Jordi Blanco / Corresponsal 10y

París, sede agridulce para el Barça

BARCELONA -- Allí donde se lesionó Leo Messi arrastrando su dolor a todo el barcelonismo y donde el equipo de Johan Cruyff se despidió de Europa una noche de 1995, comienza el nuevo Barcelona de Luis Enrique su asalto a la gloria continental. Su primera prueba de fuego después del cómodo pero triste debut ante el APOEL: el millonario PSG.

Francia, París, es un lugar de recuerdos agridulces para el club azulgrana. No muy lejos del Parque de los Príncipes, en el Stade de France, conquistó en 2006 su segunda Copa de Europa frente al Arsenal, una noche de tormenta que a través de un gol de Belletti catapultó al equipo de Rijkaard y Ronaldinho a la eternidad.

Pero no siempre fue una ciudad de feliz memoria. En el club no se puede olvidar, por ejemplo, que su legendaria sección de baloncesto perdió una final de la Copa de Europa en 1991. Ocurrió el 15 de abril y a través de un joven Toni Kukoc, que preparando su desembarco en la NBA previo paso por el baloncesto italiano masacró al Barça con 33 puntos para que la Jugosplastika se llevase el título por 70-65.

Fue aquella una jornada de tristeza infinita que se mantiene en el recuerdo como sin duda ocurre con el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions de 1995 frente al PSG. En la ida Korneyev y Weah habían marcado en el Camp Nou para dejar la sentencia en la vuelta. Bakero adelantó al Barça a poco de comenzar la segunda mitad pero Rai igualó el marcador. E intuyéndose ya la prórroga, a seis minutos del final un lejano disparo de Guérin batió a Carlos Busquets. El 2-1 que echaba al Barça de Cruyff de Europa.

En la leyenda quedó el descubrimiento de unos apuntes en el hotel de concentración del FC Barcelona en los que Toni Bruins, por aquel entonces componente del cuerpo técnico de Cruyff, aseguraba que Guérin era un mediocampista de gran desgaste físico pero nulo disparo. Fue él quien, precisamente, con su misil desde fuera del área provocó el adiós azulgrana...

Al cabo de dos años, el 14 de mayo de 1997 en Rotterdam, Barça y PSG volvieron a verse las caras. Fue en la final de la extinta Recopa, que el club francés había ganado el curso anterior al imponerse en la final al Rapid de Viena austriaco y que esta vez conquistó el Barça gracias a un penalti que transformó Ronaldo a los 38 minutos. Luis Enrique y Laurent Blanc fueron compañeros aquel curso, aunque mientras el asturiano disputó la final, el francés no entró en los planes de Bobby Robson.

París, que volvió a ser en baloncesto un escenario cruel para el Barça en otra final europea que perdió el 11 de abril de 1996 con un tapón ilegal en el último segundo de Vrankovic a Montero (Panathinaikos 67 Barcelona 66), quiso recompensar de tantos sinsabores al club azulgrana en la final de la Champions de 2006.

Tras eliminar a Chelsea, Benfica y Milan, el equipo de Frank Rijkaard regresó a la final del torneo continental por primera vez en 12 años y en ella, en el Stade de France, se impuso al Arsenal de Arsene Wenger y Cesc Fábregas el 17 de mayo. Campbell de cabeza adelantó a los ingleses en la primera mitad, Eto'o igualó en el minuto 76 y poco después Belletti, bajo una lluvia torrencial, logró el 2-1.

EL CALVARIO DE MESSI

Aquella tarde Messi no jugó. Recuperándose de una lesión y siendo todavía un rookie en el vestuario, el argentino fue descartado por el entrenador. Sin que se recuerde de forma especial, aquella decisión de Rijkaard provocó un enfado monumental del joven jugador argentino, que llegó a plantearse su marcha del club, lo que no se produjo por consejo de su padre en primera persona.

Comenzó así una relación entre Messi y el PSG que no ha sido precisamente feliz porque fue en el Parque de los Príncipes donde comenzó su calvario de lesiones en 2013. El 2 de abril de aquel año el Barça igualó 2-2 en el partido de ida pero Messi, que abrió el marcador a los 38 minutos, se retiró del partido al acabar la primera parte, con una lesión en el biceps femoral que fue el inicio de su peor etapa.

Leo había llegado al encuentro frente al PSG con 19 partidos consecutivos marcando en la Liga, anotando 43 goles en 29 jornadas y completando una temporada, la 2012-13, excepcional en todos los sentidos. A partir de ahí entró la depresión. Sólo jugó como titular un partido más de los 17 restantes de la temporada y como el resto del equipo de Tito Vilanova se mostró impotente ante el aplastamiento al que le sometió el Bayern de Múnich de Heynckes en las semifinales.

Messi regresará al cabo de 546 días al Parque de los Príncipes con la intención de sacarse aquella espina. Sin olvidar el pasado, el Barça asalta el futuro con la esperanza de dar un golpe de autoridad en París. Una ciudad que permanece en el imaginario, para bien y para mal, de la historia del club.

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