Fabio Dana 10y

Racing: un tema de diván

BUENOS AIRES -- De la ilusión al desencanto en ocho fechas. Así podría definirse el andar de Racing en el torneo de Primera División 2014.

Un equipo que arrancó como para ilusionar de verdad, pero que en poco tiempo volvió a quedar lleno de dudas, enredado en discusiones, en interminables internas y lejos de la pelea por los primeros lugares.

La Academia suma tres partidos sin triunfos en el torneo, con dos derrotas y un empate, más el encuentro suspendido contra Boca que pierde por 1 a 0.

El punto que sacó de local ante Newell's en la noche del lunes, partido que cerró la octava fecha, dejó sabor a poco, pero sirvió para cortar la serie de derrotas y para mostrar, al menos, una recuperación desde lo futbolístico ante un rival de peso.

De todos modos, para Racing esto es apenas un vaso de agua en el desierto. Porque si el equipo no logra cambiar la historia contra los Xeneizes el jueves, en los 34 minutos pendientes del partido postergado por la lluvia, y después se lleva un mal resultado de Córdoba ante el duro Belgrano, la continuidad de Diego Cocca quedará más jaqueada que nunca.

Racing es un tema de diván. Un club grande, con una de las hinchadas más numerosas y seguidoras, que tiende a la autodestrucción permanente, aún cuando cuenta con condiciones favorables para conseguir buenos resultados y para ser protagonista.

Es como si los fantasmas del pasado aparecieran en el momento indicado: cuando está empezando a salir del pozo, siempre hay una mano que sale de la oscuridad para agarrarlo y volver a hundirlo. Típico de película de terror.

Este arranque de torneo es un buen ejemplo. Un interesante plantel potenciado por la llegada de un jugador de jerarquía internacional como Diego Milito, un DT que venía de hacer una muy buena campaña (con ascenso histórico incluido) en Defensa y Justicia, dos victorias seguidas con un buen rendimiento futbolístico para alimentar la ilusión de los hinchas...

Sin embargo, llegó el clásico contra Independiente. Una declaración de Cocca ("prefiero pelear el título que ganar el clásico") que explotó como una bomba y una derrota ante el Rojo que ni siquiera permitió el disfrute por la temporada que el eterno rival venía de pasar en la B Nacional.

A partir de ahí, la hecatombe. El primer apuntado fue el entrenador. Y no sólo por las declaraciones antes del clásico o por la derrota, sino por los vínculos de su representante (Christian Bragarnik) con dos de los refuerzos que llegaron al club, los cuestionados Acevedo y Bou, y un tercero que estuvo a punto de arribar (Osorio).

En el medio, llegaron más derrotas, la eliminación de la Copa Argentina frente a Argentinos Juniors, las quejas por los árbitros, los reclamos contra Saja pos sus actuaciones y por su "influencia" en el vestuario, la interna política por las elecciones previstas para fin de año...

Para colmo de males se lesionó Milito, el emblema del equipo. Y desde afuera el mensaje ayudó a tirar más leña al fuego. "Hay jugadores que todavía no hicieron el clik de lo que es jugar en Racing", disparó el DT, sin dar nombres pero criticando en forma encubierta a algunos de los futbolistas que él mismo llevó al club.

"Algunos no se dan cuenta de que están con la camiseta de Racing. Hay tres o cuatro jugadores de los que pretendemos más", agregó el presidente Blanco.

Así vive Racing por estos días. Lejos de la tranquilidad que se necesita para enfocarse en lo futbolístico. Con peleas internas que no conducen a nada. Sin proyecto a corto o mediano plazo, porque otro resultado adverso dejará al técnico más debilitado que nunca y con un pie afuera del club.

Y con una sentencia que se ratifica día a día: Racing es un tema de diván.

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