|
MÉXICO -- Jugó hace 80 años, y sigue siendo el mejor de la historia. Babe Ruth es el ícono del béisbol, porque representa todo lo que en ese entonces era ese deporte: un pelotero que hacía lo que quería dentro y fuera del campo, que hizo de los Yankees la franquicia más importante de Estados Unidos, porque construyó un estadio. Pocas imágenes hay de aquella época, de su juego, y la mayoría de lo que hacía (dentro y fuera del terreno de juego) se basa en anécdotas, pero eso no pone en duda su grandeza. Después del 'Gran Bambino', han vestido el uniforme a rayas azules enormes leyendas: Lou Gehrig, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Reggie Jackson, todos nombres que forjaron la historia del equipo más importante del béisbol. Pero tras estos nombres se dio un gran vacío de ídolos, de alguien que pudiera ser considerado leyenda, hasta que llegó el mejor shortstop de la historia del club, incluso de la historia de la Grandes Ligas. Normalmente, antes del 3, viene el 2, pero en el caso de New York, el 2 llegó al Bronx 60 años después. Derek Jeter, a diferencia de otros peloteros, llegó con estrella, marcado para ser uno de los jugadores importantes del equipo, pero pocos pudimos imaginar su grandeza, la cual incluso, a nivel mediático y cariño de la afición, se puede comparar con la del 'Babe'. Jeter debutó en 1995, cuando los Yankees estaban sumidos en la peor crisis de su historia: 17 años sin ganar un título, y 13 sin llegar a postemporada. Mattingly era la gran figura de los Yankees: Un primera base que no podía llevar a su equipo a playoffs. En 1996, ya con Jeter como el SS titular y siendo nombrado novato del año, Yankees volvió al lugar de honor, ganando esa serie Mundial (18 años después del título conseguido en 1978). Conseguiría otras cuatro y se volvería una leyenda viviente del béisbol. Con esto, Jeter sólo puede ser comparado con Babe Ruth en su arraigo con la afición Yankee, ¿Por qué? Porque representa lo que es el equipo, lo que es el amor a este juego, lo que es el deporte, lo que cualquier niño sueña ser. Representa todo lo que es un Yankee. Es el pelotero con más juegos, turnos al bat y bases robadas en la historia del equipo, toda su carrera la ha jugado con un solo uniforme, ha sido por más de una década el capitán, ganó y fue clave en cinco series mundiales. Nunca amenazó con salir del club, nunca habló mal de un compañero, cuando tuvo competencia, como Alex Rodríguez (entonces el mejor pelotero de la liga), le ganó la pelea por las paradas cortas en el campo. Es el primero en hablar cuando va mal el equipo y el último en salir del dugout cuando se gana. Representa todo lo que es el béisbol. Un pelotero intachable, entregado al juego, que hacía jugadas de fantasía, que corría igual ganando por 10 y siendo apaleado. Tal ha sido su grandeza, que en cada estadio donde ha jugado lo han aplaudido, algo que ni siquiera Ruth puede presumir. Es la cara de los valores del juego: amor, talento, respeto a la afición, jugador intachable fuera del diamante. En números, su aporte también queda para la posteridad: sexto jugador en la historia de hits, lidera a la liga en hits, carreras, juegos jugados y bases robadas en postemporada, es decir a la hora cero. Es pues, el 'Señor Noviembre'. Representa todo lo que un niño puede soñar. Dentro y fuera del diamante es un ídolo. ¿A alguien le molestaría que lo apodaran 'El Principe de New York'. Domina el deporte favorito de los estadounidenses, en la posición favorita de este juego y es el amo de la ciudad más importante del mundo. Y en otro tema aspiracional, para los ya no 'tan niños', ese hombre, nada más por las novias que tuvo, es grande. Representa todo lo que debe ser el deporte. No se le conocen escándalos fuera del terreno de juego, nunca tuvo problemas con alguien en su carrera, siempre se mantuvo sano, un impulsor de juego limpio, en su posición un fenómeno. Su química con la afición es la que cualquier equipo soñaría tener con su ícono. Todo esto se pudo haber escrito sobre Ruth en 1934, cuando dejó a los Yankees, por esto, para quienes somos seguidores de Yankees, Jeter es nuestro 'Gran Bambino', el mayor ídolo que hemos tenido, un beisbolista con el que crecimos, al que veías día a día en tu casa, con tus amigos, con el que vibraste, el que nos hizo recordar lo grande que es este deporte. Derek, no le pides nada a Babe.
|
