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El momento sublime de Derrick Rose

Derrick Rose es un tipo peculiar, una de esas personas tocadas por la varita mágica que cautiva tanto con su talento como con su actitud dentro de la cancha. Él no festejó el triple más importante del año, posiblemente de su carrera, este viernes por la noche cuando su dramática canasta le dio la victoria a sus Chicago Bulls por 99-96 sobre los Cleveland Cavaliers en la chicharra.

Como pueden ver, el tipo simplemente corrió hacia los brazos de un Joakim Noah enfervorizado mientras él no esbozaba siquiera una sonrisa, como si este tipo de cosas....

....sucedieran todos los días, ¿no?. Espectacular. Después de todo, ¿saben quien había sido el último miembro de los Bulls en encestar un tiro ganador con menos de 10 segundos por jugar en los playoffs? Así es, Michael Jordan en el sexto juego de las Finales de la NBA contra el Utah Jazz en 1998.

El de Rose no habrá sido el triple del título, para eso todavía les queda un camino largo por recorrer, pero sí fue una canasta sumamente significativa para él como jugador, para los Bulls como equipo y para Chicago como ciudad.

Significa que las cosas están cambiando para bien tras tantos años de sufrimiento.

RECOMPENSA A LA PERSEVERANCIA.

Uno esperaría que tras todo a lo que él tuvo que sobreponerse durante los últimos tres años (una rotura de ligamentos cruzados y dos de meniscos), Rose se hubiese tirado al suelo y llorado de la emoción o corrido hacia los brazos de sus compañeros con una sonrisa incontenible de oreja a oreja.

Pero no, él se mantuvo tan estoico como lo estuvo durante sus 39 minutos en cancha de todo un partido que su equipo tenía que ganar para no devolverle la ventaja de la localía a los Cavs en esta serie al mejor de siete que los Bulls van ganando por 2-1.

Rose nunca hace las cosas fácil y la verdad que no jugó bien en el primer tiempo, anotando apenas seis puntos con un 33 por ciento de efectividad en tiros de campo (3 de 9) tras un tiro con salto y dos bandejas. Ningún triple, ninguna señal de que algo espectacular estaba por suceder.

Sin embargo, el base de los Bulls nunca perdió la calma y aprovechó que el trámite nunca se les escapó de las manos para destaparse con 24 puntos en la segunda mitad, 14 en el último cuarto, y terminar como máximo anotador del encuentro con 30 puntos.

EMOCIÓN PURA

Su entrenador, Tom Thibodeau, lo llenó de elogios a Rose.

¨Eso es parte de su grandeza¨, dijo Thibodeau tras el partido. ¨No hay muchos como él. Es más, seguramente no haya nadie como él que cuente con su combinación de velocidad y poder¨.

Sus compañeros, quienes lo apoyaron a muerte cuando el periodismo y hasta su propia hinchada le empezaban a dar la espalda, tampoco podían esconder su emoción en el vestuario.

¨Estoy muy contento por (Rose). En verdad se lo merece¨, dijo Taj Gibson, quien también puso su granito de arena al convertir dos tiros libres clave que alargaron la ventaja de los Bulls de 94-93 a 96-93 tras una bandeja fallida de LeBron James con 23 segundos por jugar.

Luego llegó el triple de la igualdad parcial de J.R. Smith y el momento sublime de un Rose simplemente agradecido con esos mismos compañeros que lo apoyan a muerte.

¨Yo simplemente estoy agradecido por el hecho de que mis compañeros me dieron el balón...no quiero sonar fanfarrón, pero ese es el tipo de tiro que uno quiere tomar si eres un jugador como yo¨.

Un jugador de esos que te hacen pensar que su película está a la vuelta de la esquina, aunque esta fue apenas una escena más de un guión mágico que todavía no ha terminado de ser escrito.