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GREEN BAY -- Jordy Nelson no quiere que sepan todos los secretos de las jugadas de pases al hombro trasero, excepto que es rápido en señalar una cosa.  "En primer lugar, no es una jugada", declaró el receptor abierto de los Green Bay Packers. "Para nosotros, es una reacción". No hay ninguna señal o un ajuste antes de sacar la jugada. Ni siquiera Nelson, uno de los mejores receptores de la NFL ejecutando la jugada, sabe que viene hasta que el balón sale de la mano del mariscal de campo Aaron Rodgers. "Todo depende del mariscal de campo, lo que decidan hacer y dónde quieren poner el balón", expresó Nelson. "Para nosotros, sólo es correr nuestras rutas. Lo principal sería asegurarnos de voltear y poder ajustarnos al envío". Si el receptor no sabe que viene, ¿qué se supone que debe hacer un indefenso esquinero o profundo en la cobertura? "Si tienes un mariscal de campo que puede lanzar, el pasador por lo general lo lanza a la cabeza del defensivo", indicó el entrenador de esquineros de los Packers, Joe Whitt. "Así que nunca ves el balón". Va en contra de todo lo que entrenadores como Whitt enseñan a sus backs defensivos, cuya prioridad siempre es eliminar los pases profundos. El pase al hombro trasero --que esencialmente es un pase lanzado corto intencionalmente-- es la respuesta perfecta para la intención del defensivo de eliminar las rutas profundas. "Como jugador de la secundaria, siempre te enseñan a estar encima de la ruta, controlando las rutas profundas", indicó el profundo de los Packers, Micah Hyde. "Cuando estás encima, tener que reaccionar a un balón que es lanzado corto, es lo más difícil para un back defensivo". Sin embargo no cualquier receptor puede realizarlo. Mientras más alto sea el receptor, es más sencillo de ejecutar. Con sus 6 pies con 3 pulgadas y 217 libras de peso, Nelson podría tener el cuerpo perfecto para hacerlo. Es por eso que no verán a Rodgers lanzando ese pase a su receptor N° 2, Randall Cobb, quien con sus 5 pies con 10 pulgadas y 192 libras de peso está mejor constituido para jugar en la ranura. Luego está el factor de la experiencia. Algún día, el receptor novato Davante Adams (6 pies con 1 pulgada y 215 libras de peso) podría ver esos pases saliendo del brazo de Rodgers. Pero hasta que Rodgers sepa que Adams pueda reaccionar al balón en el aire de la manera en que Nelson puede hacerlo, es poco probable que suceda. "Llega con la experiencia", sentenció Hyde. "Debes tener química con el mariscal, porque es un pase difícil. Lanzar el balón antes de que el receptor se detenga, es difícil. Jugué de mariscal de campo en el pasado [durante la preparatoria]. Era difícil entonces, y estoy difícil que es 10 veces más complicado ahora con estos receptores rápidos. Debes tener una gran química, y creo que algunos chicos en la NFL, muchos chicos en la NFL, no tienen esa experiencia que tienen Aaron y Jordy". Como si no fuera lo suficientemente difícil para defender, a menudo también llega con un ligero empujón del receptor. "Y nunca es marcado", indicó Whitt. "Es una buena jugada". Excepto que no es una jugada.
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