Carlos Nava, Escritor ESPN Digital 10y

Cowboys no deben echar campanas al vuelo tras su victoria sobre Rams

DALLAS -- Los Dallas Cowboys vivieron una remontada histórica este domingo en St. Louis ante los Rams para ganar un partido que parecía perdido desde el principio y dejar su marca 2-1.

Quizá más importante, levantar una moral de equipo, de ambos lados del balón, que buena falta hacía, en especial después de los primeros dos cuartos.

Sin embargo, tampoco es para echar campanas al vuelo.

Los Cowboys han estado en territorio familiar los últimos cuatro septiembres, con récord 2-1, y las cuatro veces anteriores quedaron fuera de la postemporada.

También vencieron a los Rams por tercera ocasión consecutiva, que iguala su mejor racha contra ese mismo equipo en 32 enfrentamientos de por vida.

Es cierto que los Cowboys nunca habían remontado una desventaja de 21-0 sin requerir tiempo extra; sólo dos veces habían logrado ganar a pesar de estar con tantos puntos de diferencia abajo, pero en esas ocasiones necesitaron ir a la prórroga.

También es cierto que de ambos lados del balón mostraron carácter y, sobre todo, capacidad para mejorar en un partido que después de los primeros 24 minutos de juego ya perdían por tres touchdowns con sus puntos extras de diferencia.

"He estado involucrado en juegos locos en nuestra historia", declaró el entrenador de los Cowboys, Jason Garrett. "Este debe estar entre uno de los más salvajes que he visto".

Es un hecho que hubiera sido una locura pensar que los Cowboys se recuperarían de un 0-21 en menos de dos cuartos, en especial por la manera en que estaban jugando.

Una ofensiva que había regalado dos balones, incluida una intercepción devuelta para touchdown, y una defensiva que permitió seis primeros y 10 de manera consecutiva en tercera oportunidad para comenzar el partido.

Los Cowboys deben arreglar sus problemas crónicos, que han costado y costarán más derrotas contra los buenos equipos. St. Louis no es un buen equipo.

Es imposible que DeMarco Murray, a pesar de que hilvanó tres partidos de 100 o más yardas por vez primera en su carrera, siga soltando balones y aspire a que su equipo gane.

Tampoco el mariscal de campo Tony Romo puede seguir regalando intercepciones que cuesten o no touchdowns.

Romo tiene ya tres intercepciones, casi la tercera parte de las 10 que lanzó en 15 partidos del 2013, cuando pasó para 31 touchdowns; ahora apenas suma dos en tres juegos.

Sin embargo, la situación es peor del lado defensivo.

Los Cowboys mostraron este domingo la defensiva que se suponía deberían enseñar desde que comenzó la temporada.

Esa misma defensiva que fue la peor de la liga y la peor en la historia de la franquicia el año pasado; esa que carece de los mínimos fundamentos de tacleo, que sufre para detener por tierra y que contra el pase es el hazmerreir de casi cualquier receptor que les ponen enfrente.

La misma unidad que tiene jugadores que se lastiman con o sin contacto.

Los Rams, con su tercer mariscal de campo, Austin Davis, produjeron 448 yardas totales; 327 por pase y 121 por carrera. En total lograron 26 primeros intentos.

Davis tuvo todo el tiempo del planeta para plantarse y repartir el balón a ocho receptores diferentes y entregar la bola a cinco corredores, de los que cuatro ganaron yardas.

Los Cowboys fueron incapaces de lograr una sola captura de Davis, un muchacho que pasó casi los dos años anteriores en el equipo de prácticas y que de no ser porque Sam Bradford y Shaun Hill están lastimados es poco probable que estaría con los Rams en este momento.

Dallas también tiene que encontrar la manera de que su secundaria, en especial el esquinero Morris Claiborne, recupere la confianza o resignarse a que fue otro error de reclutamiento colegial, como muchos otros en las últimas dos décadas.

Claiborne interceptó el pase que selló la victoria. Pero una de las razones por las que el juego estaba casi perdido para Dallas fue que los Rams se dieron gusto atacándolo y completando sin piedad sobre él.

"Al final, sólo importa el resultado", sentenció el receptor abierto Dez Bryant, quien atrapó seis pases para 89 yardas, incluido uno de 68 yardas para touchdown. "Se siente muy bien cuando tienes oportunidad de ser parte de algo especial".

"No trato de hablar demasiado pronto", añadió. "Pero estoy aquí con estos muchachos diario y hablamos de lo mucho que creemos unos en otros".

Tal vez la mayor tranquilidad para los Cowboys esta noche será que por fin Romo, quien completó 18 de 23 pases para 217 yardas con dos anotaciones, por momentos pareció el mariscal de campo que solía ser: móvil, capaz de quitarse presión y hacer jugadas cuando se necesita. Más importante, lució fuerte del brazo.

"Me sentí fuerte", expresó Romo. "Por momentos sentí que todo nos salía en la segunda mitad. Estábamos encendidos".

O quizás, Dallas deba sentir confianza porque por vez primera en mucho tiempo, los Cowboys parecen tener un plan de juego ofensivo que respetan, suceda lo que suceda, encabezado por el coordinador Scott Linehan.

A pesar de que llegaron a tener una desventaja de 21 puntos, los Cowboys corrieron más veces (29) que las que pasaron (23); algo que era difícil de ver en épocas recientes.

Para bien de sus aficionados, ojalá los Cowboys puedan construir algo a partir de esta inverosímil victoria porque van a necesitar más que esto si pretenden ganar el próximo domingo por la noche.

Los Cowboys enfrentarán en la Semana 4 a los New Orleans Saints, que en realidad tienen una gran ofensiva, encabezada por uno de los mejores pasadores de la época moderna, Drew Brees.

Es poco probable que los Saints perdonen, igual como sucedió en el juego inaugural de esta temporada contra los San Francisco 49ers, si los Cowboys otorgan tantas facilidades y puntos de ventaja en el juego.

"Vamos a recordar este juego de manera positiva", indicó Garrett. "Pero vamos a tener que aprender de nuestros errores pronto y estar listos para el próximo reto".

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