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Raúl Allegre comenta lo más notable ocurrido en la Semana 4 de la NFL

BRISTOL -- Comienzo la nota de esta semana con la frase de Steve Young con la que terminé la anterior: "Septiembre es la nueva pretemporada de la NFL". Ciro Procuna, en su columna de esta semana, se refiere a lo que sucedió en las primeras semanas como algo impredecible. Con la excepción de algunos equipos, estoy de acuerdo con la irregularidad de los desempeños y la imprevisibilidad de los resultados. Esta inconsistencia no se debe a que exista paridad en la NFL. Concuerdo con Steve Young. Esto se debe a que los equipos pasaron en septiembre por un proceso de gestación.

Desafortunadamente a los que estamos en los medios, no nos piden, NOS EXIGEN, que demos pronósticos una semana antes del inicio de la temporada. Emitimos juicios basados en lo que pasa en la segunda y tercera semana de los juegos de exhibición. Voy a iniciar una revuelta en ESPN para que en el futuro nos den un período de gracia para cambiar nuestros pronósticos al final de la Semana 4. En mi caso, no veo todavía tan descabellado que Nueva Orleans llegue al Super Bowl. Los rivales de su división han mostrado un nivel muy bajo, y sus tres derrotas han sido fuera de casa. Tendrán
que mejorar mucho a la defensiva. Esta es un grupo que raramente fuerza despejes. Han permitido anotaciones en series ofensivas de ocho o más jugadas (touchdown o gol de campo), en 13 ocasiones. Su ineptitud mantuvo a Drew Brees fuera del terreno de juego una buena parte del tiempo contra Dallas. No tienen ninguna intercepción y sólo han recuperado un balón suelto. Tienen el nivel de talento para jugar mejor.

La situación parece ser más complicada para el que pensaba sería el representante de la AFC: Nueva Inglaterra. Si llegan al Super Bowl esta temporada, el trofeo Lombardi debería de cambiar de nombre inmediatamente a ser el trofeo Belichick.

Después de haber revisado el video tanto de los Jefes como de los Patriotas, el resultado del MNF no me sorprendió. En la quiniela di como ganador a Kansas City. Lo que sí fue sorprendente fue la ineptitud de Tom Brady. No es la primer vez que tiene un partido no digamos malo, pésimo. Tres ejemplos me vienen a la mente. El primero se dio el 6 de septiembre de 2003, año en que ganaron su segundo Super Bowl. Brady lanzó cuatro intercepciones y los Pats perdieron 0-31 contra Buffalo. Otro fue el 31 de octubre de 2004, también año en que ganaron el Super Bowl, cuando visitaron a Pittsburgh. Brady fue capturado cuatro veces, lanzó dos intercepciones y perdió un balón suelto. Perdieron 20-34. El tercero se dio en la postemporada de la temporada 2009, contra Baltimore. Brady sufrió tres intercepciones, tres capturas y perdió un balón suelto. Perdieron 14-33.

Hay una gran diferencia entre lo que sucedió entonces y lo que sucede ahora. Cada uno de esos juegos fue, como se dice comúnmente, "un garbanzo de a libra". Para los que no conocen este dicho, esos partidos fueron la excepción y no la regla. Este año, el mal desempeño de los Pats ha sido la norma. La diferencia es que en Kansas City enfrentaron a un equipo de buen nivel que va mejorando semana tras semana. Es posible que califiquen porque sus rivales de división son bastante flojos.

Muchos opinan que la pobre ofensiva de los Pats se debe a la carencia de buenos receptores este año. Tom Brady ganó tres Super Bowls con receptores como Troy Brown, David Patten, David Givens y Deion Branch. Ninguno de ellos va a llegar al Salón de la Fama. Lo que sí tuvo entonces, pero de lo que carece ahora, fue de líneas ofensivas sólidas con el mismo entrenador, Dante Scarnecchia. El nivel de talento en las trincheras hoy en día deja mucho que desear, y Scarnecchia pasa sus días disfrutando de sus hobbies, y no tratando de descifrar las complejidades de los esquemas de presión de los rivales de los Pats.

No creo que a Brady se le haya olvidado como jugar la posición de QB, pero a estas alturas de su carrera, con facultades físicas mermadas por el padre tiempo, necesita estar rodeado de un nivel de talento superior como el que tiene Peyton Manning en Denver.

Hablando de líneas ofensivas, se puede debatir que los Vaqueros de Dallas tengan la mejor en la NFL. Gracias a esta unidad, que ha podido establecer el juego por tierra y dominar en el tiempo de posesión, los Vaqueros tienen marca de 3-1. Hemos criticado a Jerry Jones como gerente general, pero los tres jugadores que seleccionó Dallas para la línea ofensiva están pagando dividendos. Tyron Smith está entre los cinco mejores tackles izquierdos en la NFL. No he visto un centro mejor que Travis Frederick. Recuerdo cuando lo consideraban jugador de segunda o tercera ronda y criticaron a Dallas por escogerlo con la primera. Zack Martin no está todavía al nivel de los primeros dos, pero está jugando bien como guardia. Dallas parece tener la ofensiva más completa y balanceada de la liga. En unos días más veremos su verdadero nivel cuando enfrenten a Seattle en la semana seis.

Siguiendo con el tema de las líneas ofensivas, la de Kansas City también fue reconstruida. Sólo el centro Rodney Hudson regresó a la misma posición en la que fue posiblemente la mejor línea ofensiva en la NFL en 2013. Los Jefes batallaron con su ataque en las primeras dos semanas, pero a diferencia de Nueva Inglaterra, han mejorado paulatinamente. Al igual que los Pats, son un equipo que carece de buenos receptores, y eso ha cambiado la selección de jugadas de Andy Reid. Con Filadelfia, Reid mandaba pases el 65% de las jugadas. En los dos últimos partidos contra Miami y los Nueva Inglaterra, la proporción de acarreos a pases es de 61/39. Ganaron ambos partidos. La falta de talento en la posición de receptor ha forzado a Reid a ser creativo en la manera de usar a sus alas cerradas. Seguido coloca a los tres ya sea como receptores o como bloqueadores al mismo tiempo. Esto ha creado duelos favorables, aprovechados con eficiencia por Smith. Al igual que lo que sucede en Dallas, la ofensiva está complementando y simplificando el trabajo de una defensiva con muchas bajas importantes, y que tuvo problemas al iniciar la temporada.

Para finalizar, el domingo por la tarde pregunté a los fans de San Francisco por Twitter si después de dos años pensaban que la decisión de Jim Harbaugh de quedarse con Colin Kaepernick había sido acertada. La respuesta fue dividida.

El desempeño de ambos QBs a partir de 2011, el año en que Harbaugh asumió el puesto de entrenador en jefe de los 49s y Kap llegó a la NFL, es prácticamente idéntico. Estas son las estadísticas relevantes:

Para mí, la estadística que define a un QB de primer nivel es series ofensivas ganadoras al final del partido. Alex Smith tiene siete, Colin Kapernick seis. No podrían estar más cerca estos jugadores.

La razón que dio Harbaugh era de que Kaepernick tenía más potencial. Los resultados del 2012, parecían darle la razón, pero a partir de entonces, Kap se ha estancado.

El nivel de talento actual que los rodea parece favorecer a Kap. Los receptores de Kansas City no intimidan a nadie. Dwayne Bowe, Donnie Avery y A.J. Jenkins están dos o tres niveles abajo del nivel en el que están Michael Crabtree, Anquan Boldin y Stevie Smith. Vernon Davis es mejor ala cerrada que cualquiera de los que tiene Kansas City, aunque Travis Kelce podría convertirse en el próximo Jimmy Graham. En corredores la ventaja la tienen los Jefes con Jamaal Charles y Knile Davis, aunque Frank Gore y Carlos Hyde no se quedan muy atrás. Ambas defensivas son comparables. La de SF permite menos yardas, la de KC menos puntos.

En 2012, yo hubiera optado por Alex Smith y pienso que Harbaugh erró en su decisión. Así lo dije entonces. Con los datos presentados, ¿fue buena o mala la decisión de Harbaugh de quedarse con Colin Kaepernick? Por lo pronto, ambos equipos se enfrentan el próximo domingo en San Francisco.