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Noche triunfal para GGG y Walters

Frente a un repleto StubHub Center, el invicto campeón mundial mediano Gennady Golovkin acabó con un nuevo oponente, mucho antes de lo previsto. La víctima fue el mexicano Marco Antonio Rubio, que terminó en la lona al minuto y diecinueve segundos del segundo asalto. Demasiado poco para los nueve mil trescientos fanáticos presentes que, pese a todo, tuvieron un respaldo de lujo entre Nicholas Walters y Nonito Donaire en la batalla preliminar.

Y es verdad que la fiesta duro poco, pero dejó bastantes cosas para analizar. Lo primero, sin duda, fue la confirmación de las previsiones: Rubio no era un rival de cuidado para GGG. Y tan así era ello, que hasta el propio mexicano cuando cayó, dejó que el conteo llegara al número diez para que el réferi detuviera el combate.

Su amago de queja fue parte del show. Rubio, que ya el viernes había claudicado al título por un exceso de peso en la báscula, subió sabiendo que iba a perder y no se esmeró demasiado en atrasar ese final. Y si ese detalle es penoso, más penosa fue la repetición de una estrategia por parte del entrenador Robert García que ya debería llamar a la preocupación: tratar de establecer la diferencia mediante el peso de sus pupilos.

Ya lo hizo con Marcos Maidana en su primera batalla contra Floyd Mayweather y ahora Marco Rubio apeló a ese argumento para tratar de encontrar alguna ventaja sobre su adversario. Con un tonelaje de semipesado, el mexicano lució torpe y lento desde el primer instante.

De entrada se vio que la idea sería apostar al jab y a los golpes de poder buscando lograr lo que en apariencia parece imposible: acertar y noquear al campeón kazajo. Golovkin, por su parte, comenzó lento, estudiando la postura del oponente y no tardó en darle la lectura correcta. Atacó por el centro, buscando con ganchos lastimar por el enorme hueco que suele dejar Rubio cuando lanza sus golpes largos.

GGG se llevó sin problemas el primer asalto y apuró las acciones en el segundo. Con eso fue suficiente. Un gancho como los mencionados puso en problemas al mexicano y un volado de izquierda a la cabeza lo mandó a la lona. Y fin de la historia.

Golovkin sumó la faja de campeón del CMB y en sus declaraciones al final, dijo querer enfrentar a Miguel Ángel Cotto, monarca regular de dicho organismo. Esa posible batalla es mandatoria, aunque es difícil que suceda. El titular del CMB, Mauricio Sulaimán estaba dentro del cuadrilátero y su lenguaje gestual observando a Marco Rubio, mientras se lamentaba, lo dijo todo. El rival de GGG fue un verdadero fiasco. Algo que no merecía la fanaticada que llenó el StubHub y le rindió tributo al campeón kazajo, que al menos, mostró que su estilo "mexicano" de boxear, gusta a los fanáticos.


EMOCIONANTE VICTORIA DE WALTERS

Ante una batalla principal que terminó cuando apenas había empezado, los aplausos y las emociones se las llevó la pelea de respaldo entre el súper campeón AMB de las 126 libras, Nonito Donaire, y el monarca regular, el invicto jamaiquino Nicholas Walters.

Fue un combate entre dos noqueadores de alta calidad técnica. Walters fue el más agresivo y consiguió lastimar en el ojo derecho a Donaire tan temprano como en el primer asalto. El filipino apeló al contragolpe, buscando contrarrestar la mejor distancia y agresividad de Walters. La estrategia le dio resultado en el segundo round, cuando sorprendió al jamaiquino con un gancho poderoso de izquierda que estuvo a punto de enviarlo a la lona. Lo salvó la campana.

Walters se recuperó para el tercero y definitivamente impuso su ritmo. Tanto con la derecha larga a la cara como con los ganchos de izquierda al cuerpo, fue minando y destrozando a Donaire, que se fue a la lona en el tercer episodio y luego nunca encontró la receta para frenar el acoso y contundencia del rival. Sobre el final del sexto, Walters lo derrumbó con un derechazo impresionante a la cabeza del cual el filipino no pudo recuperarse.

Con 25 peleas ganadas, 21 de ellas por KO, Nicholas Walters brilló en televisión nacional, mostró calidad, poder de fuego y condiciones para convertirse en una nueva estrella del boxeo de elite. Nonito Donaire, al final, reconoció que carece del poder y hasta el aguante para soportar el castigo en 126 libras.

Sorprendentemente, deslizó la posibilidad de intentar regresar a las 122 libras o tal vez colgar los guantes. "Lo hablaré con mi esposa", fue la enigmática frase con que dejó entrever la opción retiro del boxeo profesional.

Es cierto que la noche del Stubub Center, duró menos de lo deseado, pero nos dejó a todos la grata impresión del boxeo contundente de Walters y la sensación que en cada pelea nos transmite Gennady Golovkin: el no sube al ring a especular, el sube a boxear, ganar y terminar con una sonrisa. Los fanáticos del boxeo agradecidos. Por algo se completó la boletería, por algo lo recibieron con una ovación y por algo, lo despidieron con un prolongado aplauso. GGG se ganó el cariño de la gente y ese siempre es el mejor de todos los títulos.