Fabio Dana 10y

Boca dio otro paso adelante

BUENOS AIRES -- Parece que hubiera pasado mucho tiempo de aquella noche negra frente a Estudiantes, cuando el Boca de Bianchi perdió 3 a 1 en La Plata, resultado que decretó la salida del Virrey y abrió enormes incógnitas sobre el futuro del equipo.

Enseguida llegó Rodolfo Arruabarrena. Y con perfil bajo, trabajo, seriedad y una idea clara de juego consiguió lo que parecía imposible: volver a poner en cancha un Boca confiable y ganador.

Apenas pasaron 21 días y cinco partidos desde su asunción, pero ya logró que los jugadores contagien a la gente, que el hincha vuelva a sentirse identificado con un equipo que en el último año y medio transmitió muy poco y acumuló una frustración tras otra.

Como muestra alcanza el partido de vuelta de segunda ronda por la Sudamericana, donde Boca goleó a Central 3 a 0 y avanzó a octavos de final. La Bombonera volvió a ser una fiesta, en lo que fue sin dudas la mejor producción desde que el Vasco está sentado en el banco de suplentes.

El cambio es radical: los mismos jugadores que hace un par de semanas eran muy cuestionados por sus flojísimas actuaciones, que parecían no "merecer" vestir una camiseta con tanta historia, hoy son pilares de este buen momento xeneize. Gran mérito del entrenador, que en poco tiempo logró devolverle la confianza al plantel.

Es cierto, este Boca está en formación, pero lo que puede faltarle de trabajo lo reemplaza con entrega y sacrificio. Es un equipo solidario, que nunca da por perdida una pelota y donde la presión por la recuperación del balón arranca con los delanteros. También se apuesta al buen juego, a los pases cortos, a la precisión en velocidad. Pero si hay algo que no se negocia es la entrega y la actitud.

¿Cuáles son los secretos del cambio? Repasemos.

La defensa: Marín se afianzó en el lateral derecho, donde Grana era uno de los puntos más flojitos. El Cata ahora es pura seguridad, jugando en dupla con Mariano Echeverría, una de las incorporaciones que parece haberse afirmado sin problemas al mundo Boca.

Colazo, otro gran acierto del DT, cumple la función de lateral izquierdo como si lo hubiera sido toda la vida (siempre jugó de volante), en un puesto donde el pibe Zárate, al igual que Grana, daba muchas ventajas.

Ojo, no es sólo cuestión de caerle a Grana o a Zárate: estos rendimientos se ven potenciados por un equipo que juega bien en lo táctico, que está mejor parado en la cancha. Y que por eso hace más difíciles las cosas para el rival.

El mediocampo: Meli es sin dudas la gran revelación hasta el momento, y eso es mérito exclusivo del Vasco. El DT le dio la titularidad apenas llegó (con el Virrey casi no había jugado) y el ex Colón es figura; Gago, ahora, empieza a parecerse al de sus comienzos: pide la pelota, la distribuye muy bien (ante Central tuvo un par de asistencias riquelmianas) y es importante en la recuperación.

Erbes, otro al que el DT le renovó la confianza, se afianzó como "5" indiscutido: es una rueda de auxilio permanente para los centrales, que con él quedan mucho menos expuestos, y hasta se anima a pasar al ataque cuando las condiciones del partido lo permiten.

El ataque: la dupla Chávez-Calleri luce cada vez más sólida: es pura potencia, entrega y tiene gol. A partir de ellos arranca la presión y la recuperación de la pelota.

En el banco, todos piden pista: Insúa volvió de su lesión y quiere recuperar el lateral; Forlín, otro que estuvo lesionado, también está para volver; el chileno Fuenzalida ingresó sobre el final contra Central y marcó un gol; Castellani es alternativa en el medio; Gigliotti, que perdió la titularidad, mete presión con sus goles desde el banco; el Burrito Martínez ofrece más variantes en el ataque.

Contagio, confianza, entrega, ganas de mostrarse, una idea clara de juego. Algunas de las claves del nuevo Boca del Vasco al que todavía le queda un largo camino por recorrer. Pero que tiene muy claro adónde quiere llegar.

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