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Memphis, para quitarse el sombrero

Sólo tres equipos han sido capaces de perturbar el feudo del Oracle Arena esta temporada y Memphis Grizzlies puede presumir de ser uno de los afortunados. Tanto ellos como Chicago Bulls y San Antonio Spurs encontraron la receta para frenar el potencial atacante de la segunda mejor ofensiva de la competición. El estadio es siempre una olla a presión, pero en postemporada la intensidad del graderío es espectacular. El amarillo tiñe las tribunas y los vítores a su equipo hacen del arena un franco impenetrable. Tanto que llevaban 21 partidos sin perder en casa.

Lo de los Grizzlies de este martes es para quitarse el sombrero. Dieron una maestría de cómo contener el poderío de sus rivales y pusieron la serie en empate a uno antes de que se traslade a su feudo. Menuda renta considerando que los Warriors llegaban invictos a la cita y que un día antes Stephen Curry (19 puntos y seis asistencias) se había erigido como el vencedor del galardón al Jugador Más Valioso. Superaron el hecho de no ser favoritos para el encuentro y demostraron que no hay cenicientas en la postemporada.

Defensa elevada a la máxima expresión, intensidad en todas las áreas de la duela, contención sin complejos. Así brillaron los Grizzlies ante la atenta mirada de todos los aficionados al básquetbol y muchos escuchamos los gritos de guerra de un Tony Allen (nueve puntos, cuatro robos de balón, cuatro rebotes y dos asistencias) clave para su equipo: "¡Primer equipo defensivo!", pronunció en varias ocasiones durante la segunda mitad.

No era para menos. Habían logrado contener a sus rivales a 39 puntos antes del descanso y llegaron a tener una ventaja máxima de 16 puntos. Con él sobre la duela mermó el potencial ofensivo de los locales a 2-de-11 en tiros de campo y provocó tres pérdidas de balón. Klay Thompson (13 puntos y cuatro rebotes) fue el máximo perjudicado de su intensidad en la mitad de la cancha. Cuando Allen fue su marca, el escolta no pudo hacer más que dos puntos (1-de-7 en lanzamientos)y perdió tres esféricos, mientras que cuando lidió con otros defensores anotó nueve unidades (4-de-6) y no perdió ninguna pelota.

Allen canalizó las esperanzas de Memphis y con él entre los cinco jugadores activos, su equipo fue capaz de superar a Golden State en 14 puntos, mientras que en los 11 minutos que estuvo sentado, los Grizzlies fueron superados por siete unidades.

El perímetro estuvo a buen recaudo con Allen en pista. Todo eran dificultades para los Warriors en ese sentido. Si había un jugador abierto, el jugador de los Grizzlies llegaba a tiempo para bloquear su lanzamiento de la manera que fuera. Todo vale e incluso llegó a tapar la vista a Curry con su mano en una ocasión. Los californianos tan solo anotaron seis triples de 26 intentos (23.1 por ciento) mientras que en el Juego 1 convirtieron 13-de-28 (46.4 por ciento). Les dolió mucho pasar del 50.6 por ciento de efectividad en la cita anterior al 42 por ciento en tiros de campo el martes.

Curry no pudo celebrar su reciente galardón y falló nueve lanzamientos desde el perímetro (2-de-11) mientras que Thompson tampoco estuvo afinado en ese sentido con 1-de-6 en triples. Las 20 pérdidas de balón de los Warriors no evidenciaron la capacidad para mover el esférico que demostraron durante la serie anterior y el resto de la temporada y se tradujo en 22 puntos extra a favor de los Grizzlies.

La presencia de Mike Conley (22 puntos y tres asistencias) después de perderse tres encuentros por una operación en su rostro también dio alas a Memphis. Ataviado con una máscara, el armador anotó 22 puntos y potenció la ofensiva de los suyos. Obligado a perder el miedo tras la intervención, Conley fue un respiro para sus compañeros, que vieron como en el Juego 1 su sustituto en la posición de base no fue capaz de anotar un solo punto. Zach Randolph también contribuyó para que Memphis puliera su juego con 20 unidades.

Memphis salió vivo del Oracle y ahora queda la duda de si le habrán agarrado la medida a unos Warriors que fueron sorprendidos por la defensa rival o si fue el espejismo de un partido para el recuerdo.