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La alegría es sólo de Argentina

Nalbandian, Zeballos y Schwank festejaron mucho AP

BUENOS AIRES -- ¿El mundo del revés? Y sí, puede ser. En un fin de semana a puro raquetazo, Argentina volvió a dar la cara por el tenis sudamericano y latinoamericano al acceder a las semifinales de la Copa Davis, tan codiciada y esquiva para los países de la región. La particularidad es que, aún con bajas, venció 3-2 de visitante a la poderosa Rusia, otra vez con un David Nalbandian heroico. En cambio, Chile no supo aprovechar las grandes ausencias de República Checa y perdió fácil en casa, por un lapidario 4-1.

Fue, entonces, cara y ceca para los líderes de América Latina en la elite del certamen por equipos más importante de este deporte, donde el año próximo ambos volverán a estar entre los 16 mejores. Sin Juan Martín del Potro, el N° 7 del mundo y campeón del US Open 2009, igual el conjunto albiceleste dio el gran golpe y se permite soñar despierto.

Tan magistral fue lo hecho por Argentina que se dio el lujo de meterse en semifinales por sexta vez en los nueve años últimos, desde 2002 (allí regresó al Grupo Mundial). Una marca que ningún otro país pudo lograr, ni aún España, que logró tres títulos en dicho período, ni Rusia, que se adjudicó sus dos ensaladeras de plata. Y vale la pena resaltar que en dos casos -2006 y 2008- los albicelestes arribaron inclusive hasta la final, ambas perdidas.

Otra perla de este triunfo en Moscú, sobre una cancha de cemento rápida y bajo techo, es que Argentina obtuvo su primer éxito en Rusia, tras las caídas en las semis de 2002 y la final de 2006. Así el equipo europeo sufrió su primera derrota de local en 15 años, desde que cayó 3-2 ante Estados Unidos, en la final de 1995. Llevaba 17 series ganadas en casa.

Así, Nalbandian y compañía concretaron una hazaña mayor a la conseguida en marzo pasado, en Suecia. Y los espera Francia, otra vez en Europa, del 17 a 19 de septiembre, ya que el anterior enfrentamiento fue en 1982, en Buenos Aires, cuando el equipo galo se impuso 3-2. No será sencillo, ya que el completo equipo francés aplastó de local por 5-0 a España, el bicampeón, que no dispuso de su estrella Rafael Nadal, actual líder del ránking.

EL ABANDERADO ARGENTINO
Más de una vez, Nalbandian les había avisado a los rusos que es uno de los tres mejores coperos de la década en el mundo. Aterrizó en Moscú con varias dudas, después de una operación de cadera sufrida el año pasado y dos desgarros en esta temporada. Es más: no jugaba un partido oficial en casi tres meses. Y sólo él puede llegar así y ganarles con autoridad, sin ceder un set, a Nikolay Davydenko (6°) y Mikhail Youzhny (14°).

Por algo era el indiscutido abanderado argentino, pese a que ahora figure en el puesto 153° de la ATP, donde se ubicó 3°. El campeón de la Copa Masters 2005 y finalista de Wimbledon 2002 llevó a su país a las finales de la Davis en 2006 y 2008 (entre ambas, ganó sus tres encuentros de singles). Y ahora se dio el enorme lujo de ampliar a 20-4 su récord individual en esta competencia, con un total de 31-9 incluyendo el dobles.

Así, es el segundo mejor argentino de todos los tiempos, detrás de Guillermo Vilas, y hasta superó en eficacia a José Luis Clerc, dueño de una foja global de 31-24 y en singles de 20-14. Quiso retornar en Wimbledon, pero su equipo de trabajo le dijo que se terminara de preparar bien para la Davis. Eso le quitó fogueo y por eso no tenía ritmo de competencia. Ah, y menos mal para los rusos que el propio David dijo que llegaba "7 puntos".

Modesto Vázquez, el capitán albiceleste, se maravilló por la repetida actuación de primera de Nalbandian, al que elogió por su inteligencia táctica, su lectura del juego, su personalidad y sus variantes. Por eso, espera más que nunca que regrese Del Potro, tras una operación de muñeca, para la visita a Francia. Igual es difícil, ya que será justo después del US Open. Y una segunda opción sería que retorne Juan Mónaco (28°), también lesionado, aunque no se mueve tan bien en las superficies veloces.

En Rusia, el comienzo ya fue muy positivo por la victoria de Nalbandian sobre Davydenko, un rival con mejores tareas en la Davis que Youzhny, aunque esta vez éste último rindió mejor. Ese triunfo ya alimentó esperanzas, pese a la posterior caída de Leonardo Mayer (58°) ante el segundo hombre local. El dobles fue fundamental, ya que Eduardo Schwank (52°), reciente semifinalista de Wimbledon en esa prueba, y Horacio Zeballos (43°) aportaron un punto históricamente negativo para los argentinos.

Sorprendió la inclusión de Davydenko en esa especialidad para acompañar a Igor Kunitsyn, ya que la salida de Teimuraz Gabashvili era previsible pero se suponía que, por antecedentes y fe, iba a jugar Youzhny. Aprovecharon los visitantes las dudas de Davydenko y, con esa ventaja parcial, Vázquez optó por incluir a Schwank, mejor adaptado con la devolución en un piso inestable y más confiado que Mayer, para el cuarto punto.

No pudo ante Davydenko, pese a darle batalla. Y, con otra igualdad en la serie, la frutilla del postre la puso Nalbandian, ese gigante de la Davis que comenzó con su arsenal de tiros, efectos y cambios de ritmo para ir desgastando y edificando una proeza estupenda ante Youzhny. Así fue como brilló y a la vez opacó a su rival, para enmudecer al público local.

Sólo David, con su talento y su determinación, con esa actitud para ir al frente podía lograr un éxito de esos que quedan grabados a fuego en la historia. Ahora el entrenador quiere tenerlo en óptimo estado ante Francia y piensa seguir apostando por la dupla Zeballos-Schwank, para no cansar a Nalbandian y evitar que llegue devaluado a la tercera jornada, como ya lo sufrió más de una vez. Por eso, sería ideal que reaparezca en buena forma Del Potro.

Ante los galos, la historia será aún más riesgosa, ya que tienen valiosas opciones para los singles, con Jo-Wilfried Tsonga (11°, ausente por lesión ante España), Gael Monfils (17°), Julien Benneteau (33°), Gilles Simon (34°) y Michael Llodra (35°). Estos últimos formaron el cuarteto en cuartos y tienen el plus de que Llodra es figura en dobles, esta vez acompañado por Benneteau. Además, pide pista Richard Gasquet (48°). Si Argentina gana, ya será local en la final, ante el ganador de la semi Serbia-República Checa.

LA DECEPCIÓN CHILENA
En la vereda de enfrente de Argentina quedó su archirrival, con el profundo dolor de haber sido superado, y con mucha facilidad, por un adversario disminuido y que llegaba como punto. Chile, sin su figurita difícil, el lesionado Fernando González (23° en el ránking y ex 5°), dejó escapar una oportunidad histórica para pasar a las semifinales en Coquimbo y sobre polvo de ladrillo.

Pensar que República Checa había arribado con las ausencias de los agresivos Tomas Berdych (8°), reciente finalista en Wimbledon, y Radek Stepanek (27°, ex top-10), también por problemas físicos. En Chile, la mayoría ya no sólo daba como favoritos a los locales sino que pensó que iba a ser una serie sencilla. Y sufrieron horrores porque, contrariamente, fue fácil pero para los visitantes.

El siempre aguerrido Nicolás Massú, ex top-ten y doble campeón olímpico en Atenas 2004, jugó aún por debajo del lugar 101° que ocupa en el mundo y sin hacer pesar su mayor experiencia en la Copa Davis. Falló tanto, se quejó de la cancha y las pelotas, que fue una simple presa de Ivo Minar (247°), citado a última hora ante la deserción de Berdych y tras un parate por una suspensión por dóping.

Esa derrota en tres sets dejó en estado de "shock" a los anfitriones y agrandó a los checos. Sólo así se puede entender cómo lució Paul Capdeville (186°) para perder, también rápido y sin ganar ningún set, ante Jan Hajek (94°). La ilusión de una remontada se frustró en el dobles, ya con un Massú muy golpeado anímicamente, al caer junto con Jorge Aguilar ante el gran especialista por parejas Lukas Dlouhy y Hajek (sustituyó a Frantisek Cermak).

Al final, y sólo para cumplir, se repartieron los singles de la serie ya resuelta. Tanto impactó la caída, que el capitán Hans Gildemeister puso en duda su continuidad y hubo polémica por una denunciada trasnochada de Aguilar previa al dobles, desmentida por todos los integrantes del conjunto chileno. Así, en contrapartida a lo que se presumía, quedó demostrado que el tenis, un deporte donde suele reinar la lógica, también sabe de pronósticos no cumplidos. Y esta vez fue por partida doble.