Martín Bater 9y

Los Spurs son materia inigualable

Los San Antonio Spurs son fascinantes. Ellos son un equipo que se rehúsa a conformarse al paso del tiempo y se renueva año tras año y temporada tras temporada como si fuese el 'Terminator' de la NBA. Puedes intentar exterminarlo, puedes darlo por muerto, pero tal y como el Miami Heat se dio cuenta en las Finales más recientes ellos volverán a buscarte y su venganza será tremenda.

Los Spurs no han ganado menos de 50 juegos bajo la tutela de Gregg Popovich en una temporada regular desde 1997 (sin contar su marca de 37-13 en la temporada acortada de 1998). En ese entonces Bill Clinton era presidente de los Estados Unidos, la única manera de escuchar música era comprando CDs y Tim Duncan todavía iba a la universidad.

Desde aquel año San Antonio se consagró como campeón de la NBA cinco veces y supo obtener 56 victorias o más en la temporada regular durante 12 de sus últimas 17 campañas con Duncan y Pop como referentes.

Ese tipo de consistencia es inusitada hoy en día, ya que solamente dos franquicias históricas como los Los Ángeles Lakers y los Boston Celtics cuentan con más temporadas de 50 victorias en la historia de la NBA. Sin embargo, ninguno de los dos iguala a los 17 años de excelencia en la temporada regular de los Spurs.

Los Lakers también han ganado cinco títulos desde 1997, pero su número de temporadas con al menos 56 triunfos son nueve, tres menos que sus archirivales. Los orgullosos Celtics, por su parte, cuentan con apenas dos en ese rubro.

Por otro lado, hay equipos como los Los Ángeles Clippers que fueron fundados en 1970 y tuvieron que esperar hasta el 2013 para ganar más de 50 juegos (56 y 57 en las últimas dos temporadas), mientras que otros como los New Jersey Nets no ganan más de 52 desde que se unieron a la NBA en 1997.

Además, piensen en todas las dinastías y equipos memorables que se derrumbaron por culpa del "Super Trio" original de Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili desde que ellos se juntaron en San Antonio en el 2002:

Los Lakers eran los tricampeones vigentes de la NBA hasta que se toparon con los Spurs en la segunda ronda de los playoffs del 2003 y perdieron la serie en seis juegos. El sexto compromiso definitivo fue un baile, 110-82 a favor del conjunto tejano. Un año después, la época dorada de los Lakers llegó a su fin con la ida de Shaquille O´Neal a Miami.

En el 2005 los Detroit Pistons iban en busca del bicampeonato tras consagrarse en el 2004, pero Robert Horry y Duncan acabaron con su sueño al derrotarlos en las Finales en siete juegos. Los Pistons todavía no han regresado a esa instancia desde aquel entonces y la base de aquel equipo se desintegró poco después.

En el 2007 los Phoenix Suns de los "7 Segundos o Menos" estaban de moda y se llevaban a la liga por delante con su ritmo frenético, pero esta vez el voraz y astuto coyote si logró que el correcaminos caiga en su trampa y los Spurs los vencieron en seis juegos durante la segunda ronda de los playoffs de ese año rumbo a la consagración propia.

Eso sí, vale la pena aclarar que los Suns se redimieron barriendo a los Spurs en esa misma fase de la postemporada tres años después.

Sin embargo, ninguna de esas hazañas se compara a la que los Spurs lograron la temporada pasada en las Finales de la NBA contra el Miami Heat, vengándose de la dolorosa caída en las Finales del 2013 con sangre fría en cinco juegos para luego ser testigos del desmantelamiento del súper equipo de la década.

San Antonio se consagró como campeón, redobló el daño que le hicieron, Manu literalmente le volcó la pelota en la cara a sus rivales y LeBron James se fue a Cleveland, dejando al Heat en el limbo de la NBA.

Sin embargo, todo debe terminar en algún momento, ¿no? Después de todo los Spurs cuentan con una base de veteranos que incluye a un Duncan al borde del retiro a los 38 años y a un Ginóbili de 37. Lamento decirles que no podrían estar más equivocados.

Sí, Manu y Duncan están en el atardecer de su carrera, pero Parker tiene 32 años y demostró la temporada pasada que bases jóvenes de la próxima generación como Damian Lillard todavía no le llegan a los tobillos.

Además, el base francés no es el verdadero elegido para ser el abanderado de la nueva generación de San Antonio. Esa responsabilidad en realidad recae en Kawhi Leonard, el MVP de las Finales de este año.

Leonard tiene apenas 23 años de edad, le jugó de igual a igual y terminó superando a un LeBron en su plenitud ante los ojos del mundo entero y promedió 23,6 puntos por partido en los últimos tres encuentros de las Finales, casi el doble que los 12,8 que él promediaba en la temporada regular.

Leonard todavía no ha llegado a su techo como jugador y forma parte de una base de un equipo que es más joven de lo que la gente piensa, ya que además de los jugadores previamente mencionados solamente Boris Diaw (32) y Matt Bonner (34) tienen más de 29 años de edad.

Es más, cinco de los 16 planteles que también clasificaron a la temporada pasada cuentan con un promedio de edad más alto que el de 27,7 de los Spurs. Me refiero al Heat, los Washington Wizards, los Clippers, los Dallas Mavericks y los Chicago Bulls.

El Oklahoma City Thunder es el único miembro de aquel grupo de equipos de la Conferencia Oeste que clasificaron a la postemporada y que también es uno de los 10 equipos más jóvenes de la NBA hasta ahora antes de la definición de las plantillas definitivas.

La mística ganadora se pasa como un legado en San Antonio, de David Robinson a Duncan a Manu y Parker y luego a Leonard.

Otros jugadores como Danny Green (el dueño del récord de más triples encestados en las Finales), el brasileño Tiago Splitter y jóvenes como Cory Joseph también contribuyen a la causa. Todos para uno y uno para todos, no hay egos en ese vestuario.

Además, mientras Popovich sea el entrenador del equipo el esquema es garantía de éxito seguro sin importar quienes sean los jugadores que lo ejecuten siempre y cuando lo hagan de la manera apropiada, y él se asegurará de que así sea.

Es por eso que los Spurs vuelven al ruedo como serios candidatos a defender su corona con la confianza renovada y la convicción de que este no es el último capítulo de su historia repleta de éxitos, sino que se trata de el comienzo de una nueva saga.

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