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Crónicas de circuito: los campeones que lograron vencer al olvido

BUENOS AIRES -- Si este artículo llevara por título "los campeones que le ganaron al tiempo" la lista podría, claro, incluir a Roger Federer, multicampeón a los 33; a Stan Wawrinka, debutante pleno (primer título de Grand Slam, de M1000, de Copa Davis) a los 29; a Na Li, que gritó en Australia, alcanzó el N°2 del mundo y terminó el año anunciando su adiós. Acaso Ana Ivanovic y el fin a sus tres años de sequía. O el nuevo punto de impulso de Venus Williams, tras un blanco en 2013.

Pero la apuesta aquí encierra otra mirada. Un subrayado por el camino con obstáculos de los campeones que podrían no haber sido. Los rezagados que, por una u otra razón, obligados o desmotivados, contemplaron dejar el tenis en estos años, y en 2014 tomaron al circuito por asalto.

Del ocaso a la reconquista, del derrumbe a la superación, cinco crónicas para revalorizar lo que encierra un resultado.

Mirjana Lucic-Baroni
Una de las historias más increíbles que ofreció la segunda mitad de 2014. La croata no pisaba una semifinal de WTA desde 1999. Por aquel entonces, sorprendía en el césped de Wimbledon con solo 17 años y ya dos títulos en su corta carrera. Pero allí también comenzaba la pesadilla: víctima de los problemas económicos de su familia y, en especial, del abuso constante por parte de su padre, la jugadora se fue alejando del circuito hasta prácticamente dejar de competir entre 2003 y 2007.

"Es muy incómodo para mí hablar de eso. Obviamente esa fue la principal razón por la que había dejado de jugar. No fue por falta de ganas", revivió Lucic meses atrás. "Todo ha sido muy duro para mí. Antes era normal poder ganar partidos. Hoy, después de tantos años, cada ronda que paso me da mucha alegría".

Desde aquel lejano 1999, la croata no había vuelto a terminar una temporada entre las 100 mejores. Y 2014 no parecía torcer la curva. Pero el verano norteamericano cambió todo: avance en la qualy del US Open, gran triunfo sobre Garbiñe Muguruza en el debut y batacazo sobre Simona Halep para llegar a octavos. "Me siento como si tuviera 15 años de nuevo. Estoy con ganas, fuerte, motivada. Aun con tantos años en el circuito sigo teniendo la ambición de ganar", graficaba.

Días después, la confirmación en Québec: victoria en sets corridos sobre Venus Williams en la final y primer título en ¡16 años!, con salto sin escalas hasta el Top 60. "No sé cómo explicar lo que vivo en este momento. Pasó tanto tiempo... Finalmente estoy jugando el gran tenis que siempre supe que podía jugar, pero habían pasado muchos años y había perdido un poco de fe en mis condiciones. Realmente necesitaba algo así, después de tanto dolor".

Tsvetana Pironkova
Semifinalista de Wimbledon en 2010, 31ª WTA meses después, la búlgara tuvo un 2013 para el olvido: comenzó 42ª y terminó 108ª, con una racha de ocho derrotas consecutivas en el arranque y otras siete en el final. Solo por repetir otra buena actuación en el All England (octavos) evitó una caída más profunda. Fuera de Londres, apenas ganó ocho partidos en la temporada; cedió 26.

"Durante 2013 se me cruzó varias veces por la cabeza la idea de dejar todo atrás. Fue un año sumamente decepcionante. Perdía y me ponía a llorar, rompía raquetas. Un desastre", explicaría luego Pironkova. "No sé bien qué pasó. Siempre traté de dar lo mejor, pero simplemente no resultó. En un momento me empecé a impacientar porque los resultados eran decididamente malos y eso claramente no ayudó".

Hacia 2014, borrón y cuenta nueva: "Trabajé muchísimo en la parte física. Pero también en lo mental traté de relajarme, tomarme las cosas con calma. No podía dejar que una mala temporada me tirara abajo". Y los resultados llegaron de inmediato: victorias consecutivas sobre tres Top 10 (Kerber, Kvitova y -en ese momento- Errani) en el Premier de Sídney para celebrar, y desde la clasificación, su primer título en la WTA. Hoy permanece 38ª, bien cerca de aquella mejor marca registrada cuatro años atrás.

Pablo Cuevas
Entre 2011 y 2013, el uruguayo estuvo dos años sin pisar una cancha de tenis. Dos operaciones en la rodilla, meses en muletas sin apoyar el pie y un enigmático silencio sobre su situación enrarecían la incertidumbre. Y las dudas tenían asidero: "No es que me quería guardar información. Pero ni los médicos ni yo teníamos la respuesta de qué pasaba. Fue muy duro", le contaba tiempo atrás a ESPNtenis.com.

"Fui dándome cuenta de que era grave el tema. Cuando pasó la segunda operación, yo sabía que no iba a tardar menos de seis meses... pero al final pasaron 11 más. No sabía si iba a volver a jugar", recordaba Cuevas. "Uno de los motivos que me tuvo con ganas de volver es que me quedé con la sensación de que tenía más para dar. El haberme lesionado en mi mejor momento me hizo mantener ese último recuerdo y esa confianza".

Volvió la temporada pasada, con apenas seis partidos a nivel ATP. Y en 2014 el ascenso fue exponencial: dos títulos en Challenger para cercar nuevamente el Top 100; y punto de impacto en Bastad, con victorias sobre tres Top 50 y la conquista de su primer trofeo en el máximo circuito. 15 días después, subió la vara en Umag y repitió festejo tras partir desde la qualy. Pero hubo más: la vuelta a su país y otra final con los brazos en alto en el Challenger de Montevideo lo catapultó al ambiciado Top 30, su gran objetivo antes de la lesión...

Andrea Petkovic
La alemana cierra el año en el N°13 del mundo, con título en el Torneo de Campeonas de Sofía y el mérito de haber llevado a su país a una final de Fed Cup después de 22 años. Pero para disfrutar este presente, la ex top-ten tuvo que pasar por varios grises...

En concreto, casi dos años le llevó volver a meterse entre las 30 mejores de la WTA. Distintas lesiones entorpecieron un camino con notorios altibajos, que encontró uno de sus puntos más flacos en Roland Garros 2013. Allí la alemana había sido cuartofinalista en 2011. Pero dos años después se encontraba luchando en una qualy y cediendo en el camino ante la china Yi-Miao Zhou, por entonces 156ª.

"Fue una derrota horrible, durísima -evocó Petkovic este año en la vuelta a París-. Después de ese día me preguntaba si el que estaba siguiendo era el camino correcto para mí. Y no por perder; puedes perder con cualquiera. El tema era cómo me afectaba y la forma en que vivía presionándome. Me ponía triste, irascible. Y no quería tener que lidiar con eso. Sencillamente me sacaba toda la energía".

Es difícil proyectar qué hubiera sido de su futuro si la respuesta no llegaba enseguida: a la semana de caer en París, se llevó con autoridad un ITF de 100 mil dólares en Marsella. Siete días después era finalista en Nuremberg. La vuelta al Top 100, un hecho.

En 2014, Charleston le marcó la puerta de regreso a las 30 mejores. Y su reencuentro con un trofeo de WTA después de tres años. Las lágrimas dominaron la escena: "Soy de llorar más por felicidad que por tristeza. Me sentí orgullosa de vivir de nuevo un momento así después de todas las lesiones y de creer que no volvería a jugar este tipo de instancias".

Flavia Pennetta
Promediando 2012, la italiana debió parar por una lesión en la muñeca y estuvo inactiva por siete meses. Ese lapso sin jugar, ya pasados los 30 años, la hizo salir del Top 100, hasta caer en el puesto 158 en la previa de Roland Garros 2013. Y las sensaciones en cancha eran todo menos positivas. "Pensé en parar. En Wimbledon razonaba: 'Juego hasta el US Open. Si para entonces no estoy al menos en el Top 100, esto es todo'".

Pero como en el caso de Petkovic, el punto de referencia fue también el de despegue: en Nueva York Pennetta alcanzó la mejor marca de su carrera en Grand Slams (semifinales) y recuperó definitivamente su plaza entre las 50 mejores.

En 2014, acentuó la levantada: cuartos en Australia, también en Dubai, y quiebre decisivo con título en el Premier Mandatory de Indian Wells, su primer festejo WTA en cuatro años. Resultado: ascenso hasta el N°12 del mundo, el mismo en el que cerró la temporada.