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Sacramento de unos reyes en alza

Desde el bautismo de los monarcas californianos en la viña de la NBA tras su resurrección como franquicia en 1985 -después de su paso por Kansas City y Rochester- la senda de los Sacramento Kings ha sido un sacrificio de dimensiones bíblicas.

Se han clasificado a playoffs en 10 de los 30 años de periplo en la División Pacífico y mucho ha llovido desde aquellos tiempos dorados de Rick Adelman como coach y el pico de las Finales de Conferencia en el año 2002 y tres Semifinales de Conferencia (2001, 2003 y 2004). Desde que el entrenador y exjugador abandonó la franquicia para hacerse cargo de Houston Rockets y más recientemente, de Minnesota Timberwolves, la suerte de los Kings ha sido nefasta.

Incapaces de clasificarse para playoffs en ocho temporadas consecutivas y con una revolución interna con cambio de propietarios incluida en 2013, Sacramento parece estar más cerca de la divinidad esta campaña. El matrimonio formado por DeMarcus Cousins (23.2 puntos y 12.3 asistencias) y un Rudy Gay (21.1 puntos, 6.5 rebotes y 3.8 asistencias) que está mostrando su mejor versión en años, es una unión destinada al éxito.

Cousins se está mostrando imparable con actuaciones sobresalientes como la que logró ante Los Angeles Clippers en el tercer partido de la temporada (34 puntos y 17 rebotes), o en las dos últimas victorias ante los T-Wolves y Chicago Bulls, donde combinó 53 puntos y 32 rebotes. Desde que fue elegido en el draft de 2010, el pívot no había tenido un comienzo tan arrollador como el de la presente campaña. Gracias a él, las penitencias pasadas podrían llegar a su final con la confirmación de un equipo con muchas ganas de despuntar.

Además de su presencia y la de Gay, también reciben eucaristía baloncestística un grupo de fieles jóvenes que están ansiosos por cautivar a la orden sacerdotal de una liga de bizarra lectura esta temporada (es difícil no perder la fe con equipo como Oklahoma City Thunder o los Knicks de Nueva York). Atención a Ben McLemore (10.2 puntos, 3.8 rebotes y 3.3 asistencias). Con 21 años de edad y mientras vive su segundo año como feligrés de los monarcas, su presencia en la plantilla es vital. Ha sido titular en los 13 encuentro que lleva disputados su equipo y tiene mucha de la culpa del buen balance que acumulan (8-5 y segundos en el Pacífico).

Darren Collison (15.9 puntos y 7.0 asistencias) también es otro de los jugadores que están dando el do de pecho. Está reluciendo más todavía si cabe en las últimas citas, en las que está habilitando a la perfección a unos compañeros capacitados para aprovechar las oportunidades que se les presentan. Los parámetros ofensivos de Sacramento están bien definidos gracias a un juego interior abrumador, y es que la mayoría de su productividad está llegando en lanzamientos de corta y media distancia (el perímetro es la zona peor cubierta aunque destaca la labor de McLemore en los triples con un 41.4 por ciento de acierto).

Sin embargo, su gran fortaleza es la presencia en la pintura con Cousins y un Jason Thompson (4.2 ppj y 5.8 rpj) que todavía tiene un amplio margen de mejora. Carl Landry (8.8 ppj y 4.2 rpj) está cumpliendo en sus funciones desde la banca. Con un total de 103.4 puntos por partido, los Kings se colocan como el octavo equipo más efectivo de la liga, y su solidez en la zona le está valiendo el ser el tercer plantel que más rebotes agarra de la NBA gracias a una media arrolladora de 46.4 por juego.

No obstante, si las derrotas también han llegado es porque en ocasiones falta cierta intensidad defensiva tanto en las transiciones como en la regularidad de la intensidad. Los pupilos de Michael Malone permiten 100.8 puntos por cita, una de las cifras más altas de la competición.

Sin embargo hay razones para creer, para que la fe permanezca viva en una liga demandante a la que la franquicia se ha sabido adaptar a la perfección. La extrema unción está más lejos que otros años y los playoffs podrían ser un premio para un proyecto rejuvenecido en todas las área.

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