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Jerome Bettis arrojó cifras históricas derribando cuanto obstáculo enfrentó

Jerome Bettis se estableció como una fuerza imparable durante más de 10 años en la NFL. Getty Images

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- Cuatro votaciones con resultado de finalista --no galardonado-- hacia el Salón de la Fama con una producción de yardas terrestres ampliamente superior a la de muchos corredores históricos, ya conformaban una marginación injusta para el "Autobús" más imparable que ha conocido la NFL.

Cuando terminó su carrera, Jerome Bettis se marchó con 13,662 yardas, mejor producción que la de nueve miembros del recinto de los inmortales en el fútbol americano y, no obstante, tuvo que esperar cuatro años de elegibilidad para recibir la nominación absoluta, con el camino libre a Canton, en el 2015.

Pero el sendero que finalmente lo llevó fue largo, y no fue necesaria la aprobación de los votantes para que Bettis se marchara de la liga considerado uno de los corredores más dominantes y castigadores que han puesto pie en el emparrillado profesional.

Reclutado por los Rams, aún en Los Ángeles, en la temporada de 1993, el corredor de Notre Dame entró a la NFL por la puerta grande. A partir de su primer año, Bettis comenzó a trasladar sus maravillosas cualidades de golpeo sobre la carrera y terminó segundo mejor de la liga con 1,429 yardas terrestres. Como novato tuvo un partido de 212 yardas contra los New Orleans Saints --marca personal-- y al momento fue apenas el 8° jugador de primer año en rebasar esa marca en un día.

Una de las mejores actuaciones que se han visto de un corredor novato abrieron la puerta a ocho temporadas superiores a las mil yardas en sus primeros nueve años como profesional. Evidentemente, fue elegido el Novato del Año y nombrado al equipo All-Pro.

La única campaña de sus primeras nueve en que no superó el millar de yardas fue su última en los Rams (ya en St. Louis), quienes decidieron canjearlo a los Pittsburgh Steelers y cambiaron la historia de un hombre, una franquicia, una ciudad y la NFL.

El Autobús llegó a Pittsburgh.

Tras un año de 637 yardas en 1995, Bettis se ganó el premio al Jugador Regreso del Año cuando le brindó a los Steelers su segunda mejor producción personal de temporada con 1,431 yardas terrestres, pero sólo sentó el terreno para el histórico 1997 que vivió con Pitt: 375 acarreos para 1,665 yardas en 15 juegos, con un promedio de 111.0 yardas por partido.

Si bien las estadísticas hablan por sí solas, y fueron la base del argumento para el Salón de la Fama, con 5'11" y 243 libras, la labor de Bettis fue volverse una máquina que sólo sabía ir hacia el frente. "Intacleable", si me permiten. No tan elusivo como Barry Sanders o Marshall Faulk, sino una combinación de poder y ajuste de velocidad que si no te dejaba boca arriba en el campo tras chocarlo de frente, te zafaba los tobillos de posición con un corte en campo abierto que no correspondía a un jugador de sus condiciones físicas.

En siete de los 10 años que pasó con Pittsburgh, Bettis encabezó un ataque terrestre que acabó entre los mejores 10 de la liga, y aunque en el 2004 tuvo su mejor aportación de puntos con 13 touchdowns terrestres, fue hasta el 2005, cuando quedó relegado a ser un corredor situacional de 33 años de edad, que el Autobús vio su recompensa al dominio de 13 temporadas: el Super Bowl.

En dicha campaña, los Steelers se vieron 7-5 con pocas posibilidades de repetir la carrera de playoffs que los llevó a la Final de la Conferencia Americana un año antes. En la Semana 14, Pittsburgh se jugaba la temporada contra los Chicago Bears y Bettis pareció rejuvenecido: 117 yardas y dos touchdowns en la victoria por 21-9, incluido un acarreo anotador que se llevó a Brian Urlacher de paso. La motivación fue tal que los Steelers ganaron todos sus juegos restantes y danzaron hasta el Super Bowl contra los Seattle Seahawks.

La historia de Bettis pudo ser distinta y me queda claro que le debe gran parte de su legado a Ben Roethlisberger, quien no sólo le dedicó el campeonato --obtenido en el último juego de la carrera de Bettis, en su ciudad natal de Detroit-- sino que en el Juego Divisional contra los Indianapolis Colts derribó a Nick Harper, quien buscaba regresar un balón suelto del corredor a touchdown en el último cuarto.

Con la victoria sobre Seattle, Bettis anunció su retiro en el Ford Field de Detroit, donde el corredor nació y surgió librando obstáculos de la calle.

Como parte de su ciclo de conferencias previo a la inducción a Canton, Bettis visitó un programa de HBO y reconoció que una de las formas que eligió para sobrevivir en su vecindario era vender drogas, "y fue una de esas situaciones en que te arrepientes pero, al momento, fue la única forma que realmente estaba disponible para nosotros".

Afortunadamente para Bettis, el camino se enderezó por la vía deportiva y no tardó en hacer sus propias carreteras sobre las que, durante más de una década, no tuvo obstáculo alguno.