Carlos Irusta 9y

Cuando gana el favorito

Aquella vieja frase del boxeo que dice que "No se puede contra el Padre Tiempo", redondea toda una situación de tal manera, que es irresistible no repetirla. Le pasó a Sergio Maravilla Martínez este año, bajo las luces del Madison, y frente a Miguel Cotto. Un capítulo más de una vieja historia que consiste, en la mayoría de los casos, en ir contra el almanaque a pesar de los pronósticos.

No se le puede pedir más a Bernard Hopkins. Tal vez no lleguemos a mensurarlo ahora en toda su jerarquía, pues como los buenos libros, necesita tiempo para ser apreciado –y comparado. Igual este "Alien" es todo un fenómeno, puesto que a los casi 50 años, ha sido el boxeador más longevo en ser campeón mundial. Y peleando contra todos. Incluyendo a este Sergey Kovalev fuerte, áspero, lento, monocorde, pero destructor. Lo demostró en el primer asalto, cuando puso los límites y condiciones al tenerlo por el suelo a Hopkins. De hecho, lo tuvo al borde del nocaut. De ahí en más, la pelea se hizo en las condiciones que impuso Kovalev, quien a los 31, suma 26 peleas ganadas con 23 nocauts.

Hace rato no veíamos a Hopkins tan subordinado al ritmo y a los espacios del rival. Kovalev, campeón WBO, lo hizo. Evitando el combate friccionado y obligando a retroceder al norteamericano –que exponía sus títulos medio pesado WBA e IBF en esta unificación efectuada en el Boardwalk de Atlantic City, frente a diez mil asistentes-, y torturándolo con la derecha cruzada a la cabeza.

Hizo lo que pudo Hopkins, especialmente en el último asalto (estamos hablando de un round en 12...) cuando conectó manos muy duras, pero en donde también recibió un gran castigo. Teniendo en cuenta que, en realidad, es un mediano grande, era difícil que pudiera conmocionar realmente a un Kovalev muy bien dirigido por John David Jackson –ante quien Jorge Fernando "Locomotora" Castro logró aquella épica victoria en Monterrey, México- que impuso sus condiciones.

También ganó el otro favorito. El invicto Sadam Ali, "World Kid", de 26 años, se impuso por KOT en el noveno asalto sobre el argentino Luis Carlos "El Potro" Abregú, por el título Intercontinental welter WBO. A los 30, Abregú debió luchar contra su inactividad, pero también con la velocidad y oportunismo de Alí, quien ahora suma 21 peleas, todas ganas, 13 antes del límite.

Alí no se prestó nunca a la pelea de intercambios en la media distancia que intentó proponer –con esporádicos resultados- el argentino, quien ahora queda con 36 ganadas (24 antes del límite) y 2 derrotas. Lució lento Abregú, sobre todo por contraste ante la velocidad de Alí, quien hizo una pelea muy cautelosa, bien de lejos, sin correr riesgo alguno, saliendo con facilidad a los costados, evitando cualquier intercambio franco de golpes. Ambos entrenaron juntos mucho tiempo y una de las claves del equipo argentino era, justamente, obligarlo a pelear al norteamericano, que conoce muy bien el poderío de los golpes de Abregú.

Allá por el quinto se notaba que, o "El Potro" salía a romper el fuego y afrontar el peligro de recibir los contragolpes, o la pelea se iba para el lado de Alí, aunque en sus arrestos sin continuidad, el argentino lograba meter los golpes más duros.
Abregú jamás pudo ponerle explosión a la pelea, pero Alí le puso el fuego necesario al conectar una derecha larga que lo tuvo al argentino por el suelo en el sexto y de la que nunca más se recuperó. Fue el momento clave del combate. No solamente por el efecto físico del golpe, sino anímico: dio la impresión de que, superado en velocidad física y mental, el argentino sintió que esa no iba a ser su noche... Y no lo fue.
A pesar de todo, logró reaccionar Abregú con un ataque más persistente en el octavo, es cierto, pero algo faltaba. O convicción –a veces apuntaba demasiado con el directo de derecha, lo que lo hacía muy previsible- o más cantidad de combinaciones... A pesar de ser un rival de poca consistencia, Ali tenía las mayores posibilidades y así fue, porque tras derribar a Abregú nuevamente en el noveno asalto, lo desbordó con golpes duros a la cabeza que motivaron que el árbitro detuviera las acciones.

Ganaron los favoritos. En el caso de Hopkins, perdió ante un boxeador que aprovechó al máximo su herramientas: gran pegada, ritmo lento pero incesante, dominio del ring psicológico y físico. Inobjetable, con gran panorama para Kovalev, porque ahora vendrán las carteleras con su nombre en primer plano. ¿Se retirará Hopkins? Seguramente no, porque como peleador de raza, buscará irse ganador...

Para Abregú las noticias no son buenas, porque ahora hay que empezar todo de nuevo. Ante un rival ganable no pudo, superado por su falta de ring y su lentitud, que se transformaron en indecisiones a la hora de jugarse todas las fichas. Perdió sin atenuantes y ahora habrá que pensar seriamente en rearmar su carrera en el plano local.

Ganaron los favoritos, se dio la lógica y como suele ocurrir, a muchos amantes del boxeo les quedó un gusto ligeramente amargo, puesto que Hopkins era, también, el emblema de que más allá de la edad, siempre se puede.

Pero lo que no se pude, aunque sea repetitivo, es contra El Padre Tiempo...

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