Carlos Irusta 9y

Abregú, encucijada junto al mar

ATLANTIC CITY - Vieja cuestión del boxeo, esa de la experiencia frente a la juventud. En una actividad en donde el contacto físico parece ser lo primero, a veces no lo es. Valen las mañas, los trucos y el juego mental por sobre la fuerza, pero ¿Qué ocurre cuando hay muchos años de diferencia y cuando el más joven es, además, el más fuerte?

Ezzard Charles o George Foreman probaron, en su momento, que no todo es cuestión de almanaque, pero quedaron atrás en el tiempo cuando apareció Bernard Hopkins, este "Alien" que a los 49 -cumplirá 50 el próximo 15 de enero- es el campeón más longevo de la historia.

Este sábado en Atlantic City, en la pelea central de la velada, Hopkins deberá medirse con el campeón mundial medio pesado WBO Sergey Kovalev, quien a los 31 luce amenazador y poderoso con sus 23 nocauts en 25 triunfos y, por ello mismo, es el favorito para muchos. Sin embargo, su victoria más importante fue ante Nathan Cleverly, cuando ganó la corona. ¿Qué puede ocurrir ante un hombre que se ha medido con los mejores de su momento?

Es cierto que Hopkins, que el sábado en el Boardwalk de Atlantic City va a poner en juego sus coronas WBA e IBF, no ha tenido grandes rivales en la actual división en la que reina, pero no es culpa suya sino de la actualidad del boxeo. Eso sí, con su record de 55 ganadas con 6 derrotas, 2 empates y 32 nocauts a su favor, tiene todas las herramientas para complicar a cualquiera… Para agregarle algo más de leña al fuego, Hopkins le dijo a Brian Campbell, de ESPN: "Si no fuera negro, estaría en todos los grandes letreros y hasta en los envases de cartón de la leche. Si hablamos del Sueño Americano, he aquí un hombre que ha trabajado duro y en silencio durante 26 años..." Este hombre, que le ha ganado a Roy Jones Jr., Tito Trinidad, Kelly Pavlik, Glen Johnson y hasta a Oscar De La Hoya, no se queda quieto. Ni callado.
La velada será transmitida para toda Latinoamérica por Combate Space, con los relatos de Juan Larena y los comentarios de Marcelo González.

A su vez, este sábado habrá otra historia. La de Luis Carlos "El Potro" Abregú, quien a los 30 se juega una dura carta en su carrera frente al invicto de 26 años Sadam Alí, de Brooklyn, Nueva York. Abregú -nacido en Tucumán, pero representante de Salta, en la Argentina- subirá al ring con una marca de 37 peleas efectuadas de las cuales ganó 36, 24 antes del límite y perdió una sola, frente a Timothy Bradley, por puntos, el 17 de julio de 2010.

Nadie del equipo argentino lo diría en voz alta, pero la figura del joven Ali es, ante todo, la imagen del boxeador que viene en pleno ascenso y necesita un apellido importante en su record. Y Abregú es ideal para probarlo, sí, pero también puede aplazarlo… Es que este neoyorkino de origen yemenita, que fue representante olímpico en Beijing y que empezó en el boxeo inspirado en Naseem Hamed, hasta ahora no ha peleado con rivales de primer nivel. Su marca, de 20 peleas, todas ganadas, con 12 antes del límite, es atractiva en los números, pero, ¿Qué puede ocurrirle a la hora de sufrir?

"Los dos nos conocemos bien -dice Abregú- hicimos guantes muchas veces. Ali es muy veloz, tira bien el jab y se mueve mucho, pero me parece que no le gusta mucho ir a la guerra, como suele decirse. Nosotros, en el equipo, esperamos que salga a moverse mucho, porque él sabe que yo pego, pero… en algún momento tendrá que plantarse, un poco lo que le pasó a Dulorme".

Es que también Thomas Dulorme venía invicto y en ascenso, pero cuando se topó con Abregú, el 27 de octubre de 2012, terminó recibiendo tremendo castigo: perdió por KOT en siete rounds. "Estaba hecho a mi medida y, cuando comenzó a recibir manos fuertes, se vino abajo", recuerda Abregú.

El argentino puso énfasis en que el sábado "Hay que ganar o ganar", puesto que tras una lesión bastante seria en la mano derecha, fue perdiendo un tiempo precioso. Hoy, en este momento, y totalmente recuperado de esa lesión, sigue ligado a Top Rank y con aspiraciones importantes, sabe que no hay muchas opciones.

Salvando las distancias, como ya puntualizamos, lo mismo le ocurre a Hopkins, un hombre de gran orgullo profesional y que está empeñado en escribir más páginas en la gran historia del boxeo. El 19 de abril de este año se midió con Beibut Shumenov, un peleador áspero pero robótico, y le ganó por puntos, luego en enmarañarlo durante toda la pelea.

Algo similar puede ocurrir con Kovalev, si éste no logra, desde el comienzo, imponer sus condiciones físicas. Kovalev pega mucho más duro que Shumenov (aunque en boxeo como en la vida dos más dos no siempre son cuatro) pero también es lento. Y será la primera vez que se mida con un rival de la experiencia, el oficio y el frio temperamento de Hopkins, quien le lleva 18 años...

Dos historias, dos situaciones, dos peleas para seguir con mucha atención, llenas de intrigas, expectativas y esperanzas, como la misma vida...

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