John Brewin 9y

Sergio Agüero, el hombre que puede mantener a Manchester City en Europa

MANCHESTER -- Arrebatando la gloria de las fauces de la farsa con su típico aplomo, Sergio Agüero revirtió la tendencia reciente de la difícil relación del Manchester City con el fútbol de la Champions League.

"Si quieres tener éxito en algo, necesitas un jugador especial en condiciones especiales, de lo contrario simplemente no ganas nada", dijo aliviado el capitán del City, Vincent Kompany. "Cuando él está en esas condiciones, hace posibles cosas que de otro modo serían inalcanzables".

Tal vez el mayor logro de Agüero aquí fue revivir el interés de los hinchas del City en esta competición. Una proporción vocal del público dice que no le importa, pero una vez que Agüero anotó el empate, el Etihad comenzó a rebosar de esperanza y expectativa. Cuando convirtió el tercero, el de la victoria, el estadio finalmente estalló en los decibeles correspondientes a un encuentro con un club de la talla del Bayern Munich, con un entrenador de la reputación de Pep Guardiola.

"Un jugador como Agüero siempre supone un peligro", reconoció el catalán. "Perdimos el partido. Les dimos el juego. Así es el fútbol".

Ha habido una buena razón para la apatía de los aficionados del City. Desde su reintroducción a la mesa principal del continente, el City aún no había disfrutado de una famosa noche europea como las que el Manchester United, el Arsenal, el Chelsea y el Liverpool han celebrado. Mientras tanto, Leeds United, Newcastle y Tottenham atesoran sus momentos en la Champions League a partir de sus breves incursiones en el autoproclamado mejor torneo de clubes del planeta.

Las cuatro temporadas del City en esta competición han rozado con la infamia del tipo que los Blackburn Rovers, en su fatídica aparición de 1995-1996, alguna vez sufrieron. En aquel entonces, los Rovers eran los grandes gastadores del fútbol inglés, para quienes el dinero no compró suficiente felicidad. Sin embargo, ésta podría haber sido la noche en que el City finalmente creyó que puede prosperar en Europa. Los golpes de último momento son maravillosos para la autoestima.

Se perfilaba como otra noche de calamidad continental. Una derrota ante un conjunto debilitado de 10 hombres del Bayern sin demasiado interés estaba en las tarjetas hasta que entró en escena la genialidad de Agüero. Tres goles en tres remates demostraron que el cazador furtivo argentino cree que sí merece jugar en este escenario.

"Siempre dije antes de esta noche que Sergio es uno de los mejores jugadores del mundo", comentó Manuel Pellegrini.

Hasta que Agüero convirtió el segundo y el tercero, el ambiente sombrío sólo se había visto animado por el aliento y los saltos constantes de los hinchas alemanes en la tribuna sur. El resto del estadio guardaba un silencio casi total, consumido por una combinación de inquietud y desinterés fingido.

La UEFA Champions League saca un lado frágil e irritable tanto del equipo como de sus hinchas. El empate tardío del CSKA de Moscú en el partido contra la Roma dio lugar a la peculiaridad matemática de que el City seguiría en carrera sin importar cuál fuera el resultado ante el Bayern. Sin embargo, jugaron como si ya no quisieran seguir formando parte de la competencia, tal como aquellos fans que abuchearon el himno de la UEFA antes del inicio del partido.

Joe Hart se salvó de un mal momento después de cometer dos errores que anularon la ventaja adquirida por el gol de penal de Agüero en el minuto 20; la expulsión de Mehdi Benatia por la falta le había cedido al City una ventaja inicial de un gol y un hombre. El empate de Xabi Alonso con un gol de tiro libre a través de una pared desorganizada y un Hart clavado al suelo sugirió otra noche de dolor -- estas sensaciones se profundizaron con el remate de cabeza de Robert Lewandowski, que sorprendió tanto a Bacary Sagna como a Hart, quien volvió a pasar vergüenza. El City se fue a los vestuarios con la cabeza gacha.


"Mi primer pensamiento fue que no podemos ceder dos goles en cada partido que jugamos, porque así es muy difícil ganar"
, dijo Pellegrini. "Sin embargo, durante el entretiempo hablé con los jugadores de que teníamos 45 minutos más para anotar, y que debían luchar hasta el final porque era nuestra última oportunidad de seguir en la Champions League".

Las perspectivas de empleo del chileno parecían tan dudosas como las de Arsene Wenger y Brendan Rodgers. Agüero --y lo que sea que pase durante la última ronda de partidos-- deberían aplazar un poco su ejecución, aunque como la Premier League ya parece perdida para el Chelsea, todavía necesita hacer un gran empujón en la Champions League para tener una posibilidad remota de supervivencia. Al menos ahora todavía hay una oportunidad.

Pellegrini no necesariamente está de acuerdo. "No creo que ésta haya sido la victoria más dramática o más importante de mi carrera", dijo con su estilo típicamente pesimista.

Pero lo cierto es que incluso con 10 hombres durante 70 minutos, el Bayern fue competitivo hasta las intervenciones de Agüero. A diferencia de lo que suele suceder con el City, no entraron en pánico cuando la mala suerte cayó sobre ellos. Hasta que Alonso cometió el error que dio lugar al empate de Agüero, el veterano había llevado el partido con la gracia de un jugador que sabía exactamente cómo jugar en la Champions League.

"Si te fijas en la forma que jugamos, no puedes decir que nos faltó concentración", dijo Guardiola, claramente decepcionado a pesar de que su equipo había llegado a Manchester con poco en juego. "Me siento triste por los jugadores".

Al menos el City tuvo a Frank Lampard. Aunque no jugará junto a sus compañeros temporarios si es que llegan a la fase de eliminación en febrero, por momentos fue la única voz de urgencia, cerrando el puño con entusiasmo cuando otros (Kompany inclusive) lucían atontados y derrotados.

Más importante aún, tienen a Agüero, un jugador con la clase suficiente para decorar a cualquier club de la Champions League. Aunque el mismo Manchester City y sus fans cuestionaran su propia presencia en esta competición, él demostró que sí pertenecía y que pueden prenderse a su estela.

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