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Justo y necesario

BRISTOL -- Rodó la primera cabeza de la temporada entre los entrenadores. El despido de Wade Phillips se veía venir, aún cuando Jerry Jones se resistía a tomar la decisión. Como él mismo admitiera, estaba negado respecto al valor de Phillips como entrenador, en particular, como coordinador defensivo.

Este cambio como se dice en Misa, "era justo y necesario". No podía esperar más. Pero, ¿resuelve los problemas que tiene Dallas?

Al principio de la temporada pasada, en uno de los primeros programa de "NFL Semanal", tuve un debate con mis amigos y colegas Ciro Procuna y John Sutcliffe, ambos seguidores de Dallas de hueso colorado, acerca del nivel de Tony Romo como QB. Éste fue el programa que salió al aire antes de la tercera semana de la temporada 2009. Ciro y John criticaban fuertemente a Romo por las tres intercepciones que lanzó contra los Gigantes de Nueva York el 20 de septiembre. Yo salí a la defensa de Romo argumentando que su desempeño era sólo un síntoma de la causa del problema: su dueño y gerente general, Jones.

Mi argumento, el cual he sostenido a través de los años, es que al entrometerse en las actividades que le corresponden al entrenador, Jones le quitaba credibilidad a Phillips en el vestidor, y una vez que un entrenador pierde el vestidor, es cuestión de tiempo para que se derrumbe un equipo sin importar el nivel de talento. Sostuve que dada la superioridad en la calidad de sus jugadores, Dallas calificaría, pero no trascendería en la postemporada.

Este año mi postura fue la misma, pero debo admitir que nunca vi venir una debacle como la que sucedió esta temporada. De hecho, dado el nivel de talento del equipo, mi candidato a ganar la División Este.

Uno de los problemas más grandes de Phillips es que asumía que sus jugadores eran adultos serios, profesionales y responsables. La realidad en los vestidores de la NFL es otra. Sí existen jugadores que cuentan con esos atributos, pero la gran mayoría necesita de alguien que los meta en cintura y que les advierta que si no rinden a cierto nivel, otros tomarán su puesto. Phillips no era esa persona. Entre los jugadores de Dallas no encuentro un equivalente a Peyton Manning, Tom Brady, Drew Brees, Ray Lewis, por nombrar algunos, no sólo por su calidad como jugadores, sino por su influencia como líderes dentro del vestidor. Romo tiene calidad, pero no las dotes de liderazgo que caracterizaron a Roger Staubauch o Troy Aikman.

Para ser justos, Phillips llegó a este equipo en desventaja. Jason Garrett fue contratado como coordinador ofensivo antes que él. Cuando Miami despidió a Paul Pasqualoni, Jones le preguntó a Phillips si lo consideraba un buen entrenador y una buena persona. Cuando Phillips contestó que sí, Jones le dijo "que bueno porque es ahora parte de tu grupo de entrenadores". No me imagino a un director general de una empresa sin la facultad de contratar y despedir al personal que eventualmente lo hará responsable de los resultados. Resultados que finalmente determinarán su futuro.

Jones tardó en tomar la decisión. Después del partido contra Jacksonville era claro que el equipo, sobre todo la defensiva, responsabilidad de Phillips, estaban perdidos.

Garrett tendrá la oportunidad de ganarse el puesto permanentemente como lo han hecho otros que tomaron equipos a media temporada y los levantaron, como fue el caso de Mike Singletary y Tom Cable. Garrett era uno de los entrenadores más cotizados hace tres años. Después de la temporada 2007, Baltimore le ofreció el puesto que ahora tiene John Harbaugh, pero Garrett lo rechazó aceptando un contrato de 3 millones de dólares para quedarse como coordinador ofensivo en Dallas y ser el sucesor del siguiente entrenador. Ahora su valor ha venido mucho a menos, pero por lo menos tendrá la oportunidad de demostrar su valor.

En lo personal, si Garrett no pudo sacar adelante a una ofensiva que contaba con seis jugadores que han sido nominados al Pro Bowl dudo que pueda sacar adelante al equipo entero. Además, el problema fundamental de Dallas continuará mientras Jones continúe dirigiéndose a los jugadores dentro el vestidor y asumiendo el papel que le corresponde a su entrenador en jefe ante los medios y los aficionados.

Bill Cowher en mi opinión sería el candidato ideal para esta franquicia. Dallas tiene ya el personal defensivo para el sistema que usa Cowher. Ofensivamente tienen los jugadores para implementar un esquema similar al que tenía en Pittsburgh. El gran obstáculo sería la disponibilidad de Jones para dar un paso atrás y dejar que Cowher hiciera su trabajo, no sólo como entrenador sino como gerente general. No olviden que Cowher ganó una batalla sobre el poder dentro de la organización de Pittsburgh y forzó la salida de Tom Donahoe, el gerente general en Pittsburgh de 1991 a 1999. Cowher posiblemente aceptaría una situación similar a la que tuvo Bill Parcells, la cual llegó a su fin cuando Jones contrató a Terrell Owens.

Jones tendría que tragarse una píldora de humildad muy amarga para renunciar a ser gerente general y pasar a segundo plano. Si en verdad quiere a su equipo y le importan sus aficionados no le queda otra opción.

Pasando a otro equipo, Brad Childress debería de poner atención al dicho que dice: "Cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar". Jones tardó en tomar la decisión respecto a Phillips. Ziggy Wilf está tardando en tomar la decisión respecto a Childress.

Aquí influye la extensión de contrato de cuatro años que recibió Childress después de la temporada pasada, pero este equipo está mal. Lograron una victoria de último minuto ante un muy mediocre equipo de Arizona. Posiblemente Wilf espera que con el regreso de Sidney Rice la fortuna del equipo y sus posibilidades dentro de la división y la conferencia vuelvan a subir. Los dos próximos partidos en Chicago y contra Green Bay en casa serán cruciales.

Childress ya perdió el respeto del vestidor y es el momento de hacer un cambio. Wilf cuenta entre sus entrenadores con uno de los coordinadores más cotizados en la NFL: Leslie Frazier. ¿Por qué no darle la oportunidad de probar si tiene con qué para ser entrenador en jefe como sucederá en Dallas con Garrett?

De perder Minnesota uno de estos dos partidos, quedaría prácticamente eliminado y Wilf jalaría el gatillo.

Para mantener vivas las esperanzas de postemporada de los Vikingos el momento de hacer ese cambio es ahora. Si no, que le pregunten a Jerry.