<
>

A 18 años de mi primera, y única, entrevista a Messi

Lionel Messi, de 6 años, domina el balón en Rosario en una sesión especial que hizo para El Gráfico. Marcelo Boeri/El Grafico/Getty Images

MÉXICO -- En el segundo semestre del 2004, el destino me llevó a Barcelona, donde durante seis meses fui corresponsal del Diario RÉCORD. Mi principal misión era ser la sombra de Rafael Márquez, quien en ese momento luchaba por ganarse un lugar en el 11 de Rijkaard, ante Carles Puyol y Oleguer.

En esta encomienda basaba mi agenda: saber si se lesionaba, qué comía y lo más importante, tener sus impresiones antes y después de cada partido. El club tenía cada semana una carta, firmada por el periódico, que solicitaba una entrevista con Rafa. Un día, el jefe de prensa del club fue tajante conmigo: "tienes que entrevistar a otra persona".

No era complicado pensar en esa 'otra persona': ¡Ronaldinho! Imposible, una agenda llena a tres meses. ¡Deco! Lesionado y en terapia, por lo que no atendía a la prensa, ¿Xavi, Iniesta, Puyol?.. Todos eran un 'no' para ese día. A mi lado se encontraba Roberto Martínez, periodista argentino de quien recibí un apoyo invaluable en mis inicios en la ciudad condal.

"Entrevista a un chaval del 'B', es argentino, se llama Lionel Messi, será el próximo crack del club", me aconsejó.

Yo ya conocía a Leo, me había cansado de verlo jugar con el filial catalán. Cada 15 días acudía con Zizinho dos Santos (padre de Giovani y Jonathan, entonces en los equipos infantiles del Barcelona) al Mini Estadi, a un lado de Camp Nou, sólo para verlo jugar.

Hablar con ese chaval de 17 años tenía sentido: acababa de tener un gran partido con el primer equipo, un amistoso en Francia, y algo más importante para mí, al menos en ese momento: ¡No tenía nota para enviar ese día!

De inmediato me pasaron con Leo, quien aún tenía el rostro de un niño: acné, cabello largo y descuidado, vestía unos pants que no eran del equipo. Me atendió con una timidez increíble, que pocas veces he visto, en la sala de actos del club donde había un evento con pequeños que se le acercaban a pedirle su firma mientras yo hablaba con él, sin saber a ciencia cierta de quién se trataba.

Tras esa charla, que no duró más de 10 minutos, me confesó que era uno de los primeros uno a uno que tenía con un periodista. Le comenté que se le notaba. Mandé mi nota a la redacción en México, y volví a mi rutina: pensar qué escribir de Rafa.

Así pasé los siguientes meses, buscando a Márquez y al resto de los, entonces, cracks del Barcelona, pero de vez en vez, el joven argentino (que debutaría a los pocos días en liga), pasaba a mi lado y me hacía un tímido saludo mientras dejaba la zona mixta, donde los periodistas no le hacíamos caso.

Unos meses después, recibí la visita de un par de amigos, que quisieron ir un partido al Camp Nou. Consiguieron buenos lugares, detrás de la banca del equipo local, donde Messi se encontraba sentado. Volteó y al verme alzó la mano como cortesía. Mis amigos se volvieron locos, aunque no sabían de quién se trataba, porque aún era un desconocido para el mundo del futbol mundano.

En 2006, el Barcelona realizó una gira por Monterrey, y me pidieron cubrirla en el periódico. Una vez más me topé con quien ya entonces era la nueva estrella catalana. Pasó frente a la prensa, pero ahora todos lo buscaban. Simplemente se fue de largo; me alcanzó a ver de reojo, se detuvo y regresó para darme la mano y preguntarme cómo estaba. La conversación no duró ni cinco segundos, pero el detalle quedó en mi recuerdo para siempre.

Mi entrevista de aquel octubre de 2004 no se publicó. No era en ese momento de interés. Lo peor para mí es que no la tengo guardada: la envié de alguno de los múltiples correos que usaba en ese entonces, con 'nicks' juveniles, y la computadora donde tenía el archivo pasó a mejor vida hace muchos ayeres.

¿Cuál fue el ángulo de mí nota? No tengo idea, ni tampoco de lo que hablamos, sólo me queda el recuerdo que aquí comparto. Casi con certeza, recuerdo mucho más que Leo aquel momento, el cual para mi desgracia, el único vestigio es mi memoria a 18 años de que ocurrió y a 18 años de su debut.

Un dia dedicaré toda la tarde a buscar mi vieja grabadora de cassette y a escuchar mis cintas, las cuales ruego aún conserven aquella conversación.