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River en bar del Fin del Fin del Mundo

BUENOS AIRES -- Ver a River a jugar es un verdadero espectáculo. Me llegó un mail hace dos días, en el cual me invitaban a lo siguiente. "Vení a ver a River al bar del Fin del Fin del Mundo". El mail tenía la copia de un boleto electrónico y por esas cosas de la vida, terminé en Tierra del Fuego, en una fábrica de electrodomésticos que tiene un bar famoso. ¡Es el bar más austral del mundo!

Apenas ingresé al bar había un gran cartel que decía, "después de este bar no hay nada". Y al final de las mesas había una puerta gigante abierta y del otro lado no había más que nieve.

"Este es el Fin del Mundo, muchacho". Me dijo un parroquiano y me senté en una mesita cerca del fuego y cerca también de una ventana que daba al exterior blanco, tétricamente blanco...

Nunca pensé que River fuera tan popular. Sí, es un grande. Pero jamás pensé que tuviera semejante cantidad de hinchas.

Mientras escribo esto (estoy en un costado del bar del fin del Mundo, entre leñadores, fabricantes de trineos, científicos de la Base Naval Marambio, lugareños, todos hinchas del Millo) el equipo de Marcelo Gallardo juega un partido de otro mundo ante el poderoso Estudiantes de La Plata. Me asombran mucho los defensores de River, ponen mucha valentía, no se cansan y pelean todas. ¡Es casi imposible pasarlos!

Sin embargo, Los Pinchas no se quedan atrás para nada, con un plantel de gente joven le da batalla y por momentos le gana el partido.

El aliento de los hinchas de River es insoportable, aturdidor por momentos. Nunca creí que River fuera tanto... Aferrado a mi taza de té hirviente, siento algo de frío y miedo...

En ese momento, en plena televisación del partido, se abren las puertas el bar e ingresan pingüinos gigantescos, del tamaño de Osos Polares y detrás de ellos ingresan al bar Osos Polares del tamaño y la altura de dos balcones. Detrás de los osos y los pingüinos se apretujaban por entrar al bar elefantes marinos y ballenas y cualquier animal del hielo se metía en el bar.

Sentí miedo, el bar se humedeció por el pelaje, las pieles y la gran cantidad de agua que cada animal traía en su cuerpo. Sentí miedo de que me atacaran, pero se quedaron quietos, mirando el partido, disfrutando del gol de Mora y el de cabeza de Funes Mori.

Gritando los goles, pegando grandes alaridos, horrendos aullidos, fantasmagóricos escarceos, salvajes rugidos, cualquier ruido que daba terror era la mejor forma de celebrar un gol de River por parte de aquellos animales.

No sé si River será el mejor equipo, pero es el único equipo del Mundo que tiene hinchas en el Reino Animal y no es poco. Mi experiencia en Tierra del Fuego fue única. River es un equipo animal, juega con una fiereza inhumana y por eso los animales se identifican con este equipo que es, como ya dije varias veces, prácticamente invencible.