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Duelo de titanes en la Sudamericana

Señoras y señores, ¿están listos para los dos Superclásicos más importantes de la última década? No es ninguna exageración, la serie de ida y vuelta que arranca este jueves entre Boca Juniors y River Plate por la semifinal de la Copa Sudamericana es el evento más importante para estos dos equipos desde que Boca eliminó a River de las semifinales de la Copa Libertadores 2004.

Al igual que en aquella Libertadores, la serie arranca en La Bombonera, culmina siete días después en El Monumental y cuenta con el conjunto millonario como líder del torneo local.

La principal diferencia es que el consenso general esta vez considera al River que acaba de perder un invicto de 31 partidos, no al Boca que había ganado tres de las últimas cuatro Libertadores en ese entonces, como el favorito a llegar a la final.

Es más, el actual equipo xeneize recién acaba de salir de una crisis tan aguda que le costó el puesto a Carlos Bianchi, el técnico más venerado y ganador de su historia, a fines de agosto.

El sucesor de Bianchi en Casa Amarilla fue un ex jugador suyo como Rodolfo Arruabarrena, alguien respetado como entrenador de Tigre y Nacional de Uruguay pero sin experiencia como técnico de clubes grandes. Aún así, el ¨Vasco¨ le hizo culto al perfil bajo, al trabajo y a la renovación psicológica de su equipo y de esa manera las estadísticas dicen que Boca ha sido superior a su archirrival desde su llegada al equipo.

Ese concepto puede ser difícil de creer a simple vista, considerando que River contó con el invicto previamente mencionado, pero los números no mienten.

Comencemos considerando el hecho de que Boca había ganado un partido y perdido tres en las primeras cuatro fechas del torneo actual bajo la tutela de Bianchi, además de haber sido eliminado de la Copa Argentina por un equipo de Segunda División como Huracán. River, por su parte, venia entonado habiendo cosechado 10 de 12 puntos posibles con tres triunfos consecutivos.

Boca ha sumado 24 de 36 puntos posibles con Arruabarrena al mando desde su victoria por 3-1 ante Vélez en la quinta jornada, mientras que Marcelo Gallardo y sus jugadores han acumulado 23 en total. O sea, los de azul y oro tienen un punto más que los de la banda roja en los 12 partidos desde el cambio de técnico en la sede boquense.

Siete triunfos, tres empates y dos derrotas para Boca. Seis triunfos, cinco empates y una caída para River. La nueva paridad entre ambos equipos hasta se simboliza en su empate 1-1 durante la fecha 10 del campeonato, aunque esta vez la lluvia no debería convertir a un partido de fútbol en una versión surreal en el barro de este deporte como en su encuentro más reciente.

Su andar en la Sudamericana también es bastante similar. Marca perfecta para River con seis triunfos en la misma cantidad de partidos. Cuatro ganados, uno empatado y uno perdido para Boca.

De todas maneras, los partidos de copa son distintos a los de un torneo, ya que por ejemplo tanto Cerro Porteño y Estudiantes quedaron expuestos con el partido empatado al ir perdiendo en la serie.

Si combinamos a las estadísticas de ambos torneos, las defensas de ambos equipos son igual de sólidas con 14 goles en contra en 18 partidos, pero River es más potente en ataque con 36 tantos a favor comparado con 28 de Boca.

El máximo goleador de Boca es Emmanuel Gigglioti con cuatro tantos, mientras que River cuenta con un goleador que pasa por su mejor momento en Teófilo Gutiérrez con 10.

El arsenal ofensivo superior millonario podría inclinarlo a ser el favorito, pero en un deporte tan cambiante como el fútbol no hay que descartar al aspecto psicológico del asunto.

River ha ganado apenas uno de sus últimos tres partidos, ha tenido que dar vuelta los últimos tres que sí ganó y acaba de desperdiciar una chance inmejorable de afirmarse en la cima del torneo al empatar como local ante Olimpo, el anteúltimo de la tabla.

Eso sí, la ausencia de jugadores clave como Gutiérrez, Eder Balanta y Carlos Sánchez por estar con sus respectivas selecciones durante la fecha FIFA más reciente ha contribuido bastante a su mini bajón más reciente.

Boca, por otro lado, no ha sido derrotado en sus últimos tres encuentros y cuenta con el dulce recuerdo de que su último partido en la Sudamericana fue una categórica victoria como visitante por 4-1 ante Cerro, su mejor actuación copera de la última media década.

La historia dice que Boca siempre ha prevalecido en series eliminatorias entre ambos, ya sea en las semifinales de la Copa Libertadores de 1978 y 2004 y en los Cuartos de Final de la del 2000, pero lo espectacular de esta rivalidad es su capacidad para escribir un nuevo capítulo cada vez que estos dos equipos se enfrentan.

Lo que hay en juego es tan simple como enorme. Si River gana la serie cambiará la historia y tendrá la oportunidad de coronar lo que posiblemente sea el mejor año de su rica historia con la final de la Sudamericana y un potencial bicampeonato argentino. Si pierde, hasta dicho bicampeonato se sentirá agridulce.

Si Boca gana, el año estará ¨salvado¨ y su gente se regodeará por haber eliminado a su rival más odiado una vez más. Una eliminación borraría todo lo bueno hecho desde la llegada de Arruabarrena, por más injusto que eso parezca, y dejaría al conjunto xeneize sin títulos mientras que River podría terminar con cuatro en total.

Que se suba el telón. Ni siquiera la película ¨Titanic¨ es tan dramática como el melodrama que está por develarse durante las próximas tres horas de fútbol, sudor y lagrimas. Que comience el espectáculo.

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