ESPNdeportes.com 14y

Salud, campeones

BUENOS AIRES -- La Liga Deportiva Universitaria de Quito no se tomó descanso e hilvanó su cuarto título continental seguido: le alcanzó con el empate sin goles de visitante para superar a Estudiantes en el global y quedarse con la Recopa Sudamericana.

No es poca cosa lo de la Liga, el primer equipo de Ecuador en llegar a lo más alto del continente. En los últimos dos años y medio, jugó cuatro finales y ganó las cuatro. Y lo hizo ante rivales de primer nivel, de dos países con mucha historia: tres veces ante brasileños y en esta última frente a argentinos.

La otra virtud de la Liga es haber sobrevivido a los cambios lógicos que se dan en un grupo humano en esos dos años y medio. Tuvo dos técnicos pero en tres períodos: primero fue Edgardo Bauzá, con quien ganó la Libertadores en 2008; luego llegó Jorge Fossati, para conquistar la Recopa y la Sudamericana en 2009; y Bauzá volvió para quedarse con esta Recopa.

A Bauzá hay que darle el mérito original de haberle dado una mentalidad ganadora a la Liga. La Liga era un equipo que, durante varios años, venía prometiendo pero se quedaba corto a la hora de concretar. Sacaba ventajas de local a partir de la altura, pero siempre le faltaba la estocada final en las instancias decisivas.

Al conquistar el primero de estos títulos, los jugadores se dieron cuenta de que podían competir de igual a igual contra equipos con más historia. Y esa mística se mantuvo con la llegada de Fossati, hubo una continuidad que permitió que los trofeos siguieran llegando.

Tanto con uno como con el otro, la Liga demostró ser un equipo equilibrado. No es casualidad, ya que ambos técnicos, como jugadores, fueron hombres de la última línea: Bauzá defensor y Fossati arquero.

Los dos armaron equipos que tratan de jugar y de imponer su sistema, pero que cuando no tienen la pelota, se reorganizan muy bien y rara vez quedan mal parados. Eso les permitió, también, definir tres de las cuatro finales que ganaron como visitantes y en terrenos bravos.

Y en cuanto al plantel, no tendrá las figuras de otros equipos del continente, pero claramente tiene calidad y, sobre todo, regularidad. Cuando sale uno y entra otro no se notan las diferencias.

Dos ejemplos puntuales, uno en cada extremo de la cancha. En el arco, el veterano José Cevallos volvió en lugar de Alexander Domínguez y respondió. Adelante, se fue Claudio Bieler y Hernán Barcos hizo que no se extrañaran sus goles.

En lo que hace a la final de la Recopa, todo se definió en el primer cuarto de hora del partido de ida. Las dos anotaciones de Barcos sentenciaron el partido y, a la larga, la serie, ya que si bien Estudiantes consiguió descontar, en la Recopa no importan los goles marcados de visitante.

Eso le dio a la Liga la tranquilidad de saber que, aun perdiendo por un gol en Argentina, tenía la posibilidad de seguir peleando por la Recopa. Y a Estudiantes, en cambio, le significó demasiada presión: tenía que anotar más de una vez para consagrarse y, a la larga, ni siquiera consiguió ese primer gol.

Así como los ecuatorianos tuvieron recambio con respecto al equipo que salió campeón de la Sudamericana en diciembre pasado, también fue el caso de Estudiantes: en la vuelta, había cinco jugadores distintos al equipo que conquistó la Libertadores de visitante ante Cruzeiro hace ya 14 meses.

Si bien la mayoría de las modificaciones estaban en la defensa, la que probablemente más sufrió fue la partida de Mauro Boselli. A Estudiantes le faltó presencia ofensiva, y no sólo en la vuelta: su gol en la ida lo anotó un defensor.

Entonces, tuvo posesión de la pelota y manejo de los tiempos, pero era un dominio estéril. Terminaba lateralizando el juego y no pudo dominar en el área rival, que es donde se ganan estos partidos.

En el segundo tiempo, a medida que la Liga se replegaba, Estudiantes amenazó un poco más. Incluso, Leandro González estuvo cerca con un tiro que pegó en el travesaño. Lo curioso fue que la semana pasada había convertido un gol similar desde la misma posición, para ganarle a Godoy Cruz en el minuto 93. Seguramente hoy el delantero preferiría haber cambiado un gol por otro...

En definitiva, la Liga fue un merecido campeón y sigue haciendo historia. Claro que la Recopa es una competencia extraña, que se juega a nueve meses de haber terminado la temporada. Es muy distinta a la Supercopa de Europa, donde se enfrentan dos campeones apenas tres meses después.

Esto tiene que ver con el negocio de hacer que los clubes grandes jueguen dos copas y no una, y así es la manera en que se arman los torneos en Sudamérica. Pero esa ya es otra historia y no le quita ningún mérito a un campeonísimo como la Liga.

Felicidades.

^ Al Inicio ^