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El sprint del ciclón de Sánchez lo hace un buen candidato al rol de Nº 10

LONDRES -- En cierto modo, no importa la posición en la que juegue Alexis Sánchez. Él desafía los límites del posicionamiento convencional, comiéndose el terreno como un tornado de energía. Sus mapas estadísticos son ilegibles, arrasados por la gran potencia de las carreras que desata en cada partido.

Sin embargo, hay que ubicarlo en algún lugar. El fin de semana pasado, Arsene Wenger podría haber tropezado con la posición ideal para Sánchez en la cancha. En Sunderland, Wenger posicionó al chileno en un nuevo rol como nro. 10 itinerante. El éxito del experimento podría tener un impacto significativo sobre sus planes tácticos para el resto de la temporada.

El exjugador del Barcelona le ofrece opciones a su DT, y su versatilidad fue uno de los atributos que convencieron a Wenger a hacer una gran inversión para incorporarlo. En declaraciones a Sky Sports a principios de esta temporada, el segundo fichaje más costoso en la historia del Arsenal detrás de Mesut Özil confirmó que se siente cómodo en una variedad de roles ofensivos: "Me encanta jugar cualquiera de las tres posiciones ofensivas. Me siento un poco más cómodo por la izquierda ya que puedo correr hacia los jugadores y cortar hacia adentro con el pie derecho, pero si estoy jugando, cualquier posición es buena para mí".

Sus palabras ya se han comprobado. Durante la primera etapa de su carrera en el Arsenal, su flexibilidad táctica se ha explotado al máximo. Ha tenido cuatro funciones distintas: ala derecha, ala izquierda, delantero centro y últimamente nro. 10. Por lo general, un jugador nuevo se fija en una posición para que pueda adaptarse al nuevo equipo. Sánchez ha tenido que adaptarse a una nueva posición casi todas las semanas.

El plan original parecía ser convertirlo en delantero. Abrió como delantero centro ante Everton y Besiktas, ya que Wenger se dedicó a instigarle el mismo proceso de desarrollo que transformó a Thierry Henry y a Robin van Persie de erráticos jugadores abiertos en goleadores implacables.

Sin embargo, las circunstancias pueden hacer que los planes mejor trazados sean barridos de la mesa táctica. La lesión de Olivier Giroud impulsó el fichaje de Danny Welbeck, quien desde entonces ha impresionado como nro. 9 del Arsenal. Esto pareció relegar a Sánchez de vuelta a los flancos, hasta que otra lesión --esta vez de Özil-- le abrió una oportunidad como creador de juego ofensivo al centro.

En muchos aspectos, Özil y Sánchez son polos opuestos cuyos ritmos contrastan. Özil flota por la cancha con un movimiento agraciado; Sánchez rompe la hierba con sus carreras de ciclón. Özil es un creador de juego puro, mientras que Wenger ha reconocido que Sánchez puede ser lento a la hora de soltar la pelota. Sin embargo, ambos jugadores comparten un talento mercurial que exige un papel central.

Puede que no sea un número 10 convencional, pero jugarlo en esta posición asegura que tenga bastante el balón en sus pies. Tiene licencia para deslizarse a cualquier flanco, y también para adelantarse en apoyo del único delantero. Es lo suficientemente disciplinado como para prosperar en un rol libre.

Puede que esto sea una noticia para Özil, pero esta libertad no equivale a un pase libre en las tareas defensivas. Una posición central también aprovecha el notable juego de presión de Sánchez. Puede cerrar a mediocampistas defensivos y a defensores centrales por igual, sembrando caos y provocando errores. Contra Sunderland, Arsenal vio el beneficio de su trabajo incansable en dos ocasiones diferentes durante la victoria por 2-0.

Wenger todavía parece tener sus reservas sobre algunos aspectos del juego de Sánchez. Sus pases no son tan prolijos como los del típico jugador del Arsenal, y es propenso a momentos de individualismo insolente.

Sin embargo, el Arsenal necesita eso en este momento. Cuando su juego colectivo no cuaja, necesitan de alguien que pueda rescatarlos con un momento de calidad caprichosa. Con Özil fuera, es hora de que Sánchez tome el centro del escenario.