Adry Torres 9y

Knicks: de mal en peor

NUEVA YORK - Han pasado dos semanas desde aquella noche durante un partido en Chicago cuando Charles Barkley lanzó su granito de arena respecto al estado de los New York Knicks y de plano dijo lo que mucho de nosotros habíamos estado afirmando: no existe ningún tipo de remedio que alivie la pésima temporada que están sufriendo.

Salvo un milagro, las luces que alumbran la duela del Madison Square Garden permanecerán oscurecidas durante los meses de abril, mayo y junio mientras Phil Jackson febrilmente trabaja para armar un producto que satisfaga la sed que tienen los partidarios ardientes de los Knicks por el primer campeonato en cuatro décadas.

Barkley, como yo y algunos otros, sintió que los Knicks eran bastante buenos para clasificar a los playoffs en la Conferencia Este. En mis observaciones, pensé que Jackson había hecho lo suficiente, a pesar de las limitaciones presentadas por una nómina que sobrepasaba el límite de salario de la liga, para que Nueva York por lo menos agarrara una de las últimas tres plazas disponibles.

La contratación de su pupilo, Derek Fisher, como entrenador en jefe, fue un éxito instantáneo por el hecho que había servido como una extensión de Jackson manejando el triángulo durante su época con Los Angeles Lakers. Jackson fue capaz de convencer a Carmelo Anthony para que se inscribiera por cinco años más en la Gran Manzana cuando varios otros equipos le ofrecían una ruta directa a un posible campeonato esta temporada. Y mientras que el presidente de los Knicks --uno de los coaches más exitosos en la historia de la NBA-- podría haber conseguido un paquete significativo cuando canjeó a Tyson Chandler a los Dallas Mavericks, fue rápidamente capaz de hacer frente a la situación que el plantel no confiaba con un base prototípico y adquirió al español José Calderón.

A través del peor arranque de temporada en la historia de los inquilinos de la reconocida arena más famosa del mundo, las lesiones que ha sufrido el equipo de apoyo de Anthony ha contribuido al decepcionante balance de 5-29 a lo cual se le sumó otra derrota la tarde del miércoles ante los Clippers en el Staples Center para despedirse del 2014.

Calderón perdió las primeras tres semanas debido a una distensión en la pantorrilla derecha que sufrió a ley de una semana del inicio de la temporada. En el revés que sufrieron contra los Clippers, el italiano Andrea Bargnani, que fue baja en los últimos 40 juegos de la temporada pasada por una rotura en el ligamento del codo, jugó por primera vez esta campaña tras haberse recuperado de un par de distenciones en el tendón de la corva derecho y su pantorrilla derecha, y J.R. Smith volvió a la acción tras perderse los últimos 10 partidos con una lesión en el talón derecho.

El mal momento además ha sido causa de la escasez de química de equipo, lo difícil que ha sido para muchos aceptar el sistema ofensivo del triángulo, la incapacidad que muestran ofensivamente y defensivamente y la ineptitud de cerrar los partidos apretados.

En una ciudad donde la afición vive, suda y muere los colores azul, naranja y blanco de los Knickerbockers, el arquitecto de seis títulos con los Bulls y cinco bajo su mandato con los Lakers supo lo que estaba haciendo cuando no le puso un dedo al plantel en el momento que inició la fecha de cambios para jugadores que fueron fichados durante la agencia libre o adquiridos antes del inicio de la temporada.

Tal vez Jackson no estuvo a gusto con la forma con la cual Barkley expuso la idea de que el sistema del triángulo era un fracaso total en un equipo que contaba con ocho jugadores cuyos últimos meses en el equipo goteaban como la arena en un reloj. Que esos ocho jugadores, dos cuyos contratos llevan opciones de equipo, pongan por delante sus intereses personales sobre la cancha en vez del éxito colectivo del conjunto es algo que solamente ellos reconocerán, si es verdad.

Sabiendo que no se trataba de esta temporada, si no el futuro, Jackson reconoció que la mejor manera de hacer borrón y cuenta nueva era dejar que desaparecieran los $49 millones del salario que se absorben prácticamente por Barganani ($12 millones) y Amar'e Stoudemire ($23 millones).

Hoy Nueva York, en el segundo día del 2015, se encuentra aún más cerca del abismo de la liga, a un juego de los Philadelphia 76ers, el peor conjunto de la liga con balance de 4-26 y un porcentaje de victorias de .133, que del último plazo de la liga, ocupado por el Miami Heat que tiene ventaja de nueve juegos y medio sobre los Knicks.

Está claro que el destino que les favorece a los Knicks es ocupar uno de los dos peores plazas en la tabla colectiva de la liga cuando concluya esta pesadilla de temporada que viven para que entonces tengan la mayor posibilidad de cobrarle a esta campaña inútil una de las primeras dos selecciones del NBA Draft 2015 que se avecina este próximo junio.

Hasta ahora, cada decisión que Jackson ha determinado ha sido parte del proceso para un día estar entre los dos equipos luchando por el trofeo en junio.
Los primeros tres meses y medios del 2015 serán similar a los últimos dos del 2014, llenos de decepciones y tristeza en el sótano de la liga.
Por el bien de Jackson, con suerte que el plan vaya a su buena marcha.

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