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Tres generaciones

BRISTOL -- No, no me refiero al tequila. Tampoco lo estoy consumiendo. El tema de esta columna es acerca de tres QBs cuyas carreras están tomando un rumbo interesante, aunque no necesariamente todos para bien.

Me refiero a Colt McCoy, Michael Vick y Donovan McNabb. El primero inicia su carrera en la NFL y enseña gran promesa. El segundo, con gran talento natural pero con un pasado turbio parece entrar a su mejor momento. El tercero, después de brillar intensamente durante muchos años, tristemente está dando lástima. ¿Qué les depara el futuro?

Colt McCoy
Poco después del draft de este año, escribí una columna en la cual hablé de los prospectos del draft a los cuales vi jugar en persona. En esa columna comparé a Colt McCoy con Joe Montana. No muchas personas compartieron mi punto de vista, pero el desempeño de McCoy esta temporada nos recuerda el estilo de juego del gran Joe en el mismo sistema ofensivo.

Colt McCoy no pudo tener mejor comienzo. Ningún QB en la historia de la NFL había enfrentado en sus primeros tres partidos a tres entrenadores campeones del Super Bowl, Mike Tomlin, Sean Payton, Bill Belichick, como lo hizo McCoy. Ganó dos de tres partidos con un equipo que no es ningún trabuco. Aunque la ofensiva se basó en un ataque terrestre devastador con Peyton Hillis en esos partidos, McCoy lanzó pases precisos en situaciones críticas. El domingo pasada ante la feroz defensiva de los Jets, McCoy comandó una serie ofensiva que le dio el empate a su equipo en las postrimerías del partido. Un balón suelto de Chancey Stuckey cuando ya estaban en territorio de gol de campo le quitó a Cleveland la posibilidad de dar otra sorpresa ante un equipo de primer nivel.

Me tocó ver jugar todos los partidos de Colt McCoy en Texas. Siempre tuvo talento e inteligencia, pero las cosas se le acomodaron a la perfección. Debutó en 2006, y tomó las riendas prácticamente del equipo que ganó el campeonato nacional un año antes con Vince Young. Cuatro de los jugadores de la línea ofensiva que lo protegieron juegan ahora en la NFL. Su corredor era Jammal Charles, su ala cerrada Jermichael Finley y sus receptores Limas Sweed, Quan Cosby y Jordan Shipley. La defensiva era también de primer nivel con jugadores como Brian Orakpo, Roy Miller, Lamarr Houston, Aaron Ross y Michael Griffin. En ese año jugó bien, pero tuvo una lesión en el cuello que le costó los dos últimos partidos y la oportunidad de jugar por el campeonato nacional de la NCAA.

Cuando Texas renovó su línea ofensiva, el desempeño de McCoy vino mucho a menos en 2007, pero aprendió a jugar en situaciones difíciles. Al año siguiente, una gran jugada de Michael Crabtree dejó a Texas fuera del campeonato nacional, y en 2009, una lesión en el partido de campeonato contra Alabama le costó terminar el partido y fue el factor decisivo en la derrota que sufrió Texas esa noche.

A lo que voy con esta breve historia de su carrera, es que Colt tuvo a la vez suerte y adversidad en su desarrollo en el nivel universitario. Cuando empezaba, estaba rodeado de futuros jugadores de la NFL. Cuando estos se graduaron, tuvo que aprender a salir adelante recibiendo golpes por no tener buena protección. Ya más experimentado. Ganó 24 partidos en dos años, pero los dos que perdió fueron dolorosos, el tipo de reveses que forjan carácter y que motivan a una persona a prepararse.

La llegada a Cleveland en la tercera ronda fue lo mejor que le pudo haber pasado. Montana también fue una tercera selección. Ambos llegaron hasta cierto punto menospreciados y motivados. A los dos los escogieron equipos con un sistema ofensivo que aprovecha sus cualidades: precisión en sus pases y movilidad en la bolsa de protección. Al igual que Montana, McCoy tiene sangre fría y magia al final de los partidos. Una y otra vez lo vi remontar marcadores adversos en Texas y el domingo lo vimos funcionando como todo un veterano ante una gran defensiva en un momento de gran presión.

Tengan por seguro que va a tener partidos difíciles. Esto le pasó a Montana, a Brady, a Manning y a cualquier QB que ha jugado en la NFL. Pero al final de cuentas, los momentos de gloria serán mayores que los momentos de dificultad.

Michael Vick
No voy a profundizar en la historia que ya todos conocen, aquella en la que un jugador talentoso e inmaduro terminó en una penitenciaría federal por su crueldad con perros que entrenaba para pelear. Pero la historia es relevante porque Michael Vick tocó fondo. Dicen un dicho que no sabemos lo que tenemos hasta que lo vemos perdido. Cuando estaba en la cárcel, Vick no sabía si volvería a jugar en la NFL, una oportunidad que miles anhelan, pero que pocos realizan.

Después que lo firmó Filadelfia su regreso fue contrito. Su manera de proceder demuestra humildad y hambre de triunfo. Un hambre de triunfo que no existía cuando jugaba en Atlanta. La actitud es diferente. De acuerdo a reportes es el primero en llegar a las prácticas y se queda después de las mismas a revisar video. Sigue los consejos de sus entrenadores y tuvo la suerte de tener un mentor en un gran profesional como Donovan McNabb.

En la temporada pasada Vick no fue factor. Lo firmaron apenas en agosto y no tuvo tiempo de asimilar una ofensiva tan complicada como la de Andy Reid, pero su dedicación y su progreso como QB fue uno de los factores que influyó en la decisión de traspasar a McNabb a Washington. El talento natural siempre lo tuvo. Le faltaba recuperar la condición física, el ritmo de juego y aprender los detalles sutiles de la posición de QB. Por lo que vimos anoche, Vick ahora lo tiene todo.

Quiero dar unas palabras de mesura a aquellos que piensen que Michael Vick rendirá de la misma manera semana tras semana. Lo que hizo contra Washington el lunes por la noche no tiene precedentes. Tuvo que ver el esquema defensivo ilógico que presentó Washington, pero ningún QB en la historia de la NFL había lanzado para más de 300 yardas (Vick lanzó para 333, corrido para más de 50 (Vick tuvo 80) y ser responsable de 6 TDs en el mismo partido. No será tan fácil repetir o acercarse a esta actuación.

Michael Vick conjuga ahora su gran talento y velocidad para correr con el balón con su desarrollo como QB de primer nivel. Es ahora un QB que ve todo el terreno de juego y que entiende lo que hacen las defensivas. Es uno que sigue sus progresiones y que juega con aplomo. El producto de estos factores es un arma letal que les dará dolores de cabeza a muchos coordinadores defensivos.

Donovan McNabb
No entiendo cómo o por qué, Mike Shanahan y Washington le extendieron el contrato a Donovan McNabb por cinco años más al son de 78 millones de dólares garantizando 40. Este año hemos visto a un QB cansado, sin condición física, fuera de ritmo, impreciso y haciendo algo que nunca había hecho en su carrera: tomando malas decisiones y lanzando intercepciones. No por nada es el segundo QB con menor porcentaje de intercepciones a pases lanzados, pero este año ya lleva once.

Si Andy Reid mandó a McNabb a Washington era porque pensaba que no le perjudicaría a su equipo. Ahora da la apariencia de ser un genio. No sólo obtuvo una segunda selección para el 2010 y una tercera o cuarta para el 2011. Retrasó también por lo menos un año, posiblemente más, la restructuración de un duro rival de división.

Todas las razones que dio Mike Shanahan cuando lo mandó a la banca en Detroit son válidas: McNabb está fuera de condición. No conoce totalmente la ofensiva y en este momento no es la mejor opción al final de un partido en la ofensiva de dos minutos.

Tengo una teoría que podría explicar todo esto. McNabb todavía tiene algo que dar, pero fue tal el shock de su traspaso a Washington que descuidó su preparación física y mental antes de la temporada y los resultados de tal descuido están siendo evidentes. Mike Shanahan cree que después de un año en su esquema, con el aliciente de querer sacarse la espina, Donovan McNabb se va a aplicar tanto a prepararse físicamente como a estudiar el libro de jugadas y será un QB de primer nivel en su sistema.

No tengo ninguna otra manera de explicar esta extensión de contrato. Si ustedes la tienen, compártanla por favor.

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