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Fútbol 5 - River 1-0 Boca

BUENOS AIRES – Los especialistas de ESPN contestaron cinco preguntas sobre lo que dejó el triunfo por 1-0 de River Plate sobre Boca Juniors, que lo clasificó a la final de la Copa Sudamericana.

1) ¿ River es un justo finalista de la Copa Sudamericana?

Nicolás Baier: Sí. En el marco de una serie muy pareja, contó con la suficiente actitud para llevarse el pasaje a la final. Por cansancio y una cuota importante de presión, estuvo lejos de mostrar el fútbol que lo convirtió en el equipo sensación del semestre. La mano derecha de Barovero en el penal y la zurda de Pisculichi terminaron por hacer la diferencia.

Alejandro Caravario: Se supone que River es mejor equipo que Boca. Pero en la instancia en la que se enfrentaron para definir el pase a la final fueron sumamente parejos. También pudo haberse clasificado Boca sin que ameritara reproche. La diferencia en el Monumental fue exigua y el equipo de Gallardo volvió a demostrar que está lejos del fútbol que deslumbró a propios y extraños en los inicios del campeonato local. La intuición de Barovero jugó un papel determinante. Y el azar también, porque en el gol de River, Vangioni quiso patear al arco y le salió tan mal, pero tan mal, que le salió bien. Y le cayó en los pies a Pisculichi. De esos detalles se compone la clasificación de River. Ni injusta, ni destacada.

Fabio Dana: Sí. En una serie pareja, se hizo fuerte en las difíciles, aprovechó los momentos que tuvo a favor y marcó la diferencia. El empate en La Bombonera terminó siendo clave ante la falta de eficacia de Boca en el Monumental.

Roberto Martínez: Sí. River consigue la clasificación para disputar la final de la Copa Sudamericana con total justicia. Si bien en las semifinales estuvo lejos del fútbol que puede llegar a producir, fue más que Boca. Esto, aún con las ocasiones de las que disfrutó el equipo xeneize para ponerse en ventaja en el partido de vuelta disputado en el estadio Monumental. River superó a Boca en el terreno emocional, con actitud y predisposición. Y acumuló razones en el segundo tiempo del juego decisivo para argumentar este nuevo hito en su historia.

Enrique Sacco: Sí. Porque hasta aquí, a pesar de la merma en su rendimiento, en este semestre es el equipo que juega diferente, superior al resto e intenta jugar bien, casi siempre.

2) ¿Qué sufrió más Boca? ¿El penal errado por Gigliotti, la lesión de Gago o el problema físico de Chávez?

Nicolás Baier: Difícil elegir una. Todas complotaron en la derrota de Boca. Evidentemente el penal fallado en el arranque significó un golpe anímico, pero pese a ello el equipo de Arruabarrena contó con otras chances clarísimas en ese primer tiempo. En el complemento fue totalmente inofensivo, en gran parte por la ausencia de Gago, su jugador más claro. Sumaría el gol mal anulado a Gigliotti y la falta de respuestas de los ingresados para coronar una noche pára el olvido.

Alejandro Caravario: Todas fueron circunstancias adversas. Al penal hay que agregarle otras dos ocasiones clarísimas despilfarradas por Gigliotti. Es probable que la sumatoria haya desanimado a Boca, especialmente a Gigliotti, quien fracasó en su función específica de definidor, sobre todo al tomar el generoso rebote concedido por Barovero en el primer tiempo. Calculo que le darán un descanso (por otra parte: ¿de dónde proviene su autoestima tan alta que lo lleva a reclamar la ejecución de penales y tiros libres, especialidades para las que carece de un talento distintivo?) De todos modos, la falta de Gago, que salió a jugar el clásico en una pierna, fue lo que más sintió Boca. Sin Gago, no tiene espesor. Se queda sin organizador, sin el pie capaz de filtrar el pase decisivo. La inteligencia, la estrategia, la sutileza necesaria para desequilibrar están concentradas en Gago. Sin él, Boca es un equipo ordinario y previsible. Carrizo, en una gestión más ofensiva, tomó la posta como pudo. Y jugó muy bien. Pero no alcanzó para que Boca desarrollara mejores argumentos que ubicar a sus delanteros grandotes, quienes fueron sistemáticamente fagocitados por los centrales de River.

Fabio Dana: El penal errado de Gigliotti, sin dudas, fue determinante. Un gol tan tempranero de visitante hubiera sido durísimo de remontar, un golpe anímico demoledor. Y hubiera cambiado de manera definitiva el trámite del partido. La lesión de Gago y el problema físico de Chávez, si bien son dos jugadores muy importantes, no fueron decisivos.

Roberto Martínez: A Boca lo dejó grogui el penal fallado por Gigliotti, y las ocasiones de gol que falló minutos después terminaron de lastrar su confianza. Cómo habrá sido la magnitud del golpe encajado, que sus jugadores ni siquiera protestaron con la vehemencia acostumbrada cuando el juez de línea anuló la conversión de Gigliotti por un fuera de juego inexistente (Ponzio habilitaba al 'Puma'). Es cierto que la lesión de Gago le dejó huérfano de ideas, pero si hubiera tomado ventaja en los momentos iniciales –muy propicios-, River no habría podido reponerse. Los errores de Boca le dieron agua y vida a River. En cuanto a la baja de Chávez, de haber marcado Gigliotti alguna de las tres ocasiones de las que dispuso, nadie se estaría acordando de 'El Comandante' ausente.

Enrique Sacco: Todo eso. Pero la principal falencia es su falta de fútbol. Quedaron al desnudo sus limitaciones para crear juego.

3) ¿Los arbitrajes fueron determinantes en la serie?

Nicolás Baier: Probablemente el gol mal anulado a Gigliotti, por un offside inexistente, haya sido el error más perjudicial de la serie, pero no se puede pensar que River es finalista gracias a los árbitros. En la revancha, Delfino tomó la irreprochable decisión de cobrar penal a los 15 segundos de juego. Más tarde, el juez cometió el mismo pecado que su colega Trucco en La Bombonera y no expulsó cuando debía. Ponzio, agradecido con ambos.

Alejandro Caravario: Los árbitros intentaron ser políticamente correctos. Delfino tuvo el coraje de dar un penal muy raro (acertó al pitarlo) a los 15 segundos. Y ahí mismo amonestó a Mercado. Parecía indiferente a la presión. Pero usó ese crédito para muñequear el partido en los momentos calientes. Cuando Ponzio lo bajó a Carrizo por la punta izquierda tendría que haberse ido de la cancha por doble amarilla. Y hubo una patada de Rojas que mereció expulsión. Perdonó lo imperdonable para no desnaturalizar el partido. Y eso no es sensatez sino falta de compromiso. A Trucco, en el partido de ida, le ocurrió lo mismo. En la faceta técnica, todo bien. El problema fue el capítulo disciplinario. También hay que decir que los jugadores reclaman todo, fingen, molestan, complican al máximo el trabajo de los árbitros. Son insoportables, mucho más en un partido como el del jueves.

Fabio Dana: Jugaron un papel importante. Y en el balance general fue Boca el más perjudicado. Vangioni mereció ver la roja por la patada al Burrito Martínez en la ida; Ponzio debió ser expulsado en La Bombonera y en el Monumental. En Núñez, y tras errar el penal, Gigliotti marcó de manera lícita un gol anulado por el árbitro a instancias del línea, tras una posición adelantada que no existió. Son situaciones que podrían haber cambiado la historia. Eso sí: la actuación de Delfino en la revancha fue mucho mejor que la de Trucco en el choque de ida. Entre muchos aciertos, mostró personalidad al cobrar un penal a los 15 segundos, con todo lo que eso podía significar en el desarrollo de la serie.

Roberto Martínez: Silvio Trucco no estuvo a la altura en el primer partido, pero Germán Delfino jamás perdió el control en el segundo encuentro. Vangioni debió ser expulsado en la ida, aunque es imposible determinar si el destino de la serie hubiera sido otro de haber jugado River con un hombre menos en La Bombonera. Asegurarlo es un facilismo innecesario. En la vuelta 'Cata' Díaz podría haber sido expulsado un rato antes y nadie hubiera podido objetar esa decisión. Lo que está claro es que ni uno ni otro equipo merecían terminar con los once jugadores cada partido. Luego, si el gol mal anulado a Gigliotti hubiera subido al marcador, tal vez la eliminatoria se hubiera resuelto de otro modo. Pero no me parece que los árbitros hayan adulterado el resultado de la eliminatoria. Sí han alterado el desarrollo del juego en algún tramo en particular con alguna que otra decisión discutible.

Enrique Sacco: Para nada. Con aciertos y errores, no influyeron.

4) De cara a la final de la Copa Sudamericana, ¿River debe poner titulares o suplentes contra Banfield?

Nicolás Baier: Ya pasó la prueba más difícil desde lo mental. Entonado tras vencer a Boca y con ganas de festejar con su gente, River debería jugar con un mix de titulares y suplentes. No colocar una formación totalmente alternativa como contra Racing. Nadie mejor que Gallardo para saber quién está con posibilidades de hacer ese desgaste, sobre todo teniendo en cuenta que la primera final se jugará en Colombia.

Alejandro Caravario: Faltan dos fechas en el campeonato local y dos finales en la Copa Sudamericana. En los cuatro partidos River tendría que poner lo mejor. Luego descansarán. A lo sumo, Gallardo podría preservar a los futbolistas que note más desgastados. Pero no desmantelar el equipo como hizo contra Racing. El recambio de River no es muy generoso. La distancia entre los titulares y los suplentes es notoria. Y Cavenaghi debe bajar por lo menos 10 kilos. Los jugadores tendrían que estar preparados para disputar dos partidos por semana. Esa es hoy la norma y no la excepción. Y no suena exagerado.

Fabio Dana: Después de la experiencia ante Racing, está claro que debe ir con los titulares. Quedan dos fechas para el final y las chances de ser campeón, si gana los seis puntos que hay en juego y la Academia resigna alguno en el camino, quedarán intactas.

Roberto Martínez: Creo que Gallardo está ante la ocasión manifiesta de conseguir un doblete histórico. No sólo para River sino para el fútbol argentino. Por eso debería alinear un mix de titulares y suplentes. Una conquista por partida doble vendría a desmitificar el viejo axioma de que los equipos argentinos no pueden aspirar a ganar dos títulos importantes en una misma temporada por cuestiones de calendario y otros etcéteras. River tiene con qué ganar los dos torneos. Contra Racing dio ventajas porque el deseo de jugadores, cuerpo técnico e hinchada era tachar a Boca por primera vez en torneos internacionales y avanzar a la final. Conseguido eso de manera histórica, algo que para el pueblo riverplatense es como celebrar un nuevo título, no se justifica que teniendo opciones de salir campeón, insista en regalar el título local como si no importara.

Enrique Sacco: Siempre tiene que poner lo mejor, si es que físicamente están en condiciones. River se sacó de encima la mochila más pesada. Ahora jugará suelto las dos fechas finales del torneo y la final ante Atlético Nacional de Medellin.

5) ¿Cómo le irá a River en la definición ante Atlético Nacional?

Nicolás Baier: En una final no hay favoritos. Por lo que significó eliminar a Boca en semis, uno creería que River llega con la moral por las nubes. Se sacó una mochila inmensa de encima y ahora podría animarse a recuperar su identidad de juego. ¿Alcanza con eso? Claro que no. Once Caldas lo demostró en 2004. Los de Gallardo deben mantener la fiereza que exhibieron ante su clásico rival y aprovechar que la historia se cierra en el Monumental.

Alejandro Caravario: Las chances, como en el cruce con Boca, están repartidas. Definir de local le proporciona cierta ventaja anímica. Supongo que volveremos a ver partidos cerrados, algo tediosos, resueltos por mínimas circunstancias. Los equipos juegan muy bien hasta que les tocan las finales. Ahí se inhiben, suponen que el vuelo futbolístico es inapropiado y se tornan obstinadamente peleadores. Ojalá me equivoque.

Fabio Dana: Es una final y las fuerzas son parejas. Atlético Nacional demostró ser un muy buen equipo: tiene personalidad, es ordenado en lo táctico y cuenta con jugadores de buen pie. River llegará entonado tras este envión anímico importante y tendrá la ventaja de definir de local, en una serie donde el gol de visitante no marca diferencias. Si recupera su fútbol y se parece al River de los primeros partidos de Gallardo, contará con un plus frente a los dirigidos por Juan Carlos Osorio.

Roberto Martínez: A River le viene bien que Atlético Nacional priorice la posesión y tener la iniciativa en el juego. De igual manera, a Atlético Nacional le conviene River porque es un equipo al que le interesa jugar. Ahora bien, el envión anímico que recibe River Plate tras haber echado a Boca de la Copa Sudamericana es impresionante. Si le sumamos que el conjunto de Marcelo Gallardo ha crecido mucho en el aspecto táctico, y que para jugar contra el equipo colombiano va a recuperar además a un jugador tan importante como Kranevitter, sus opciones crecen. Gallardo debe modificar pocas cosas. Esencialmente, dotar de calma a sus dirigidos para que recuperen el tono y la exhibición táctica que efectuaron frente a Vélez en el José Amalfitani. Si River consigue ese nivel de concentración, y recupera la contundencia que le llevó a estar en el lugar en el que está en ambos campeonatos, ganará la Copa. Definir la serie en el estadio Monumental es otro detalle no menor que alimenta su sueño.

Enrique Sacco: Creo que va a mejorar su juego y probablemente recupere en parte su buen nivel anterior.