterales, mientras Maidana como un robot lo perseguía hasta embestirlo y terminar en el amarre de siempre. En el octavo round se produjo una situación absurda cuando Floyd denunció una mordida en el dedo de Maidana, que en la repetición televisiva no se consigue apreciar.

Ya era circo.

En los asaltos siguientes, ofuscado, frustrado, el argentino deambulaba como una marioneta sin control por todo el cuadrilátero, mientras que Floyd solo golpeaba esporádicamente para llevarse los asaltos y amarraba, amarraba, sin que el juez Kenny Bailess le llamara la atención. Por el contrario le quitó un punto al argentino por un golpe bajo.

En ese tramo final de la pelea, lo único rescatable fue un golpe al hígado aplicado por Floyd que conmovió a Maidana, aunque no pasó a mayores. La batalla finalizó bajo silbatina y con un triunfo en las tarjetas de Mayweather, que a esta altura es anecdótico. Era la que todos esperaban, en un combate que se suponía iba a ser malo, pero no tan malo como realmente fue.

El pobre espectáculo que brindaron Maidana y Mayweather, coronó una de las peores carteleras de PPV que recuerdo haber presenciado. Ni la presencia de algunos pugilistas mexicanos en el cartel logró animar el show, algo que se sintió en la platea donde solo los fanáticos argentinos pusieron un poco de emoción auditiva con su apoyo a Maidana.

Tal vez, lo más rescatable pudo ser la intención que demostró Mayweather al comienzo, cuando intentó dar espectáculo, pero muy temprano se acordó de lo que mejor sabe hacer (convencer a los jueces sin arriesgar) y regresó a su viejo libreto.

Maidana, bajó el tonelaje con respecto a la pelea anterior y se notó en su mejor movilidad, pero "lo que natura non da, Salamanca non presta". El argentino careció del sentido de la oportunidad, otra vez no tuvo discernimiento cuando puso presión y sus golpes lanzados a "un posible acierto" solo acertaron una vez. Por sus limitaciones técnicas y su falta de pegada en los pesos welter, Maidana ha sido un rival idóneo para Floyd que a esta altura de su carrera solo quiere pasarla bien y ganar buen dinero sin arriesgar su salud.

En resumen, el Mayweather y Maidana fue otro fiasco, donde faltó el show, se ausentaron las emociones y si sumamos el pésimo programa de peleas previas, la promocionada revancha hay que olvidarla rápido, luego de leer este comentario. Es mi más honesta recomendación.