<
>

Nuestros recuerdos favoritos de Shaq

El retiro de Shaq dejará un gran vacío en la NBA, pero sus mejores momentos dentro y fuera de la cancha no serán olvidados.

Nuestro personal comparte aquí sus mejores recuerdos de "Big Aristotle", "Big Shamrock"... "Big Shaqtus"... o como sea que quieran llamarlo, después de 19 años repletos de citas:

Hábil con las palabras

Marc Stein, ESPN.com
La mejor línea que escuché en este triste, triste momento para la gente de los medios que ha estado viviendo de las citas de Shaq durante casi dos décadas vino de otro de mis jugadores favoritos que he tenido la suerte de cubrir: Dennis Scott.

D-Scott, claro, fue uno de los compañeros de carrera originales de Shaq en Orlando y es otro tipo bastante locuaz. Así que no fue una sorpresa que "3D" no nos decepcionara cuando lo agarré camino a una de sus obligaciones para NBA TV por las Finales de la NBA en busca de su mejor historia de Shaq antes de que se metiera en un ascensor.

"¿Una?", me gritó Scott.

Y tenía razón. ¿Una? Buena suerte.

Por la cantidad de numeritos de calibre Salón de la Fama que Shaq compiló a lo largo de los años, hubo igual cantidad de historias, bromas, citas, sobrenombres, enemistadas, caras y bailes que nos entretuvieron. Resumirlo todo es imposible.

Así que trataré de enfocarme en dos.

La gran lista de apodos

Shaq ha tenido una gran lista de sobrenombres a lo largo de los años. Esta es la lista completa, cortesía del departamento de estadísticas de ESPN.

  • Shaq

  • The Diesel

  • The Big Aristotle

  • Shaq Fu

  • Superman

  • The Big Daddy

  • The Big Cactus

  • The Big Shaqtus

  • Wilt Chamberneezy

  • The Big Baryshnikov

  • The Real Deal

  • The Big Leprechaun

  • Dr. Shaq (tras ganar un MBA)

  • The Big Shamrock

  • The Big Conductor (tras aparecer en Boston Pops)

1. Siendo lo más egoísta posible, nada supera la vez que la revista Maxim me pidió que hiciera un uno-a-uno con "The Diesel". No pudo haber dicho que sí más rápido... porque, como me dijo más tarde, supuso que yo vendría con una o dos modelos de Maxim.

En retrospectiva, no puedo negar que entrevistar a Shaq sin la necesidad de un botón de peep definitivamente mejora la experiencia. Y nunca olvidaré cómo insistió en que nos sentáramos en el bar de un hotel adonde todos podían vernos (e interrumpirnos), porque ninguna estrella en la historia de la NBA se sentía más cómoda en público.

Nadie odiaba esconderse en su habitación de hotel más que Shaq.

2. Escuché en marzo de una fuente impecable de Shaq que el final estaba cerca. Que iba a retirarse al final de la campaña más allá de cómo resultara su desafortunado regreso con los Celtics.

"Esto es todo", dijo mi fuente.

Así que volé a Houston un viernes por la noche a fines de marzo, con los Celtics de Shaq jugando de visitantes, para tratar de sacar la verdad directamente de la única fuente férrea en el tema.

La forma en que Shaq cojeaba hacia el autobús aquella noche de manera tan trabajosa mientras yo lo seguía por la dársena de carga del Toyota Center contaba su propia historia. Pero no obtuve nada cercano a una confirmación de que el retiro estaba cerca para el "Big 401(k)". El regalo de despedida de Shaq para esta plaga de los medios fue una última proclamación de rebeldía obstinada y bravuconería que nunca será borrada de mi grabadora.

Le pregunté: "¿Cuánto deseas la oportunidad de enfrentarte a hombres como Dwight Howard o Andrew Bynum en los playoffs?"

Shaq respondió: "¿Perdón? No me hagas una pregunta así".

Yo nuevamente: "Pero eso es lo que la gente quiere saber. Esos hombres están jugando muy bien y todos quieren saber si puedes competir con ellos uno-contra-uno".

La respuesta de Shaq: "En primer lugar, no se atreverían a enfrentarse conmigo uno-a-uno, aún a la tierna edad de 39. ¿Y sabes qué? Jugando contra esos equipos, no se tratará del duelo [de centros], así que no me preocupo por eso".

Ese es el Shaq que quiero recordar. Nadie hablaba mejor.

Aún cuando apenas podía caminar.


Uno a uno contra el 'Big Diesel'

J.A. Adande, ESPN.com
De todos los jugadores que he cubierto durante casi dos décadas en la industria, Shaquille O'Neal fue el único al que realmente cubrí. O, mejor dicho, que intenté cubrir en la cancha.

Archiva eso bajo la categoría de las "cosas que parecían una buena idea en su momento". El Sporting News me asignó una historia freelance sobre la vida en el poste bajo, y después de escuchar a tanta gente describir el desafío de marcar a Shaq en la pintura ("Es como intentar frenar un tren", dijo Hakeem Olajuwon), decidí intentarlo yo mismo.

Después de una práctica de los Lakers en el Forum, hicimos un par de jugadas, primero yo marcando a Shaq, después Shaq marcándome a mí, con el director de relaciones públicas de los Lakers, John Black, lanzando los pases de entrada. Después de unos pocos minutos de Shaq noqueándome de un lado a otro con el hombro, desplazándome con el trasero y golpeándome la espalda con el antebrazo, ya tenía mi historia -- pero también un fuerte dolor de cabeza, la espalda maltrecha y una camiseta empapada en sudor.

Empecé a sentir lástima por los jugadores de la NBA que tenían que marcarlo 35 minutos en una noche, pero también pude apreciar en primera persona porqué O'Neal es una de las fuerzas más imparables en la historia de la NBA. Es tan fuerte que en un momento agarré su bíceps cuando él estaba saltando -- más por instinto de supervivencia que un intento de evitar que anotara -- y simplemente me llevó con él mientras se abalanzaba hacia el aro. También era lo suficientemente rápido que cuando lo pasé con un dribble e intenté lanzar una bandeja en reversa, me alcanzó y bloqueó el tiro.

Pero Shaq me ha dado más buenos recuerdos que dolores. Recuerdo la vez que se desplomó sobre la mesa de los medios en un intento de salvar un balón suelto en Seattle, y mientras todo el público contenía el aliento y se preguntaba si estaba lastimado, yo miré debajo de la mesa y lo vi sonriendo como un niñito. Una vez estaba sobre la tabla de masajes en los apretados vestidores visitantes de Portland, y hacía movimientos de picado y efectos de sonido de película kung fu cuando Gary Payton intentaba pasar caminando a su lado, impulsando a "The Glove" a preguntarle, "¿Qué te pasa?".

La semana pasada, hablando antes de un partido de playoffs en Dallas, Jeff Van Gundy me castigó como representante de los medios por haberle dado pase libre a Shaq cuando faltó a prácticas dando excusas como: "Estaba en la autopista y volcó el camión de gallinas -- había plumas y huevos por toda la autopista. No pude rodearlo".

Van Gundy tenía razón. No fuimos duros con Shaq. Pero eso es porque él lo hacía fácil para nosotros, dándonos tanto material. Las historias sólo pueden ser tan buenas como sus personajes, y Shaq es una de las grandes personalidades del deporte moderno, un grandote que disfrutó de su enorme porte en la cancha en lugar de sentirse encarcelado por él.

Un par de años después de que Shaq dejara L.A., vi una noticia de que una autopista había sido cerrada en Houston porque un camión había chocado derramando 10 toneladas de pollos congelados en la carretera. Le envié un correo electrónico a Shaq con el link de la noticia, diciéndole que nunca volvería a dudar de sus historias.

"¿Ves?", contestó. "Te lo dije".


Viviendo la buena vida

Henry Abbott, TrueHoop
En el 2002, Rebecca Mead hizo un perfil de Shaquille O'Neal en The New Yorker. La historia deja a O'Neal colgado de un arnés en algún lugar de Orlando, en algo llamado Skycoaster. (Se ve así.) Lo hace durante dos horas seguidas, pero si la gente se le acerca pidiendo un autógrafo o lo que sea, en lugar de darles eso, los invita a subir con él al Skycoaster, que le encanta y lo hace todo el tiempo, porque se siente como volar.

La crítica a este hombre siempre será que no trabajó suficiente -- para mantenerse en forma, para ganar aún más títulos, para dominar el tiro libre. Estuvo lejos de alcanzar su máximo potencial. Pero su vida fue tal que aún sin todo ese trabajo extra, superó prácticamente a todos sus oponentes y detractores, y verdaderamente fue una fuerza imparable. No se esforzó demasiado en complacer a sus críticos, pero trabajó más que suficiente para ser legendario. Y encabezó la liga en sonrisas juguetonas, que no es nada.


Instantáneas de Shaq

Ric Bucher, ESPN The Magazine

Mi mejor recuerdo de Shaq no es un momento en particular, sino un montaje. Yo creo que esa es la única manera de hacerle justicia a este hombre, porque no tuvo una sola cosa o un solo momento espectacular.

Recuerdo estar hablando con él uno a uno cuando recién estaba en su segundo año con Orlando. Estaba siendo etiquetado simplemente como un grandote que clavaba volcadas, y se sentía muy honrado de estar hablando con alguien quien, en aquel entonces, lo veía como algo más que eso. Podía citar a Aristóteles, pero cuando fue a Grecia con el Team USA y le preguntaron sobre el Partenón, creyó que era un club nocturno.

Una vez estaba caminando por la calle en Orlando cuando se me erizaron los pelos de los brazos por la potencia de los parlantes de una monstruosa camioneta que andaba despacio por el bulevar. El logo de Superan en la parrilla y la cabeza calva sobre el volante detrás de los cristales polarizados revelaban claramente su identidad.

Recuerdo haberlo visto en una Harley, paseando por la calle en L.A., y el casco negro parecía una mera taza de té atada al extremo superior de su masiva cúpula.

He escuchado historias de que le compró un conjunto de trajes a medida al novato Mark Madsen para mejorar su guardarropa, y de las travesuras bastante degradantes que les hacía a los novatos.

Recuerdo la primera vez que anotó con la mano izquierda y cómo se la quedó mirando con incredulidad mientras volvía corriendo por la cancha, de lo que hemos visto ya miles de imitaciones. O la vez que en una conferencia de prensa habló a propósito con la boca llena de emparedado pegado en los dientes.

Recuerdo cómo hablaba con confianza sobre su genialidad como hombre de negocios por haber creado la ya extinta Dunk.net, compañía que les permitiría a sus clientes diseñar sus propios zapatos deportivos.

También recuerdo cómo, en su apogeo, los Lakers ejecutaban una jugada en la que él giraba sobre el carril, del bloque izquierdo al derecho, y después de un revés rápido del balón, los Lakers -- generalmente Robert Horry, según recuerdo -- se lo pasaba a él. Shaq, en movimiento y tan profundo en la pintura, ya era prácticamente imparable. Volvía a girar hacia la izquierda o seguía rodando por la derecha. El peor tiro que conseguía era de seis pies contra la tabla, y más a menudo simplemente clavaba una volcada.

Recuerdo haberlo escuchado diciéndoles a sus compañeros de los Lakers, cuando estaban abajo por un margen considerable en el Juego 5 de las Finales de la NBA contra Detroit, "Esto no ha terminado" y la incredulidad en sus rostros porque sabían lo contrario. Llamó a Phil Jackson tanto Benedict Arnold como su padre blanco.

Denme otros 15 minutos y pensaré en otras 15 instantáneas sobre la vida con Shaq en la NBA. No podías creer la mitad de las cosas que decía, pero siempre era una aventura descubrir adónde llevaría la conversación.


Prácticas de tiro

Brian Windhorst, ESPN.com

Nadie estaba a salvo de una broma con Shaq en la misma sala, y definitivamente nadie quería ser tomado por sorpresa. Durante su temporada en Cleveland, todos sus compañeros, entrenador, miembros del cuerpo técnico y escritores fueron el blanco en un momento u otro.

George Sibel, fisioterapeuta de los Cavs, se llevó la peor parte, y pasó a ser una rutina cómica para los dos el resto de la temporada. Sibel es más o menos un pie y medio más bajo que Shaq y tal vez 200 libras más liviano. Se hicieron bastante amigos durante la rehabilitación de Shaq de una lesión en el pulgar que lo dejó fuera durante dos meses al final de la campaña. Sibel entrenó con Shaq, y solía correr las escaleras del estadio con él y hacer otros ejercicios, mientras se recuperaba de la cirugía.

Shaq desarrolló una afición por taclear a Sibel en cualquier momento, sobre todo cuando no estaba mirando. En las prácticas, en los vestidores, en vestíbulos de hoteles, en reuniones al desayuno, Sibel siempre corría el riesgo de ser tomado desde atrás y derribado al suelo, o peor, colgado por los pies. Mientras Sibel, enormemente superado en tamaño, luchaba por liberarse del gigante, los jugadores caían al suelo de la risa.

Shaq sabía cómo ser serio, pero en casi todo el resto de los momentos, su prioridad era hacer reír a las personas. Como escribió su ex compañero LeBron James en Twitter tras el anuncio del retiro de Shaq: "Gran persona para tener cerca... ¡Comedia todo el tiempo!"


'The Big Sewer'

Chris Sheridan, ESPN.com

En 1996, cuando yo aún era un periodista deportivo muy verde, Shaq estaba viajando con el Team USA en un tour doméstico previo a los Juegos Olímpicos de Atlanta un par de días antes de abandonar el Orlando Magic para firmar con Los Angeles Lakers.

Estábamos en Phoenix preparándonos para un partido contra Australia con un pequeño grupo de reporteros entrevistando a O'Neal. Alguien le preguntó sobre su destreza en los tiros libres, o mejor dicho su falta de destreza, y él contestó: "¿Sabes quién me enseñó a lanzar tiros libres? Chris Sheridan". Fue mi primera señal de que Shaq era bastante hábil jugando con los medios, y nunca dejó de hacerlo.

En Miami hace dos años, después de haber sido criticado la noche anterior por Stan Van Gundy, entré en los vestidores visitantes e inmediatamente me acerqué a O'Neal, quien susurró, "Tengo algo para ti esta noche" antes de desaparecer en el cuarto de atrás. Esperó a que llegaran los reporteros de Miami, y luego empezó a hablar sobre cómo Van Gundy era "el maestro del pánico" y sería expuesto en los playoffs.

Te facilitaba el trabajo algunas noches, y siempre era divertido cuando Shaq se daba a sí mismo un nuevo sobrenombre, los que siempre empezaban con "The Big... ". Lo mejor fue cuando se llamó "The Big Sewer" [La Gran Alcantarilla] explicando que tenía "mucha m-----".


El peor 'Slash' que hayas visto

Michael Wallace, ESPN.com

La primera vez que estuve con Shaq fue en su temporada como novato en el Magic, cuando se metió, digamos, en un cierto establecimiento de artes de Orlando para competir en un concurso de baile. Había sacado recientemente su primer album de rap y acordó sentarse conmigo para hablar de sus habilidades dentro de la cancha y en el studio.

En aquel entonces, Shaq estaba más orgulloso de su juego de rap que de sus movimientos en el poste alto. "Antes de retirarme, seré el peor 'slash' que hayas visto", me dijo Shaq en aquel entonces, mencionando la celebridad versátil (actor-slash-atleta-slash-artista). Casi 14 años después, tuve la chance de cubrirlo en una jornada completa cuando estaba en Miami Heat. Ví a Shaq volcarla, rebotear, tapar y errar tiros libres un millón de veces a lo largo de los años. Pero quizás ninguna de mis mejores memorias estuvo en una cancha de básquetbol.

Hizo de la interacción con los medios y los miembros del personal del equipo algo memorable -bueno y malo- como ningún otro jugador lo logró. Hubo momentos en los que se sumó a la tribuna de Miami Heat y coreó: "Queremos a Zo", mientras se sentaba inmediatamente después al lado de Alonzo Mourning antes de que lo coloquen en el juego para conseguir un triunfo de lujo. Hubo momentos -muchos- en los que enloqueció a Pat Riley con eso de que "puedo encender la actitud cuando importe", algo que casi llevó a Shaq y Riley a explotar en una práctica. Hubo un momento en Portland, durante su última temporada en Miami, cuando dejó su protector genital en la mesa de control y le susurró a los periodistas: "No tengo calzoncillos puestos", en su voz de Eartha Kitt de "Boomerang".

Hubo un momento en el que apareció en el día de medios al comienzo del campo de entrenamiento del Heat anunciando que había estado toda la temporada baja entrenando con los peleadores de MMA y me intentaron poner en una "Shaqmission" (sumisión) probando cuándo había aprendido. Shaq tenía muchos costados para su persona. Buen Shaq. Mal Shaq. Shaq vengativo. Insignificante Shaq. Shaq orgulloso. Shaq dominante. Shaq vago. Shag divertidísimo. Pero sobre todas las anteriores, siempre fue un Shaq de entretenimiento.

Supo de su legado y del impacto que tenía en las personas dentro y fuera de la cancha. Ningún atleta/celebridad que yo haya visto en toda mi vida se mostró más comfortable en su propia piel que Shaquille O'Neal.


Una potencia

Dr. Jack Ramsay, ESPN Radio
El mejor partido que recuerdo de Shaq es el Juego 7 de las finales de la Conferencia Oeste contra Portland en el 2000, cuando los Lakers remontaron un gran déficit. En la recta final, estaban necesitando un gran tiro de campo, y desde el dribble Kobe Bryant lanzó el balón cerca del aro. Shaq se elevó y lo bajó con una sola mano. Fue el clímax del esfuerzo de los Lakers para remontar el partido y ganar la serie.

Shaq tal vez haya sido el jugador físico más dominante de la NBA. No fue un anotador tan habilidoso como Kareem Abdul-Jabbar. No fue un gran pasador como Bill Walton. Y no fue un gran defensor como Bill Russell. Pero en la tabla, era una potencia.