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OKC: Sobran estrellas, faltan títulos

Kevin Durant y Russell Westbrook son el eje ofensivo del Thunder Noah Graham/NBAE/Getty Images

Sobran estrellas, estructura y ganas en Oklahoma City Thunder, pero faltan títulos. La sensación de desazón lleva años rodeando a esta franquicia con credenciales de sobra para encumbrarse en la NBA, pero cuyas aspiraciones siempre quedan mermadas al antojo de otros equipos.

Los eternos aspirantes a todo vuelven a la palestra con varias lecciones aprendidas y unas ganas tremendas de demostrar de una vez por todas que pueden desbancar a San Antonio Spurs en el Oeste y superar así la barrera de las Finales de Conferencia, un muro contra el que han chocado dos veces en los últimos seis años (Spurs y Dallas Mavericks), incluso el lastre de una Semifinales de Conferencia con sabor a nada como las perdidas ante Memphis Grizzlies en 2013. La lucha por el anillo es otra historia.

El deseo es irremediable y la meta de las Finales vuelve a ser el objetivo individual y colectivo de un grupo que se conoce a la perfección y que ansía deshacer el camino que construyeron en 2012 ante Miami Heat, y así rehacerlo de nuevo. Kevin Durant es el primero que está remando para llevar a los suyos al lugar donde se merecen, al que les corresponde por derecho, galones y la calidad de sus jugadores.

El Jugador Más Valioso de la NBA la campaña pasada es un torrente de ilusión siempre que la temporada echa a andar. Consciente de que su espalda es capaz de soportar el peso bien repartido del favoritismo, lo suyo comienza a ser una obsesión propia de los ases del básquetbol, de esos jugadores tocados por la varita mágica del éxito que nunca han llegado a ganar un anillo. A punto de cumplir los 26 años de edad (29 de septiembre), Durant se niega a ser un Karl Malone, Steve Nash o Charles Barkley, garantes de un galardón a mejor jugador pero incapaces de lograr el anillo.

AMISTADES PELIGROSAS

Al alero le sobran credenciales, y compañía. Si el Thunder ha sido capaz de ganar 119 juegos en las últimas dos temporadas es gracias a los escuderos de confianza del JMV. Russell Westbrook también tiene una espina clavada tras la lesión en su rodilla derecha en la campaña 2012/13. Sin él, el Thunder no pudo pasar de las Semifinales de Conferencia; quién sabe qué hubieran logrado con su salubridad intacta. El potencial ofensivo del Thunder (quinto equipo que más puntos anotó por juego con 106.2 ppj) es arrollador y gran parte de la culpa la tienen estos dos jugadores que se combinan a la perfección. Westbrook es uno de los armadores más veloces y resolutivos de la NBA, el balance perfecto para Durant y uno de los que mejor se entiende con un Serge Ibaka imponente en la pintura.

El hispano-congoleño se erigió el año pasado como el segundo mejor taponador de la liga (2.70 bpj) después de Anthony Davis (2.82 bpj). Es un muro de contención difícil de zafar además llega con hambre de redención. Los varapalos del Thunder y el fracaso de España en el Mundial de básquetbol de este verano (no pudo evitar los 50 rebotes que Francia agarró en el juego de cuartos de final en el que los anfitriones cayeron eliminados), han incrementado las ansias de un Ibaka que debería ser un arma letal para sus rivales. Gracias a sus 8.8 rebotes por juego el año pasado, el Thunder se erigió como uno de los equipos más efectivos de la campaña con una media de 44.7 rpj que les colocó en la séptima posición de planteles que más rebotes agarró por partido.

DEL FÍSICO A LA POCA PROFUNDIDAD

Y es que precisamente una de las mayores virtudes del Thunder es el físico de sus jugadores, la velocidad con la que construyen el juego, la habilidad mover el balón con rapidez y aniquilar a defensas flojas a base de contragolpes abusivos. Reggie Jackson también encarna la filosofía de un Scott Brooks que hace de la defensa su mejor ataque y la velocidad de sus piezas su valor en alza. El ritmo volverá a ser la bandera del Thunder y la asignatura pendiente de sus rivales será el frenar un ímpetu que dura los 48 minutos de juego.

Sin embargo hay un elemento que ha ido en contra del Thunder en muchas ocasiones: la falta de profundidad de banquillo. La dependencia ofensiva en Durant y Westbrook es demasiada y cuando sus piezas más importantes fallan, apenas hay alternativas que agarren el testigo. El JMV no cuenta con un recambio de garantías, algo que también sucede con el armador. Las diferencias son palpables también cuando Ibaka no está al cien por cien y Kendrick Perkins o Nick Collison no siguen su estela en la pintura.

Apenas ha habido variaciones en el equipo. Las salidas de Caron Butler y Derek Fisher encontraron un balance con las adquisiciones de Anthony Morrow y Mitch McGary. El primero acaba de recalar de los Pelican de Nueva Orleans con una alta participación y un lanzamiento exterior más que decente gracias al 45.1 que logró el año pasado. Se trata de una buena alternativa para Jackson en la segunda unidad. McGary, por su parte, necesita rodaje al ser éste su año de novato tras haber sido seleccionado por el Thunder en el puesto 21 del draft.

Comienza otra nueva andadura en el equipo de Oklahoma, otro reto en el que buscarán llegar a los más alto con una plantilla más que competente pero que aún debe demostrar que cuenta con alternativas para suplir a sus jugadores estelares. Hay un deseo expreso en el equipo y es dejar de ser los eternos aspirantes. El que lo consigan es uno de los mayores interrogantes de la campaña que está por comenzar.