Bruno Altieri 10y

El gran desafío de Brooks

El trueno quebró la noche de Oklahoma. Un puñal disfrazado de noticia contaminó los periódicos, las radios, las cadenas de televisión y los sitios web a lo largo y ancho del mundo. Kevin Durant, MVP de la pasada temporada y estrella absoluta del Thunder, sufrió una fractura en un pie que lo dejará fuera de acción por tiempo indeterminado.

La vida, muchas veces, suele ser un acertijo. Meses atrás, Durant se bajó del Team USA como un seguro sentimental tras ver la fatídica lesión de Paul George en un partido de práctica. Pese al descanso y a tomar las precauciones lógicas ante una potencial temporada desgastante, el destino lo sorprendió en el campo de entrenamiento. Lo que pudo haber sido, terminó siendo en el lugar menos esperado. Y junto a su lógica desazón personal, una baja de estas características obliga a replantear todo el escenario de OKC de cara a lo que viene.

Usualmente, esta clase de fatalidades suelen digerirse como frustración primero y como oportunidad después. El dedo del fanático se apunta al plantel del Thunder y baja centímetro a centímetro a la búsqueda de un reemplazante natural. No hace falta ser un adivino para concluir que esto es una misión tan fútil como imposible. No existe jugador en el mundo capaz de absorber el liderazgo y el talento de un jugador de estas características. Por más que agitemos los brazos a gran velocidad, ninguno de nosotros logrará volar como Superman.

Los elegidos, en definitiva, se cuentan con los dedos de una mano.

Cuando Russell Westbrook se lesionó en la primera ronda de playoffs de 2013, fue Durant quien tomó las riendas y se hizo cargo de todo lo que sucedía alrededor. Cuando Serge Ibaka –antes de su milagrosa recuperación frente a Spurs- se lesionó en la pasada postemporada, fue Durant, con destellos de Westbrook, quien manejó a gusto y placer las manecillas del reloj de OKC.

Sin Durant en escena, el plató quedará listo para los actores de reparto. Mientras la mayoría observa la luz vacía de protagonista, la pregunta más importante en estas tierras tiene que ver con el director de la obra. A decir verdad, ¿cuándo Scott Brooks tuvo un desafío de esta naturaleza? Sus dotes de entrenador estarán más expuestos que nunca en este inicio de temporada.

Como informa ESPN Stats, Durant ha sido uno de los jugadores menos expuestos a lesiones en las últimas cinco temporadas, al perderse sólo seis juegos en el último lustro. Incluso, sólo estuvo fuera de acción en 16 partidos en su carrera de siete años. Esto demuestra todo lo que puede significar para Brooks una baja de estas características, sobre todo entendiendo que aún no hay fecha de retorno. Pueden ser seis semanas, ocho, o mucho más. Si son dos meses, puede ser algo pasajero, pero si se estira puede transformar a OKC en un equipo de lotería. Así de grave es lo que sucede en estas tierras.

KD nunca fue un defensor de elite, pero sin embargo había empezar a contribuir en esta faceta merced a sus brazos estilizados y sus piernas elásticas. Una gacela en evolución, capaz de lastimar pero también de proteger a los suyos. De todos modos, quizás el mayor problema para OKC surge en ofensiva, porque el estilo de Durant siempre se caracterizó por romper lo rígido para despertar lo flexible. Jugador imposible, versátil, jamás recurrió a un estilo de juego lógico ni prefabricado; las grandes ideas surgieron siempre de su talento, las grietas para que rompan sus compañeros aparecieron, en la mayoría de las oportunidades, de los espacios que él ideó casi sin buscarlo. Para las defensas, lo que hace Durant es tan importante como lo que sugiere. Oklahoma City ha sido, en una oración, un movimiento flex básico para que la propia naturaleza despierte los sentidos.

Pensemos ahora en Westbrook como punta de lanza de esta estructura. Un jugador tan maravilloso como desequilibrado, capaz de anotar 15 puntos seguidos y acto seguido perder cinco balones de manera consecutiva. Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, Harvey Dos Caras, el Increíble Hulk. Pueden elegir el apodo que más disfruten para este hombre adicto a la volatilidad. Lo cierto es que mucho de su juego surge de combinaciones con Durant. Lo utiliza como falso cuatro para jugar pick and roll, rompe hacia el aro al utilizar a KD como señuelo para las defensas, distribuye ofensivas desde el traslado. Westbrook es fantástico, pero no tiene la visión global de Durant ni la tendrá: no tira como él, no tiene su extensión de brazos y no nuclea responsabilidades de la misma manera. Tan es así que Brooks, en las últimas cinco temporadas, sólo le permitió estar el 6.5% de sus minutos en cancha sin Durant sobre el rectángulo de juego. Dicho de otra forma, el 93.5% de sus minutos en el último lustro fueron con KD a su lado, casi como un guardaespaldas de lujo.

Como sucede en el señor de los anillos, son muy pocos los que pueden manejar la responsabilidad cuando la tienen en sus manos. Sin Durant sobre el parquet, informa ESPN Stats, la tasa de uso de Westbrook pasó de 30.0% a 38.3%. Si entendemos a este hombre como un escolta disfrazado de armador, podremos entender la electricidad de la potencial ofensiva del Thunder. Correr, correr y correr. O morir en el intento.

Reggie Jackson, Anthony Morrow y Jeremy Lamb aparecen en el ojo de la tormenta como posibles reemplazantes en el hueco ofensivo. Esto no deja de ser una falsedad, porque OKC pudo jugar de la forma en que lo hizo, en los últimos años, por tener a Durant en sus filas. El desafío del Thunder será entonces replantear el escenario para jugar de una manera diferente. Ya no alcanza sólo con el talento, se requiere un orden establecido por encima del magnetismo tradicional de los últimos años. Fuera de acción Harry Houdini, el truco jamás volverá a ser el mismo. Las individualidades deberán cederle protagonismo al equipo. ¿Podrá Brooks construir algo así en poco tiempo? Si Durant vuelve más tarde de lo que los adictos a las buenas noticias sugieren, las contraindicaciones pueden ser severas.

Nos adhiere ESPN Stats que Durant promedió 32 puntos, 7.4 rebotes y 5.5 asistencias en la temporada pasada. Fue el cuarto jugador en la historia NBA en promediar al menos 32 unidades, siete tableros y cinco pases-gol en una sóla temporada. Sólo lo lograron Wilt Chamberlain (dos veces), Michael Jordan (una) y Elgin Baylor (una).

Si a eso le agregamos que en la temporada pasada lideró la NBA en puntos en la chiquita (últimos cinco minutos del cuarto decisivo, con cinco puntos de margen +/-) con 164, que fue goleador de la NBA (32.0 ppj), dominó el PER (29.9) y el porcentaje de triunfos (19.2), entenderemos realmente el valor de este hombre.

Mientras los fanáticos del Thunder cruzan los dedos por la salud de Durant, Brooks prepara un plan de salvataje para su equipo. Ya no hay tiempo para mirar hacia el costado: será reconstruir sobre la marcha con trabajo de equipo o padecer las consecuencias del temporal.

Las cartas están sobre la mesa.

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