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Retrato de un hincha

El Monumental lucirá repleto en la revancha Fotobaires.com

BUENOS AIRES -- Por momentos, en este mundo apasionante del fútbol, nos encontramos con verdaderas historias de vida. El amor a la pelota, la pasión por la camiseta, tiene las vivencias sinceras y jugadas del mundo.

Eustaquio Lopez Alonso, llegó del Paraguay hace 35 años, por aquellos años el país era otro y las aspiraciones de todo inmigrante, infinitas… Eustaquio venía de Luque, una bella zona en los alrededores de Asunción. Era fanático de Olimpia, hasta que un día le sucedió lo que quiero contarles.

"En serio, todo cambió un día, casi sin querer, Cucu", me dice Eustaquio sin querer hablar mucho, protestando con que no le gustan los reportajes. ¿Por qué no le van a hacer un reportaje al albañil de la construcción de enfrente, seguramente él tendrá mejores historias, me agregó, casi sin ganas.

"Por un amigo…", fue lo primero y lo último que me dijo. Eustaquio una tarde fue invitado por un amigo a ver a River Plate, hacía 15 días que estaba de náufrago en Buenos Aires, no conseguía trabajo y todo lo que conseguía no le gustaba y le exigía demasiada explotación.

Aceptó y fue con su amigo. En las tribunas del Monumental, su amigo le preguntó a Eustaquio, cuál era el equipo que pensaba que podía ganar y por qué. Eustaquio se explayó a lo grande y dio en el resultado (River perdía agónicamente con Gimnasia de La Plata, pero esto es anecdótico).

El amigo de Eustaquio, alquilaba un dos ambientes en Once, vestía bien y siempre tenía tiempo disponible. Ejercía un extraño oficio, era vendedor domiciliario de quiniela futbolera.

Eustaquio se metió en el negocio, aprendió el oficio hasta el día de hoy que tiene un negocio de quiniela.

"Y todo gracias a aquella tarde, y a mí amigo, Cucu, me hice hincha fanático de River". Eustaquio me cuenta que en esos años no había Prode y la gente apostaba bastante.

Es bueno saber que el fútbol tiene sus miles de variantes, de ofertas laborales para hinchas con un poco de imaginación. Eustaquio conoce todos los negocios, todos los barrios y las calles de Buenos Aires, la caminó más de dos décadas.

Hoy está feliz, va al estadio en su auto y cada tanto se saca una foto con un jugador de River.

En su andar tocando timbre, le sucedieron miles de historias, se acuerda por ejemplo, de una mujer de rulos que jugaba fuerte y siempre lo recibía en camisón. "Esa mujer no salía nunca de la casa, vivía acostada, el día entero en camisón".

Eustaquio rememora los tiempos de su juventud con mucho afecto. "Soy un enamorado de Buenos Aires, Cucu", remata.

Me vuelvo del centro, con una buena historia para escribir en el bolsillo. Eustaquio, hincha de River de pura casualidad. De Olimpia ya ni se acuerda.