Bernardo Pilatti 9y

Cinco años de gestiones y contando

Si la deseaba batalla entre Floyd Mayweather Jr. y Manny Pacquiao finalmente ocurre durante el 2015, nadie le podrá quitar el inédito trofeo de haber generado la más larga gestión para conseguir realizar un combate de boxeo: cinco años y ochenta y cuatro días, además de las semanas que restan para que los dos equipos se pongan de acuerdo.

Hay que recordar que la historia de este duelo comenzó tan lejos como el 19 de septiembre de 2009, luego que Mayweather venciera por decisión unánime a Juan Manuel Marquez. Esa noche, el CEO del equipo, Leonard Ellerbe, reconoció que por razones de marketing, el filipino era la próxima obvia elección de Floyd. Dos meses después, Pacquiao venció a Miguel Angel Cotto, se agenció el título welter de la OMB y generó una ola de pedidos para que enfrentara a Floyd.

El resto es historia conocida. En un laberinto de marchas y contra marchas, dimes y diretes, acusaciones, insultos e indecisiones, el equipo de Pacquiao aceptó todo lo exigido por Floyd, incluso el pedido de realización pruebas de drogas estilo olímpico. Sin embargo las diferencias sobre la forma en que se realizarían y la discrepancia con que las hiciera la USADA (agencia antidopaje de Estados Unidos), atrasó cualquier acuerdo.

Durante los años 2010 y 2011 se sucedieron reuniones y contactos entre los ejecutivos de Golden Boy Promotions, Top Rank y los representantes de Mayweather encabezados por Al Haymon sin que se llegara a ningún punto cercano a la aceptación. En enero del 2012, según ESPN, Floyd Mayweather llamó directamente a Pacquiao y le propuso pelear, aunque no estaba de acuerdo con una bolsa dividida al 50/50 y le propuso una bolsa fija de 40 millones de dólares. No hubo acuerdo.

En septiembre del mismo año volvieron a comunicarse. Fue en medio de un juicio por difamación que le realizó Manny Pacquiao por una supuesta acusación de haber utilizado drogas para mejorar su rendimiento. Ambos llegaron a un acuerdo confidencial. Esa semana, en un programa de televisión, Pacquiao declaró que estaba dispuesto a pasar por la prueba exigida, incluso, la misma noche de la pelea. Pero tampoco el combate se concretó.

Pese a la insistencia de la prensa y la presión de los fanáticos, en cada aparición, Mayweather siempre alegó que la batalla no se realizaba por culpa del promotor Bob Arum, con quien- aseguró- que jamás realizaría negocios.

Así llegamos al pasado 12 de diciembre, cuando sorpresivamente, Floyd dijo estar dispuesto a pelear y fijó el 2 de mayo, aunque aclaró que Pacquiao no debe aspirar a ganar la misma cantidad de dinero que a él le corresponda, debido a sus derrotas contra Juan Manuel Márquez y Timothy Bradley.

¿PELEARAN ESTA VEZ?

El yerno de Bob Arum y verdadero CEO de la compañía, Todd duBoef, ya mantuvo contactos informales con Mayweather durante la Convención Anual del CMB y se espera que durante el mes de enero se reúnan de manera formal, buscando encontrar puntos de coincidencia que permitan esta vez realizar el combate.

Lo anterior es el relato oficial, ya que todo lo demás pertenece al reino de la especulación. Y todos nos hacemos la misma pregunta ¿Qué ocurrirá esta vez, que no haya ocurrido en los cinco años anteriores, para que ambos estén dispuestos a subir de una buena vez al cuadrilátero?

El primer factor de peso, sin duda alguna, es el económico. Los dos necesitan esa pelea. Las cifras astronómicas que se manejan como posibles de recaudar, son un aliciente demasiado tentador para dos estrellas en el ocaso de sus carreras. No hay nada más importante en el horizonte que enfrentarse entre ellos. No tienen ya rivales ni tampoco cuentan con la paciencia de la fanaticada.

Pero hay otras cosas que pertenecen al reino de lo desconocido. ¿Qué papel juega Showtime en las negociaciones? ¿Qué cláusulas contiene ese contrato con Floyd, como respaldo a las aspiraciones de la cadena televisiva? ¿Además de los 32 millones por pelea, que garantiza el contrato de Showtime y el porcentaje habitual del PPV, cuanta incidencia tendrá Mayweather sobre el resto del dinero recaudado?

Mayweather suele hablar en primera persona, elige rivales e impone exigencias como un soberano intocable. Sin embargo los contratos siempre mandan más que los soberanos y solo los compromisos previos, asumidos por escrito, son los que cuentan a la hora de las negociaciones. Showtime es dueño de las dos próximas peleas de Floyd, entonces hay que tomar con pinzas lo que diga Floyd.

Mi presunción es que el "SI" de Floyd, fue impuesto por Showtime bajo la fuerza del citado contrato. También considero que el regateo sobre las posibles aspiraciones de Manny, pasan por una simple ecuación: "cuanto menos cobre el filipino, más ganará la cadena televisiva". No dudo entonces, que esta batalla se acuerde sobre una ganancia para el equipo Mayweather de entre 60 y 65%, y entre un 35 y un 40% para Pacquiao.

Una posibilidad, es que al acuerdo se llegue mediante una cláusula de revancha, la que podría ocurrir inmediatamente o en el 2016, cuando ya Mayweather se encuentre libre del contrato con Showtime y ese combate le pertenecería a HBO. En este caso. Floyd durante el 2015 enfrentaría a Pacquiao en mayo y luego, seguramente, a Amir Khan en septiembre.

La otra opción, que incluso se ha manejado de forma oficial, es que se firme la batalla para mayo y la revancha para septiembre, con transmisión simultánea de las dos cadenas (Showtime y HBO) algo que no sería inédito.

El Floyd Mayweather de hoy, no es el mismo del 2009. Muchas cosas – buenas y malas – han ocurrido en su vida personal y otras tantas en su vida profesional. Su nombre es una marca que ya comenzó a ser explotada como tal, mediante su compañía de promociones, siguiendo la misma línea exitosa de Oscar de la Hoya con su Golden Boy Promotions.

Al igual que De la Hoya, el éxito de su nueva carrera como empresario, dependerá en mucho de lo que consiga transmitir en su carrera como boxeador. No enfrentar a Pacquio sería una deuda que atentará contra su legado, contra su credibilidad y que le pasará la cuenta a su futuro empresarial. Floyd lo sabe y sus asesores también. No hay razones para imaginar, entonces, que volverá a poner piedras en el camino a la batalla que todos queremos ver.

Por el lado de Manny Pacquiao las cosas son más sencillas. Es la pelea que desea y hará lo que sea necesario para que se cumpla, inclusive otorgando concesiones económicas importantes. Solo restaría imaginar cómo sería el combate y quien de los dos tiene hoy mayores posibilidades de llevarse la victoria. Les prometo que ese análisis será la razón de una de mis primeras columnas en el nuevo año.

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