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De La Boca a Manchester

Quedé fascinado por muchas cosas. Pero lo que más me llamó la atención que muchos habitantes andaban con el mate y el termo en la mano. Había muchas camisetas de Boca Juniors por las calles Telam

BUENOS AIRES -- Pueden existir muchos varios copados en el mundo. Harlem, el barrio latino de Paris, Krousberg en Berlín, todos son parecidos a mi barrio de La Boca, pero ninguno es como La Boca.

Una inglesa que compraba cuadros de barcos en las galerías de La Boca me contactó y me dijo:
"Cucu, mi marido no puede venir a ayudarme y tengo que volver a Manchester con los cuadros", tengo un pasaje aéreo abierto. ¿Querés venir conmigo?"

La propuesta me pareció delirante pero la agraciada señora de cincuenta pirulos muy bien maquillados me motivaba a la aventura. Le dije sí y partimos hace un par de días. Ahora escribo esto desde la calle Burgerstreet de Manchester, una de las ciudades más lindas del mundo.

¿Y los cuadros que temática tienen?, le pregunté de pura curiosidad. "Son todos con motivos futboleros, la cancha de Boca Juniors, la cara de Carlitos Tevez, grafiteada; El Puente de La Boca con la camiseta xeneixe de fondo como si fuera un gran sol, y así..."
¿Y para qué son estos cuadros?, le pregunté por pura casualidad, también. "Son para exponer en una galería de Manchester".

Me resultó extraño que una galería inglesa hiciera una muestra tan original. No sé por qué, pero me encantó. Llegar a Manchester con esos cuadros tan grandes, de distintos tamaños inclusive, fue una verdadera maratón. Atravesamos muchas aduanas, hasta que llegamos a la ciudad inglesa.

Quedé fascinado por muchas cosas. Pero lo que más me llamó la atención fue que muchos habitantes andaban con el mate y el termo en la mano. Había muchas camisetas de Boca Juniors por las calles y la pasión por Borges y por Bioy era como una fiebre que se extendía en todos los colegios ingleses. Pasión pura.

El fútbol puede cumplir muchas funciones, puede ser un chaleco salvavidas para mucha y es una usina de alegría y de ilusión constantes. Pero nunca pensé que llegaría a tanto.

La galería se llamaba "Dame todo por dos libras esterlinas" y los dueños era un matrimonio argentino que sufría de melancolía por el país. A cada rato organizaban peñas de folklore, cumbiatas de cumbias y cuartetos, clases de tango, mateadas para ingleses y cosas así.

Ernesto Perezlindo y Verónica Bertolugui viven en Manchester hace varios años, pero extrañan. Por eso surgió la idea de fundar la galería de arte. Sentirse cerca del país con cuadros que hablen de fútbol es un gran motivos para no extrañar tanto.

"Pero no sólo eso, Cucu, me dijo Ernesto, sino que también somos una especie de embajadores informales de la cultura argentina. De a poco, estamos imponiendo muchas costumbres en Manchester". Vaya si las están imponiendo desde su pequeña galería.

Me quedé pensando que la pena de extrañamiento, la barrera del idioma y la melancolía propia de los argentinos hace difícil toda estadía en cualquier parte del mundo que no sea Argentina.

Ernesto y Verónica, de cierta forma, encontraron su motivo, su nuevo lugar en el mundo y aventura cultural personal. Me encantó conocerlos, tomar mate en su galería de Manchester. Al que nunca pude ver ni en figuritas es al marido de la inglesa, Rebeca Jonshon, que me llevó a Inglaterra. ¿Habrá existido realmente?, me pregunto ahora. ¿No habrá sido todo un timo?