<
>

Aymar llegó a San Luis para sus últimos amistosos con Las Leonas

Aymar fue recibida por la gente en el Aeropuerto Gentileza Agencia San Luis

BUENOS AIRES -- Está feliz disfrutando de la calidez de la gente puntana, que le pide un autógrafo o una foto. Está feliz viviendo en el Interior el boom que ella misma generó. Está feliz simplemente mirando para atrás y sabiendo que, en pocos días, se terminará este sueño que nunca imaginó. Lucha Aymar, de 37 años, ya logró todo y más (ocho veces mejor jugador del mundo, cuatro medallas olímpicas, cinco Champions Trophy), pero cuando decidió que el Champions Trophy que se viene en Mendoza (el debut es el sábado) sea su último torneo, tomó otra postura. "No sólo quiero pensar en jugar bien o ganar, deseo estar más relajada y disfrutar cada segundo porque los torneos se pasan muy rápido y es el último que jugará en mi vida", explicó al pisar San Luis, donde jugará dos amistosos con Las Leonas, domingo y lunes, ante Nueva Zelanda, en el coqueto Estadio Municipal.

"Me encanta San Luis. Vine varias veces y es una provincia en la que noto un gran crecimiento en el hockey. Sé que está por inaugurar diez canchas, algo increíble que nunca hubiese pensado", cuenta con una sonrisa, sabiendo que este auge lo provocó ella.

"Por suerte pude jugar mucho más de lo que esperaba porque mi físico me acompañó y me han tocado vivir muchas cosas hermosas, como esto que se ha producido en todo el país conmigo y Las Leonas. Yo peleé por esto, porque el hóckey sea uno de los deportes más populares del país. Por eso lo vivo y lo disfruto cuando veo que se inauguran canchas o que muchas mujeres, no sólo niñas, se acercan al hóckey", admite.

¿Cuál sentís que será el legado más importante que vas a dejar o que te gustaría que destaquen de vos?
Siento que ya un legado he dejado: la forma en que me he tomado mi deporte, el esfuerzo y la garra que le he puesto en estos años. No me arrepiento de nada, volvería a elegir el hockey y todo lo que hice. Pienso siempre que yo empecé a jugar a los ochos años, en Rosario, en una lonja de pasto, y nunca pensé en jugar en un gran estadio, en lograr un Mundial, una medalla olímpica o una Champions Trophy. Todo me parecía inalcanzable y pudo lograrlo. Y me gustaría que todos sepan que con pasión, esfuerzo y profesionalismo todo se puede conseguir. Ese me gustaría que sea mi legado.

Estarás viviendo un proceso muy emocional. ¿Cómo está siendo? Tampoco debe ser tan sencillo decir "disfruto aunque no juegue tan bien".
No, claro, más allá de haber tomado esta postura sé que no será fácil, que me voy a enojar con los jueces o conmigo, si juego mal. Pero quiero que eso dure poco. Reconozco que tengo el miedo de no ganar o no jugar bien, como lo tuve toda mi carrera. Pero tengo que aceptarlo y trascenderlo, porque esa inseguridad antes de cada campeonato, me llevó, de alguna forma, a hacer la carrera que hice.

¿Qué valoración le das a estos amistosos, que se disputarán a menos de una semana del debut en el Champions Trophy?
Nosotros ya estamos acostumbradas a jugar estos partidos tan cerca del torneo y siento que nos sirven mucho porque si bien en Buenos Aires estábamos entrenando muy bien y jugando contra equipos de hombres, medirnos contra un rival que estará en el Champions Trophy nos da ese roce, el ir agarrando ritmo y confianza para llegar mejor al torneo. Nueva Zelanda, además, tiene un equipo muy físico, con jugadoras veloces, que ha crecido mucho y será una buena medida para ver dónde estamos a menos de una semana del debut.

¿Cómo pensás que vas a llegar vos al debut? ¿Planificás ir de menor a mayor en el torneo?
La verdad es que no tuve el tiempo de otros torneos para prepararme porque hace dos meses decidí jugarlo, pero estoy tratando de calmar mi exigencia y tomarme todo de otra manera, que de alguna forma si juego bien o mal quede en un segundo plano. Quiero estar más relajada y disfrutar de mi último torneo, no perderme ni un detalle de esta experiencia.

Fuente:
Prensa San Luis