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Dominaron la escena

En la temporada de Grandes Ligas del 2014 no hubo un jugador más dominante en su posición, dentro del terreno de juego, que el lanzador de los Dodgers de Los Angeles, Clayton Kershaw, quien le puso su nombre y apellido a los premios de Cy Young y Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.

El zurdo, quien fue el líder en los departamentos de victoria (21), porcentaje de triunfos (.875), efectividad (1.77), whip (0.86) y juegos completos (6) en las mayores, fue un verdadero verdugo desde la lomita este año, en el que hizo ver al juego sumamente fácil y sencillo para él.

El rendimiento de Kershaw, en oportunidades, llegó a rallar en lo ridículo, debido al absoluto control que tuvo en sus presentaciones, siendo la más excelsa la que registró el 18 julio frente a los Rockies de Colorado, en la que pitcheó un juego sin hits ni carreras, en el que ponchó a 15 bateadores y el único hombre que se le embasó fue por un error del campocorto, Hanley Ramírez.

El as de los Dodgers, quien estuvo cinco semanas fuera de acción al inicio de la temporada por una lesión, tuvo además una cadena de 41 entradas sin aceptar carreras, entre junio y julio, y logró una racha de 11 victorias, desde el 2 de junio al 10 de agosto.

Con esos logros, Kershaw le puso su sello a la temporada de Grandes Ligas, en cuanto a actuaciones personales en la ronda regular, de allí que no fuera sorpresa para nadie su elección unánime para el Cy Young de la Liga Nacional, el tercero en su carrera, y su nombramiento como el Jugador Más Valioso del viejo circuito, por encima de jugadores de diario desempeño como Giancarlo Stanton y Andrew McCutchen, entre otros.

Kershaw se convirtió en el primer pithcer en ganar el premio al Jugador Más Valioso en la Liga Nacional desde 1968, cuando lo hiciera Bob Gibson, con los Cardenales de San Luis . También se erigió en el primer lanzador en la historia en ganar cuatro lideratos de efectividad de forma consecutiva.

Le llegó el turno a Trout

Luego de dos intentos fallidos por obtener el MVP de la Liga Americana, Mike Trout finalmente lo consiguió en este 2014, un año en que su actuación no fue tan asombrosa como en sus dos primeros en Grandes Ligas, pero aun así le bastó para obtener el galardón.

El jardinero de los Angelinos de Los Angeles arrasó en la votación por el Jugador Más Valioso del joven circuito, al obtener cien por ciento de los votos al primer lugar. Con este premio se convirtió en el tercer pelotero más joven (23 años y 52 días) en la historia de las mayores en recibir tal distinción. Los dos más jóvenes fueron Vida Blue (22 años y 64 días), con los Atléticos de Oakland; y Cal Ripken Jr. (23 años y 39 días), con los Orioles de Baltimore.

Trout, el líder en carreras remolcadas (111) y anotadas (115) en la Americana, fue la figura principal en el título divisional obtenido por los Angelinos. Eso sin necesidad de batear sobre .300 (.287), pero sí con una buena producción de dobles (39) y jonrones (36), ambas cifras topes en su carrera.

Ese aporte que le dio el guardabosque central a los Angelinos, ofensiva y defensivamente, marcó la diferencia entre él y lo que hizo el bateador designado de los Tigres de Detroit, Víctor Martínez, quien tuvo la mejor temporada de su carrera.

Con su galardón Trout se convirtió en el tercer jugador en la historia de los Angelinos en ganar el MVP.

Kluber remató con fuerza

Antes del Juego de Estrellas el lanzador venezolano de los Marineros de Seattle, Félix Hernández, era el principal y lógico favorito para ganar el Cy Young de la Liga Americana. Sin embargo, en la segunda parte de la campaña apareció de la nada el derecho de los Indios de Cleveland, Corey Kluber, y con un cierre de campaña excepcional logró destronar a su rival y erigirse como el mejor lanzador del joven circuito.

Kluber ganó las últimas cinco salidas que tuvo en la temporada, dejando una marca perfecta de 5-0, con efectividad de 1.12 y 54 ponches en 40 entradas y un tercio, entre el 6 y el 26 de septiembre. Esa cadena de triunfos, en las que incluso registró juegos consecutivos de 14 ponches, sirvió de colofón para ser considerados por los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA por sus siglas en inglés) como el mejor pitcher del circuito.

En la segunda parte de la campaña, el derecho de los Indios tuvo una sólida marca de nueve triunfos y tres derrotas, con 1.73 de efectividad, 0.96 de whip y 127 ponches. Esos números sirvieron para reforzar lo hecho en la primera mitad y dejar marcas totales de 18 ganados, líder en la liga, 269 ponches (2º), tres juegos completos (2º), 2.44 de efectividad (3º), entradas lanzadas (3º) y 1.09 en WHIP (6º).

Esta apenas fue la primera temporada completa en Grandes Ligas para Kluber, quien le ganó por solo diez puntos a Hernández. El as de los Indios se convirtió también en el cuarto pítcher en la historia de los Indios en ganar la distinción.

Abreu despejó las dudas

Tras desertar de Cuba y firmar un contrato de seis años y 68 millones de dólares con los Medias Blancas de Chicago, sin siquiera haber tomado un turno en Grandes Ligas, surgieron algunas dudas acerca de la calidad y el potencial de José Abreu, acerca de si podía repetir en las mayores lo que había hecho con los Industriales de La Habana.

Toda esa incertidumbre la despejó de entrada el primera base de los Medias Blancas, quien desde el primer encuentro de la temporada se convirtió en la máxima sensación entre los novatos de Grandes Ligas, este año, e incluso su nombre llegó a ser mencionado en la discusión por el Jugador Más Valioso, lo que ya de por si es un reconocimiento.

Abreu se adaptó rápido y sin complejos al nivel de las mayores, en el que al primer mes de campaña fue galardonado con el Jugador del Mes y el Mejor Novato de la Liga Americana. En julio volvió a recibir ambas distinciones, convirtiéndose en el primer jugador en la historia de las Grandes Ligas en ganar en múltiples ocasiones tales premios en su año de novato.

El cubano finalizó la temporada con un promedio al bate de .317, 35 dobles, 36 jonrones -- récord en los Medias Blancas para un novato -- y 107 carreras remolcadas. Fue el líder en la liga en slugging con .581. Además se convirtió en el primer jugador en Grandes Ligas en terminar su primera campaña entre los cinco primeros renglones de la triple corona del bateo y el cuarto en conseguir 30 o más dobles, 30 o más cuadrangulares y remolcar 100 o más carreras. También impuso nuevas marcas de vuelacercas (10) y carreras remolcadas (31) para un novato en su primer mes en el máximo nivel.

Abreu es el quinto jugador en la historia de los Medias Blancas en obtener el Novato del Año y el cuarto cubano en hacerlo en Grandes Ligas.

DeGrom sorprendió a Hamilton

Al comenzar la temporada del 2014, el novato que mayor atención generaba en la Liga Nacional era el jardinero central de los Rojos de Cincinnati, Billy Hamilton, por las credenciales que había acumulado durante su desarrollo en las menores, en las que deslumbró por su velocidad.

Pero a medida que la campaña fue avanzando y al ver que a Hamilton cada vez parecía costarle más adaptarse al nivel de la liga, aparecieron otras figuras para hacerle competencia y reclamar también la consideración de sus nombres en la discusión para el Novato del Año. Entre esos jóvenes apareció y destacó el lanzador de los Mets de Nueva York, Jacob DeGrom, quien al final desbancó a Hamilton, al lograr una sólida actuación en la temporada.

DeGrom debutó en mayo, luego de haber comenzado la campaña en la sucursal Triple A de los Mets, y aun así lidero a los lanzadores novatos de la liga en ganados (9), efectividad (2.69) y ponches (144). Eso le permitió igualar la hazaña hecha por Dwight Gooden en 1984, con los propios metropolitanos.

El derecho fue construyendo su caso para el Novato del Año de la Liga Nacional poco a poco, al primero ganar la distinción al mejor debutante en julio, mes en el que dejó marca de 4-1, con 1.39 de efectividad, y después en septiembre, mes en el que cosechó foja de 2-0, con 1.67 de efectividad.

El 5 de septiembre inició ante los Marlins de Miami y ponchó a los primeros ocho bateadores a los que ponchó para reforzar aún más su candidatura al Novato del Año.

DeGrom es el quinto miembro de los Mets en ganar el premio Novato del Año.

Williams y Showalter mostraron sus estrategias

En su primer año como manager de Grandes Ligas, Matt Williams, fue capaz de guiar a los jóvenes y talentosos peloteros de los Nacionales de Washington a la postemporada. Mientras que el ya experimentado, Buck Showalter, volvió a manejar con precisión sus fichas en el roster de Baltimore, para así sacarles el máximo provecho y también llevar a su equipo a los play offs.

Williams fue capaz de transmitirle a sus peloteros ese carácter y esa garra que siempre tuvo cuando era jugador y sus dirigidos en esta oportunidad le retribuyeron con buena entrega en el terreno de juego.

El estratega de los Nacionales, además, pudo amalgamar la calidad de sus peloteros en el mejor beneficio de su equipo. Para eso, sin embargo, tuvo que pasar varias pruebas y manejar con mano zurda algunas situaciones sensibles, como el cambio de posición de Ryan Zimmerman, el darle prioridad a Anthony Rendón, el mover del puesto de cerrador a Rafael Soriano y el mantener la confianza en Bryce Harper en los momentos en que éste menos producía y rendía para el equipo.

Williams se convirtió en el sexto manager en conquistar un título divisional en su año de novato y en el segundo en la historia de los Nacionales en ganar el premio Manager del Año.

Showalter, por su parte, tuvo que maniobrar de la mejor forma las consistentes bajas de jugadores claves que tuvieron los Orioles a lo largo de la campaña. Primero fue el tercera base, Manny Machado, quien comenzó la temporada en la lista de lesionado. Luego el receptor, Matt Wieters. Después, Machado nuevamente y al final Chris Davis, por uso de anfetaminas. Eso sin mencionar que la gran pieza que con la que contaban para este año en el pitcheo abridor, Ubaldo Jiménez, nunca les funcionó.

Sin embargo, Showalter siempre logró sacar un as debajo de la manga y llenar los huecos generados por las ausencias de esos peloteros claves. Fue así como Caleb Joseph se convirtió en una revelación en la receptoría, al igual que Steve Pearce, entre otros.

El buen control y criterio que tuvo en las decisiones de apremio le terminó permitiendo a Showalter superar las adversidades y darle a los Orioles el banderín de la División Este de la Liga Americana.

Para Showalter este fue su cuarto galardón como mejor manager, con lo que empató a Bobby Cox y a Tony LaRussa, dos miembros del Salón de la Fama.

Es además el tercer manager en la historia de los Orioles que obtiene la distinción.