Carlos Nava 9y

Tristeza invade el camerino de KC

KANSAS CITY -- El vestidor era muy diferente al que durante casi un mes habían visto los Reales de Kansas City.

Esta vez, la tristeza era evidente y abudante. La mayoría de los peloteros que estaban en el clubhouse de los Reales se consolaban unos a otros.

Expresaban el sentimiento de satisfacción por haber sorprendido al mundo del béisbol y conseguido el campeonato de la Liga Americana, que llevó a la organización a la primera Serie Mundial en 29 años.

Pero también manifestación su frustración por haber quedado tan cerca y tan lejos de conseguir el máximo honor de las Grandes Ligas, el campeonato del Clásico de Otoño.

"El carácter, la manera en que peleamos cada partido y no sólo en postemporada, sino desde que empezó la temporada voy a recordarla toda mi vida", dijo el segunda base de los Reales Alcides Escobar. "Siempre voy a recordar esta Serie Mundial. No importa qué suceda después. Siempre recordaré este momento".

Escobar consideró que ninguno de sus compañeros guardó nada para después; que todos hicieron su máximo esfuerzo desde que a fines de la temporada regular buscaban el boleto a la postemporada y después para llegar hasta el séptimo juego de la serie.

"Tremendo trabajo de todo este grupo de muchachos", dijo. "Felicito a todos mis compañeros por todo lo que logramos".

Escobar reconoció que soñaron con el campeonato de las Grandes Ligas hasta que cayó el out 27, en especial que el objetivo se reavivó cuando vieron que con dos outs en la última entrada Alex Gordon llegaba hasta la tercera almohadilla.

Gordón pegó un imparable que pasó al jardinero de los Gigantes Gregor Blanco y luego a Juan Pérez, que permitió llegar hasta la antesala.
El mismo Blanco dijo en el vestidor de los Gigantes que por un momento temió que Gordón pudiera llegar hasta la registradora con un jonrón de campo, que empatar el partido a tres carreras.

"Sí claro", dijo Blanco en referencia a que pensó que pudiera igualarse el encuentro en el noveno inning. "Yo me alcanzaba a dar cuenta de que él (Gordon) venía dando la vuelta por segunda mientras nosotros teníamos problemas para controlar esa pelota".

Sin embargo, un turno después el receptor Salvador Pérez, quien recibió un pelotazo en la pierna izquierda duante su primer turno al bate que a muchos hubieran dejado fuera de juego, falló en su intento por traer el empate a home.

"Pero eso te enseña el carácter de este clubhouse que nunca se rindió", señaló el relevista Kelvin Herrera. "Batallamos con todo lo que teníamos".

Herrera fue uno de los jugadores más consistentes que tuvieron los Reales en su improbable carrera por el título de la Liga Americana.

Herrera fue el segundo de cuatro lanzadores que Kansas City puso en la loma, donde el abridor Jeremy Gunthrie sólo aguantó tres entradas y un tercio, en las que permitió las tres carreras de los ahora monarcas de las Grandes Ligas.

Herrera permitió tres hits y ponchó a cuatro encabezando un relevo que ya no permitió nada a la ofensiva enemiga.

Pero enfrente estaba también el lanzador Madison Bumgarner, pero ahora disfrazado de relevista, apenas tres días después de que pitcheó ruta completa en la victoria de San Francisco en el Juego 5.

"Cuando tu tienes a alguien como Bumgarner, tienes buena parte del camino ganado", reconoció Herrera. "El tipo es increíble. Nos lanzó en tres partidos y en ninguno pudimos hacerle daño".

"Prácticamente él (Bumgarner) nos ganó la serie", agregó. "Nos tiró tres veces... imagínate ¿Qué se puede hacer? Sólo observarlo, admirarlo y aprender".

Herrera coincidió en el sentimiento de orgullo hacia su propio club, aunque quedaron cortos de la meta.

"Obviamente ya que está aquí, quieres ganarlo todo", dijo. "Pero estoy orgulloso. Trajimos la Serie Mundial a Kansas City después de 29 años. Queríamos ganar, no lo hicimos. Pero quedan muchos años por venir".

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