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Las dos caras de Rooney

Todo comenzó como un día soñado en el ¨Teatro de los Sueños¨ y casi termina como una pesadilla para Wayne Rooney, autor de un gol histórico este sábado en la victoria del Manchester United sobre el humilde West Ham por 2-1. El mundo entero pudo ver las dos caras de un personaje controversial tan capaz de inspirar como de frustrar a su entrenador, a sus compañeros y sobre todo a sus hinchas.

Rooney anotó el gol número 176 de su carrera en la Liga Premier a los cuatro minutos del primer tiempo, un regalito de la defensa visitante que permitió que Rafael recorra el lateral derecho en soledad por 20 metros para que el delantero inglés defina entre los centrales.

Ese tanto no fue uno más para Rooney, ya que de esa manera superó a Thierry Henry en la tabla de goleadores históricos de la liga inglesa. Es muy probable que llegue al segundo lugar de esa tabla esta temporada y que supere a Andy Cole, quien también jugó para el United entre 1995 y 2001 acumulando 93 de sus 187 goles en 195 partidos con esa camiseta.

Llegar a la cima probablemente sea una misión ardua pero no imposible para Rooney, ya que tiene apenas 28 años y necesitaría inflar a la red contraria 84 veces más para alcanzar a Alan Shearer, el monarca de los goleadores de la Premier con 260 gritos entre 1988 y 2006.

Rooney ha promediado 18 goles por temporada en la liga local durante sus últimas tres campañas. Considerando ese promedio y asumiendo que éste se mantendría más o menos constante, el récord de Shearer caería en algún momento de la temporada 2019-20 cuando Rooney tendría 33 años de edad.

El gol de Rooney nos demostró sus mejores facetas: Su olfato goleador, su capacidad innata para eludir marcas y su destreza para definir de primera en el área, algo que pocos delanteros en el mundo pueden hacer con tanta facilidad.

El West Ham es uno de sus blancos preferidos, ya que ha anotado 14 tantos en 10 encuentros contra ellos. O sea, los Hammers lo ven entrar a la cancha y se trauman.

Luego llegó el segundo tiempo y allí fue cuando quedó bien claro por qué lo apodan ¨El Niño Malcriado¨.

Iban 15 minutos del segundo tiempo cuando Luke Shaw se equivocó en la entrega de un pase en la mitad de cancha, dejando al United mal parado y expuesto a una contra. Esa situación requiere de una falta táctica, te ganas la amarilla pero frenas el avance contrario con una falta sutil.

El problema es que la sutileza no es la fortaleza de Rooney y él procedió a pegarle un tremendo patadón a su rival desde atrás en el muslo. Roja directa merecida, a las duchas, y como resultado el Manchester se vio obligado a defenderse en su propio campo por la media hora y monedas restantes como si el partido no se jugase en el mítico e inexpugnable Old Trafford. Está bien que tengan un hombre de menos, pero estamos hablando del asedio del modesto West Ham, no del Chelsea.

Para colmo, la expulsión de Rooney acarrea una suspensión automática que lo marginará del próximo compromiso contra el Everton. Ese no es un lujo que un equipo en crisis se puede dar por más armas ofensivas con las que este cuente.

El talento de Rooney es incuestionable, por algo él está encaminado a hacer historia en el fútbol de su país, en una de las ligas más prestigiosas del planeta. ¿Será demasiado tarde para pedir que también madure un poco? Después de todo, la marca de un verdadero líder es la inteligencia y madurez con y sin la pelota en sus pìes, tanto dentro como fuera de la cancha.

Uno esperaría que un jugador con más de 12 años de experiencia como futbolista profesional ya se habría dado cuenta de ello.