Bernardo Pilatti 10y

Ganar por uno y por todos

El soñado y postergado duelo entre Saúl "Canelo" Álvarez y Julio Cesar Chávez Jr., tiene este sábado, en Tuxla, Gutiérrez, México, un abrebocas cargado de morbo, cuando dos de sus hermanos (Omar Alonso Chavez y Ramon Alvarez)
crucen guantes en una pelea por el título mediano junior de la NABO. La batalla, asimismo, consigue mayor dimensión debido a todo lo que ambas familias representan para el universo boxístico mexicano.

En los dos casos, hay características que hacen especial este choque. Chávez es hijo de una leyenda del boxeo mundial y hermano de un ex campeón mundial en plena vigencia. Ramón Álvarez, además de ser hermano del más promocionado de los pugilistas mexicanos del momento, es parte de una familia compuesta por siete hermanos boxeadores en actividad y que en junio del 2008 inscribieron su nombre en el libro Guinness de los récords como los primeros siete hermanos boxeadores en presentarse en una misma función profesional.

Y al igual que en esa función, las expectativas de este sábado parecen obviar lo boxístico y se recargan en el morbo y en la posibilidad de que su resultado propicie el reclamo de venganza para el perdedor, lo que se supone abrirá el camino para el combate Canelo vs. Chávez Jr.

Pero más allá de lo que significa ver pelear a miembros de familias boxísticas y establecer comparaciones con sus padres o hermanos pugilistas, históricamente la batalla de Tuxla no representa ninguna novedad para el universo de este deporte, donde las familias de boxeadores fueron, son y serán moneda corriente.

En todos los casos, la suerte ha sido dispar. No siempre los hermanos de un campeón lo consiguen igualar en capacidad y menos en éxitos profesionales. Lo mismo ocurre con los hijos de históricos monarcas que deciden seguir sus pasos en el boxeo profesional. Esto parece ocurrir en la familia Chávez donde, tanto Omar Alonso como Julio Cesar Jr. no le atan los botines al legado de su padre. Tampoco en los Álvarez, ninguno parece alcanzar el brillo y el carisma de Canelo.

Y pese a que este fenómeno se repite, la epopeya deportiva de las familias de boxeadores han significado un verdadero festín periodístico, que ha servido a lo largo del tiempo para alimentar crónicas que tanto sirven para narrar las victorias, como también para contar sus vidas y milagros fuera del ring.

Y son tantos los ejemplos, que difícilmente puedan retenerse todos en la memoria. No obstante, existen algunos casos emblemáticos de hermanos campeones como los de Michael y Leon Spinks; Terry y Orlin Norris; los mexicanos René y Ricardo Arredondo, Gabriel y Rafael Ruelas; los texanos Gaby y Orlando Cañizales; Cruz y Michael Carbajal; los venezolanos Crisanto y Ernesto España ; los italianos Silvio y Gianluca Branco; los tailandeses Khaosai y Khaokor Galaxy, los franceses Fabrice y Christophe Tiozzo o los alemanes Ralph y Graciano Rocchiggiani.

En el tiempo reciente, se puede citar los casos de Vitali y Wladimir Klitschko; los mexicanos Juan Manuel y Rafael Márquez; los filipinos Diosdado y Gerry Peñalosa, los tailandeses Ratanapol y Ratanachai Sor Vorapin o los hermanos japoneses Timoki, Koki y Daiki Kameda, que también fueron reconocidos por el libro Guinness de los Récords.

Y así como hay hermanos que han logrado consagrarse al mismo tiempo, hay nuevas generaciones de pugilistas iniciando su carrera y buscando emular a sus hermanos ya consagrados. Es el caso de Abisai, hermano de Abner Mares o Fabián, hermano del argentino Marcos Maidana. En otros casos, al igual que en la familia Chávez, se producen dinastías donde también participan los padres de manera activa, como es el ejemplo de los Morales (Erik y Diego) o los García (Robert y Mikey) entre otros.

A toda esa variedad de ejemplos de hermanos boxeadores, es imperativo agregar al caso más actual y que, al menos en el presente, promete hacer historia en el boxeo profesional: los gemelos Jermell y Jermall Charlo. Estos dos invictos de Houston, Texas ya golpean las puertas de algún título mundial y muchos creen que no demorarán en conseguirlo.

Año tras año, el boxeo construye historias familiares de triunfos o derrotas y conquistas o decepciones por igual. En todos los casos, lo que predomina son los sueños y el espíritu de crecer en la vida a puro golpe y sacrificio. Y un ejemplo de esa ansia indomable por lograr el triunfo familiar, en estos días, lo brindan cinco desconocidos hermanos costarricenses. Su historia la encontramos recorriendo las páginas de la prensa deportiva tica. Fueron la representación de San Ramón, en boxeo aficionado, a los Juegos Nacionales 2014: Maikol Ramón, Jhader Cristóbal, Greivin Ezequiel, Taylor Misael y Fabián Valdeir López Guerrero.

Quizás, nunca más escuchemos hablar de ellos o tal vez alguno consigue un día conquistar un título mundial. Pero al igual que en otras epopeyas familiares, ellos van hermanados en busca de un sueño que parece de todos.

Y este sábado, cuando Ramón "El Inocente" Álvarez y Omar Alonso "El Terremoto" Chávez se suban al cuadrilátero de Tuxla, Gutierrez, no solo estarán representando el propio sueño familiar, también estarán alimentando el de otros gladiadores anónimos como los López Guerrero: "ganar por uno y ganar por todos"

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