<
>

Messi muestra algunos promisorios signos en su nuevo rol en Argentina

LONDRES -- Cada vez que se debate el tema del mejor jugador en la historia del fútbol, el minuto 47 de la final de la Copa Mundial de este año probablemente pesa mucho en el argumento. Fue en ese minuto que Lionel Messi disparó un remate cruzado de zurda que se fue largo. Esa fue su mejor oportunidad de ganar una final tensa y peleada, y de pararse junto a Pelé y Diego Maradona como Campeón del Mundo.

Obviamente, Messi aún puede ser considerado el más grande de todos los tiempos sin una Copa Mundial a su nombre, sobre todo porque en la era moderna, la Copa de Europa se juega en un nivel más alto que la Copa del Mundo. Para algunos, sin embargo, su falta de honores internacionales son una limitante crucial -- no es una barrera infranqueable, pero sí una advertencia importante--.

Es difícil pensar en un escenario más grande que la final de la Copa Mundial en el Maracaná, pero también cabe recordar que el torneo internacional anterior de Messi fue una decepción similar. La Copa América 2011 se llevó a cabo en su país natal, y fue un torneo peculiar en el que todos los grandes equipos tuvieron un rendimiento bajo. La Argentina sólo alcanzó los cuartos de final, donde fue eliminada por una selección uruguaya con 10 hombres que terminó ganando el torneo, y que asimismo sólo brilló en la final.

Para Messi, un jugador que inicialmente no pudo capturar la imaginación de los argentinos ya que nunca había jugado fútbol profesional en su país, fue un gran revés. Esa fue una oportunidad única para ganar un trofeo importante en la Argentina, salvo un retorno al final de su carrera -- probablemente al club de su infancia, Newell's Old Boys. Habiendo fracasado en Argentina y Brasil, Messi ahora debe apuntar a Chile por la gloria en su continente de origen, donde se llevará a cabo la Copa América el año próximo.

Argentina ha sufrido cambios importantes luego de la Copa Mundial tras el reemplazo de Alejandro Sabella por Gerardo Martino. Martino, por supuesto, es un hombre que conoce bien a Messi -- estuvieron juntos la temporada pasada en Barcelona, y, según los rumores, Messi había alentado personalmente al club para que contratara a Martino, oriundo de Rosario, quien literalmente es un Old Boy de Newell's.

Bajo Martino, Messi tiene un rol diferente. En la Copa América 2011, Argentina usó a Messi de falso nueve en un 4-3-3, en un intento de replicar el modelo con el que Barcelona había ganado la Copa Europea. Jugó magníficamente, pero aquellos que se beneficiaban de sus centros, sobre todo Ezequiel Lavezzi, fallaban una y otra vez.

En el mundial, Messi se convirtió en un clásico número 10 en un sistema de 4-4-1-1. Le faltaba su máxima explosividad y jugó lento y tranquilo, lo que sugiere que no estaba 100 por ciento en forma. Sin embargo, algunos de sus centros fueron excelentes, y un pase a Ángel Di María contra Bélgica fue la bola del torneo. Sin embargo, Argentina se quedó corta.

En el triunfo del miércoles por 2-1 en el amistoso ante Croacia en Londres, Messi jugó en su antigua posición por el lado derecho en un 4-3-3, cortando hacia adentro hacia su pie izquierdo. Con Ángel Di María empujando hacia adelante por la izquierda y Sergio Agüero adelantado, la línea de ataque estuvo dinámica, apoyada por un trío funcional y trabajador de Javier Mascherano, Ever Banega y Enzo Pérez.

Es similar a la función que Messi cumplió en la preparación para la Copa del Mundo, aunque el sistema de Sabella era más fluido, con Di María bombardeando hacia adelante desde el centro del mediocampo. Aún así, se siente extraño verlo arrancar cerca de la banda en lugar de por el centro. La táctica principal de la Argentina suele limitarse a alimentar a Messi, y eso es más difícil cuando él está menos involucrado.

Sin embargo, el rendimiento de Messi en un Upton Park medio vacío fue extraordinario. Es cierto, básicamente estaba jugando contra el equipo B de Croacia, ya que con Niko Kovac decidió descansar a sus estrellas de cara al partido de clasificación del fin de semana contra Italia. Pero los regates hipnóticos de Messi y su aceleración en distancias cortas fueron espectaculares.

Fue como un Messi revitalizado, liberado -- en una posición diferente, pero con la explosividad y la determinación que hemos llegado a esperar de él. En la Copa del Mundo a menudo mantenía el balón, permitía que los defensores recuperaran su posición y luego se volvía, pero aquí fue directo, penetró y siempre estuvo en movimiento.

Esa explosividad es tan crucial en el juego de Messi porque su cualidad más distinguida y única es su capacidad de desempeñar dos funciones diferentes al mismo tiempo. Éste es el jugador que popularizó la posición de falso nueve con una suma de goles con la que pocos nueves clásicos de la historia podrían soñar -- es un creador de primera y un goleador de primera.

Sin embargo, para desempeñar estas dos funciones al mismo tiempo necesita aceleración, y Messi tiene una habilidad infalible para hacer un pase sin perder el paso, y luego meterse inmediatamente en el espacio mientras los jugadores contrarios tratan de ver a dónde se ha jugado el pase. Es por eso que inicia tantos uno-dos: una mezcla su gran capacidad de anticipación y la velocidad increíble que despliega en los primeros metros.

Messi fue excelente el miércoles por la noche. Desde el principio fue evidente que había salido a jugar con todo, con la creación de una ocasión temprana para Banega tras una explosión de ritmo desde la derecha. Se conectó bien con un Pablo Zabaleta superpuesto, debería haber ganado un penal en el primer tiempo cuando dos defensores lo taclearon simultáneamente después haber ejecutado un uno-dos con Banega, y también creó un par de buenas ocasiones para Agüero. Poco antes del entretiempo, volvió a confeccionar otro vistoso uno-dos, esta vez con el lateral izquierdo Christian Ansaldi, antes de disparar un remate que terminó en la red lateral.

En un amistoso insignificante, muchos creían que Messi sería reemplazado en el entretiempo. En cambio, salió al segundo tiempo con Argentina 1-0 abajo y produjo otra tanda de momentos maravillosos, durante los cuales creó los dos goles con pases maravillosos. Primero llegó su pase cruzado de 50 yardas a Ansaldi, que impulsó al lateral izquierdo a patear. Su disparo se desvió en Agüero y entró.

Poco después, Messi produjo uno de sus clásicos centros de baja velocidad para Agüero, a quien el portero Lovre Kalinic le cometió falta. Messi convirtió el penal tras haber fallado sus dos intentos anteriores. Tal vez fue por eso que apretó ambos puños a modo de festejo, una muestra de emoción poco común para un penal convertido en un amistoso, o tal vez sea que está decidido a encaminar a la Argentina por la senda de la victoria antes de la Copa del año que viene.

Más estaba por llegar: otro gran centro para Di María, luego un remate con el pie derecho contra el poste tras una buena jugada del suplente Roberto Pereyra. La única preocupación fue cierta interacción desprolija entre Messi y Tévez, quien recibió una bienvenida de héroe de los hinchas de West Ham en el estadio, lo que recordó a la recepción que suele tener en Argentina, donde goza de una mayor conexión con el público que Messi.

Resulta difícil pensar en otro delantero que haya jugado con Messi, ya sea en el fútbol internacional o de clubes, con quien categóricamente no haya funcionado bien, pero el regreso de Tévez a la selección nacional representa una verdadera amenaza para Messi. No hay ninguna posibilidad de que Messi se quede fuera del equipo, pero tanto en la Copa Mundial 2010 como en la Copa América 2011 hubo una sensación de que Argentina no había jugado al máximo de sus capacidades debido a la presencia de Tévez.

¿Es una coincidencia que lo mejor de Messi a nivel internacional, entre 2011 y 2014, haya llegado cuando Tévez estaba en el desierto internacional?

Con o sin Tévez, Messi tiene que encontrar una manera de ganar la Copa América con Argentina el año que viene. Él hubiera preferido ganar la Copa 2011 en Buenos Aires, o el Mundial 2014 en Río, pero el 4 de julio de 2015 en Santiago se ha convertido en una de las fechas más importantes en el resto de la carrera de Messi.