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El tercero en discordia

BUENOS AIRES -- Más que nunca, es el tercero en discordia. Con un juego extraordinario, una presencia tremenda y una convicción que muchos le pedían que recuperara en las grandes citas, Novak Djokovic obtuvo su segundo título de Grand Slam, al ganar otra vez el Abierto de Australia, como lo había conseguido tres años antes. Así, el serbio fue el primer jugador en 18 años en obtener la Copa Davis y rápidamente el título en las canchas rápidas de Melbourne.

"Nole", el divertido imitador de sus colegas -incluyendo a varios de ambos sexos-, volvió a ser noticia en serio, ya que superó de manera impecable y sin ceder un set, a partir de los cuartos de final, a tres top-ten, como el checo Tomas Berdych, el suizo Roger Federer y el escocés Andy Murray, en ese orden. Y, a la hora de comparar con lo hecho por él mismo en 2008, esta vez se coronó contra rivales de mayor jerarquía.

En su anterior éxito en un 'Major', Djokovic también superó a Federer en semifinales y en sets corridos (ahora apenas perdió un game más). Y también lo hizo en condición de tercer cabeza de serie. La otra similitud es que apenas cedió un set en sus siete triunfos: aquella vez entregó el primero en la final contra el francés Jo-Wilfried Tsonga y ahora perdió el segundo en el cruce de la segunda rueda ante el croata Ivan Dodig (fue en un tie-break).

En su camino al título, en esta oportunidad Djokovic eliminó a su compatriota y amigo Viktor Troicki, uno de los 30 primeros del ránking, tras ganarle fácil el primer set y verse favorecido por un abandono por malestar físico. Justamente, Troicki venía de ser el héroe de la única conquista de Serbia de la Copa Davis hace menos de dos meses, en casa y contra Francia, al aportar el decisivo tercer punto en el quinto juego de la definición.

En esa final, la otra pieza clave fue Djokovic (¿quién otro?), al ganar sus dos singles. Por eso, con este triunfo en Melbourne se transformó en el primero en hacer el doblete de la Davis y Australia en 18 años. El anterior jugador en darse ese lujo fue Jim Courier, quien se impuso con el equipo de Estados Unidos como local frente a Suiza en 1992 y a comienzos de 1993 festejó en el primer Grand Slam del año, siendo el N° 1 del mundo.

La diferencia a favor de Djokovic es que Courier perdió su primer individual en esa final copera y luego aportó el definitorio tercer punto. Para encontrar al anterior varón que levantó la ensaladera de plata de forma invicta en la final y luego se adjudicó el Abierto de Australia, es decir, ganando los nueve partidos, fue Mats Wilander, hace ya 23 años. Igual, el sueco también obtuvo el dobles en la definición de 1987, de local, ante India.

A principios de 1988, Wilander, como tercer preclasificado, igual que Djokovic, celebró en Australia y sólo dejó cuatro sets en el camino (dos en semi y dos en la final). Por eso mismo, esta doble hazaña del serbio adquiere un valor mayor, por el simple hecho de que los tenistas que llegan a la final de la Copa Davis tienen menos tiempo de vacaciones y una pretemporada más corta.

Así, Djokovic, con 23 años, obtuvo el Melbourne su primer título de 2011 -no había jugado en los certámenes previos- y el 19° de su carrera profesional. En total, 15 los logró en canchas duras, de cemento, y sólo cuatro fueron en arcilla. Ahora el serbio suma entonces dos Grand Slam, cinco Masters 1000 (los torneos de la escala siguiente) y una Copa Masters, que obtuvo en 2008, en la temporada que había triunfado en Australia.

Esta victoria lo acercó muchísimo a Federer en el listado de la ATP, a punto de poder superarlo nuevamente y ser el N° 2 del ránking que lidera el español Rafael Nadal. Sin dudas que este éxito en el Abierto de Australia es muy merecido para Djokovic, ya que dejó en el camino a Federer, el récord de Grand Slam, con 16, quien además era el defensor de la corona, y volvió a dejar en claro que es el tercer hombre en la lucha por la gloria mundial.

Más de uno podrá decir que Djokovic se adjudicó su segundo 'Major' y nunca tuvo a los monstruos Federer o Nadal en la final, como pasó en 2008, pero fue él quien eliminó al mismísimo suizo. Ahora, de las 24 últimas finales de Grand Slam (desde Roland Garros 2005), Federer o Nadal (o bien ambos juntos) estuvieron presentes en 22. La otra definición sin ellos, además de esta, fue la de Australia 2008, cuando Djokovic venció a Tsonga.

Esto demuestra que Djokovic está al acecho, con la intención de poder romper en algún momento con la hegemonía de sus colegas. Porque inclusive la única otra final de uno de los cuatro grandes torneos, tomando en cuenta las 24 más recientes, que no fue ganada por Federer o Nadal se la llevó el argentino Juan Martín del Potro, cuando superó al suizo en la definición del US Open 2009. Esto no hace más que ratificar la importancia de la nueva proeza del serbio, dueño de un tenis completo y variado.

De los 16 últimos 'Majors' que disputó, desde Roland Garros de 2007, Djokovic alcanzó al menos los cuartos de final en 14 ocasiones y trepó por lo menos a las semifinales en 10. Es más: de las 6 veces que perdió en semi, 5 fueron ante Federer o Nadal. Ahora su marca en finales de Grand Slam es de 2-2, ya que perdió con Federer en el US Open 2007 y con Nadal en el mismo campeonato en 2010.

Tan imponente fue su raid final en esta edición 2011 del Abierto de Australia, que no sólo el helvético fue presa de su gran combinación de juego de altísimo vuelo y de una actitud ganadora y positiva a ultranza, que le negó a Murray poder gritar campeón por primera vez en un certamen de los grandes. Con su arribo a la final, el británico volvió a desplazar al sueco Robin Soderling del 4° puesto, pero ese no era su principal meta.

Antes, Murray había perdido ante Federer las definiciones del US Open 2008 y de Australia 2010. Y en ambos casos se había jactado de dejar en el camino a Nadal. Ahora volvió a ser presa de un adversario que se mostró muy superior, como el caso de Djokovic, y así Murray cayó otra vez sin ganar un solo set en una final de Grand Slam. La gran esperanza de los fanáticos británicos volvió a desplomarse, pese a que el talentoso diestro no se mostró tan desilusionado como se preveía.

Este triunfo categórico potenció aún más la condición de tercer hombre en discordia de Djokovic en la elite internacional. Se lo vio muy firme en todo sentido, como nunca, con una gran madurez. Sin dudas, la conquista de la mítica Copa Davis le dio mucha confianza y tranquilidad, no tradujo esa victoria en presión y eso resultó clave para él y letal para sus rivales. "Nole" volvió a brillar y quiere aumentar su cosecha de Grand Slam. Y tiene razones para seguir soñando despierto.

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