<
>

¿Y si Arruabarrena pone delanteros?

BUENOS AIRES -- Se podría repetir hasta el cansancio aquella fórmula tautológica según la cual Boca gana porque es Boca. O gana a lo Boca.

Qué quiere decir: que el equipo se impone gracias a la energía y la voluntad más que al juego claro y coordinado.

Puede ser que esta descripción clásica se aplique cuando faltan explicaciones ajenas a la psicología y la tradición.

Pero en el gran triunfo ante Godoy Cruz existen razones para justificar esa primera mitad de partido opaca y el gran resurgimiento posterior que le permitió al equipo de Arruabarrena dar vuelta el resultado.

Se llaman delanteros. Sencillamente delanteros. Si uno los tiene y son buenos, debe ponerlos. Por más que el recambio por la doble competencia obligue a ciertos recaudos.

Con ellos, la cancha se hace más ancha y el equipo más profundo.

Es cierto que Gago jugó un gran partido y que de él depende el ritmo de Boca. Incluso el último pase, como quedó patente en la refinada habilitación a Calleri en el gol de la victoria.

Pero el verdadero cambio que abrió el camino al triunfo llegó cuando el DT movió el banco y mandó a la cancha al Burrito Martínez y a Calleri. Gambeta y potencia; amenazas para una defensa que, por otra parte, no parece un canto a la firmeza.

Hasta allí, Boca era monotemático a la hora de atacar. Su suerte estaba atada al pivoteo de Gigliotti, al que buscaban de lejos y no precisamente al corazón del área. La compañía del nueve era escasa. Las puntas se mantenían casi inexploradas.

Boca hizo algunas acciones de toque que le levantaron el perfil (venía de perder nada menos que con Capiatá en la Bombonera, un resultado poco menos que bochornoso), sin embargo el gol vino por un bombazo afortunado de Gago.

Debe haber alguna solución táctica que le permita al entrenador rotar futbolistas sin tener que condenar al equipo a disponer de un solo delantero en cancha.

No alcanza como complemento con el buen pie de Carrizo y el despliegue de Fuenzalida. Ellos no son atacantes.

Tampoco se puede esperar que la imaginación ofensiva de Boca se limite a las ideas de Gago.
Con vistas a una difícil revancha en Paraguay ante el inesperado verdugo de la Copa Sudamericana, es útil la experiencia de Mendoza.

Además del reconocido temple, de su coraje para afrontar un momento adverso, Boca necesita delanteros. Con delanteros es más factible ganar.