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Los Warriors aguantaron la presión

Golden State Warriors comenzó con buen pie su andadura en la final de la Conferencia Oeste ante Houston Rockets tras vencerles 110-106. Los tejanos no dieron el brazo a torcer y le pusieron las cosas harto complicadas a unos californianos que tuvieron que tirar de las individualidades para poner la serie 1-0.

Como no, Stephen Curry fue el encargado de marcar la diferencia. 34 puntos, seis rebotes y cinco asistencias delataron su poderío. Sus 13-de-22 en tiros de campo y 6-de-11 en triples le volvieron a erigir como el jugador más importante del encuentro. Fue precisamente cuando los Warriors jugaron con sus hombre más pequeños cuando ejecutaron de la manera más efectiva. Se vuelve a demostrar que el juego exterior es una baza infalible para los pupilos de Steve Kerr, que fueron capaces de aguantar a la perfección la presión que les puso Houston en los últimos compases de la cita.

Cuando Draymond Green (13 puntos, 12 rebotes y ocho asistencias), Andrew Bogut (cuatro rebotes), Festus Ezeli (seis puntos y cuatro rebotes) y David Lee (dos puntos y tres rebotes) estuvieron activos, los Rockets sufrieron más de la cuenta. Fue precisamente cuando Harrison Barnes (14 puntos) fue sustituido por Festus Ezeli en el segundo cuarto, cuando los californianos pusieron la directa y desmantelaron a sus rivales con un parcial de 23-6.

Los Rockets nunca más lograron ponerse por ventaja. Con los pequeños en escena, los locales llegaron a tener una diferencia de 12 puntos a favor, un porcentaje del 54.8 por ciento de efectividad y cinco balones perdidos, mientras que cuando hubo más peso interior llegaron a tener ocho puntos en contra, un 40 por ciento de efectividad y ocho pérdidas.

De nuevo, Green volvió a demostrar por qué fue serio candidato a vencer el premio al Jugador Defensivo del Año que finalmente se le escapó. Su trabajo en la contención fue vital para que los tejanos no alcanzaran a los Warriors.

Según datos de ESPN Stats and Info, fue el principal defensor en 30 de las 116 jugadas de Houston y les limitó a 13 puntos con un baance de 6-de-22 en lanzamientos de campo. Su trabajo a la hora de limitar a los interiores de los Rockets le llevó a tener una recompensa de 5-de-16.

Dwight Howard (siete puntos y 13 rebotes) no pudo jugar a su mejor nivel después de recibir un golpe en la pierna izquierda que le obligó a abandonar temporalmente la duela durante el primer cuarto.

Howard regresó en el segundo y apenas participó en el último periodo. No estuvo conectado ofensivamente y los Rockets también echaron de menos la presencia de un Patrick Beverly lesionado que ni siquiera se vistió de corto. Con su ausencia, Jason Terry fue el encargado de marcar a un Curry inspirado que no encontró oposición en ninguno de los jugadores que le cubrieron.

James Harden (28 puntos, 11 rebotes y nueve asistencias), Trevor Ariza (20 puntos) y Josh Smith (17 puntos, siete rebotes y cinco asistencias) se encontraron demasiado solos como para salvar a su equipo apelando a la heroica. Falta un armador consistente en los Rockets y este hecho le podría pasar factura en la serie.