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Árbol que nace torcido...

BRISTOL -- Aquellos que siguen esta columna saben que me gusta usar dichos en referencia a situaciones y sucesos de la NFL. La Semana 8 nos presentó varios casos en los cuales la personalidad de una persona se manifestó en actos o decisiones que impactaron el resultado de su equipo. A pesar de resultados negativos en el pasado, este tipo de personas no quieren cambiar su forma de ser.

El caso obligado para empezar este tema tiene que ser el despido de Randy Moss en Minnesota a sólo cuatro semanas de que efectuaron un canje por sus servicios cediendo a Nueva Inglaterra una selección de tercera vuelta. ¿La razón del despido? Randy Moss siendo Randy Moss.

Empiezan a salir detalles, por supuesto extraoficiales que dicen que Moss insultó a un proveedor de alimentos del equipo. Otro que empezaba a hablar mal de Brad Childress a sus compañeros. Que no le echaba ganas a los entrenamientos, etc., etc., etc. ¿Hay acaso algo nuevo con estas noticias? La directiva de Minnesota debió saber que cuando obtuvieron a Randy Moss también obtendrían su actitud, la cual no ha cambiado a través de los años. Si se comportó bien en Nueva Inglaterra fue cuando estuvo en un vestidor repleto de veteranos que lo metían en cintura. Cuando el equipo se deshizo de los veteranos y Randy pensó que podría regresar a sus andadas, Bill Bellichick lo mandó a volar inmediatamente.

Como dijera Ted Bruschi anoche en "SportsCenter", Randy Moss se dio cuenta de la diferencia entre organizaciones y provocó su salida de Minnesota con su actitud. No culpo a Brad Childress por tomar esta decisión, pero por lo que se escucha, no siguió el protocolo adecuado ni con Moss, ni con su gerente general y sobre todo ni con el dueño. Minnesota es un buque en picada y esta situación sólo va a empeorar las cosas. Lo positivo es que tienen dos partidos accesibles contra Arizona y en Chicago que están obligados a ganar.

Cuando llegó a los Jets el año pasado, rex Ryan, declaró que su equipo ganaría con un ataque terrestre demoledor y con una gran defensiva. Así jugaron la temporada 2009 y llegaron al campeonato de conferencia. Para el 2010, se armaron hasta los dientes con agentes libres de dudosa reputación, pero el equipo empezó bien ganando 5 de 6 partidos.

El problema que veo con los Jets es que se están alejando de su filosofía y que están actuando con arrogancia y falta de respeto a sus rivales.

En lo que respecta a la filosofía, las primeras cuatro semanas de la temporada eran un equipo corredor con un juego de pase efectivo pero conservador. En ese entonces su selección de jugadas consistía en acarreos en un 56 por ciento. Mark Sánchez tenían un índice de pasador de 105 con 8 TDs y cero intercepciones. En la semana cinco se incorporó al equipo Santonio Holmes. Las expectativas eran de que su llegada le daría una potencia adicional al juego de pase y que los números de Sánchez se irían a la estratósfera. Ha sucedido todo lo contrario.

Los Jets se olvidaron de su esencia y de su filosofía. A partir de entonces son un equipo que pasa el 55 por ciento de sus jugadas. ¿Qué ha pasado con Sánchez? Su índice cayó a 79 y ha lanzado sólo un TD con cuatro intercepciones.

En lo que respecta a arrogancia, el domingo ante Green Bay se la jugaron en cuarta y 18 desde su propia yarda veinte y se quedaron cortos una yarda. Green Bay anotó los que eventualmente serían los puntos suficientes para ganar.

El responsable de la derrota de los Jets fue Rex Ryan. Como mencioné en una ocasión, no tengo nada personal contra él. Me encantaría invitarlo a cenar algún día. Dirán que su forma de dirigir al equipo refleja su estilo y su personalidad, y que eso provoca la actitud de su equipo. Es posible, pero la realidad de las cosas es que su defensiva, sobre todo por pase, ha tenido problemas en tres de los últimos cuatro partidos debido a la actitud y decisiones de Ryan. Casi pierden contra Minnesota por la terquedad de cargar en tercera y largo para lograr una captura cuando sólo bastaba hacer despejar al rival.

El domingo, Aaron Rodgers no fue muy efectivo en gran parte debido a las corrientes de viento en el estadio que alcanzaban los 50 kilómetros por hora. Lo mismo pasó con Mark Sánchez, pero Green Bay no tiene juego por tierra y los Jets sí. En ese tipo de condiciones, porque no enfatizar más el ataque terrestre con LT y Shonn Greene? ¿Por qué jugársela innecesariamente en una jugada de pocas probabilidades?

Sostengo lo que dije al principio del año. Los Jets tienen el talento para ganar el Super Bowl, pero corren el peligro de no calificar a la postemporada si no juegan inteligentemente. El mensaje de Ryan es "podemos ganar tomando todo tipo de riesgos". El resultado de ese mensaje es un equipo que piensa que el talento es más importante que la disciplina y la dedicación. Si no lo creen, cuenten los pases que soltaron los receptores de los Jets por no tener disciplina y concentración al correr sus trayectorias, o los que entregaron por no tener la dedicación para pelear balones que los jugadores de Green Bay buscaban con más intensidad.

Finalmente tenemos el caso (una vez más) de Terrell Owens. Con tres hijos --una niña y un niño que ya pasaron de la niñez a la adolescencia, y una niña de once años-- no tuve más remedio que hacerme aficionado de los libros de Harry Potter. La verdad es que están muy interesantes. Ahí conocí de unos personajes que en inglés se llaman "dementors". Creo que tradujeron ese nombre al español como "dementores".

Los "dementores" son como unos fantasmas que vuelan y que acechan a gente buena y que cuando llegan a un lugar congelan sus alrededores, y si se acercan a una persona, le chupan el alma. ¿A qué viene esto al caso con la NFL? Ese parece ser el efecto de Terrell Owens en los equipos con los que juega.

Estuvo primero en San Francisco y vimos como una gran franquicia pasó de ser el equipo de la década de los '80s a ser un equipo que ha sido mediocre durante los últimos ocho años. Owens pasó a Filadelfia, un equipo que había ganado cuatro títulos de división al hilo. En su primer año llegaron al Super Bowl XXXIX. Como recordarán durante la semana previa al partido el enfoque de la prensa era si jugaría o no Owens. TO no jugó mal, pero durante el encuentro tuvo problemas con Donovan McNabb y prefirió ser el protagonista en lugar de ser jugador de equipo. Ustedes conocen el resto de la historia. Filadelfia, como organización, sobrevivió el efecto Owens, pero no ha sido el mismo equipo desde su salida.

Siguió después Dallas, un plantel que iba para arriba con un entrenador, Bill Parcells, que había acumulado gran talento y que se perfilaba para llegar pronto al Super Bowl. Parcells se hartó de Owens en sólo una temporada y renunció. El mismo Jerry Jones se percató del impacto negativo de Owens y lo despidió, pero para entonces el daño estaba ya hecho. Dallas se ha venido en picada desde entonces.

Buffalo pensó que Owens les daría potencia ofensiva. Como es su costumbre, TO tuvo buenas jugadas, pero siguió siendo el mismo de siempre. A diferencia de San Francisco, Filadelfia y Dallas, Buffalo no era buen equipo y Owens no ayudó.

Finalmente llegó a unos Bengalíes de Cincinnati los cuales tenían tres años de no ganar su división. En 2009, con un equipo que enfatizó el ataque terrestre, Cincinnati ganó la dura División Norte de la Conferencia Americana. Pensaron, al igual que Filadelfia, Jerry Jones y Buffalo, que Owens sería la última pieza del rompecabezas. El campeón defensor de la división comparte el sótano con Cleveland, equipo ante el cual ya perdieron.

Como los "dementores", Terrell Owens le chupó el alma a los Bengalíes de la misma manera que lo hizo con sus otros equipos.

Ciertos jugadores no cambian como el árbol que nace torcido. El que tiene la oportunidad de recapacitar es Rex Ryan, pero si sigue con su actitud arrogante y desafiante, no va a poder enderezar su rama y su equipo pagará por ello.